"¡Vengo siguiéndote desde Brasil!” Fue la frase que le salió a Marcela Demora (28 años) cuando hace unas semanas se encontró frente a frente con Shakira, la artista de la que es fan desde que tiene memoria. Fue en el aeropuerto de Punta del Este, a donde la colombiana vino a descansar unos pocos días de forma sorpresiva. Lo que siguió fue un abrazo de apenas unos segundos que la periodista de radio Sarandí y Canal 10 define como el broche de oro de un comienzo de año a pura gira detrás de la cantante.
No era la primera vez que Marcela tenía contacto con su ídola, pero sí la primera que podía concretar el objetivo de estar en distintos conciertos de una gira. Y nada menos que la gira que devolvió a Shakira a los escenarios de su Barranquilla natal luego de 20 años.
“Mis primeros recuerdos son de escucharla por la radio y enloquecerme. Iba corriendo y le preguntaba a mi abuela: ‘¿es la rubia?, ¿es la que baila?’ Quería chequear que estaba escuchando bien”, recuerda lo que ocurría cuando tenía apenas 5 años en Barros Blancos, ciudad de Canelones en la que se crió si bien nació en Montevideo.
Cuenta que se volvía loca con las revistas en las que aparecía Shakira y que en el colegio no soñaba con hacer las coreografías de Patito Feo o Casi Ángeles, como sus compañeras; lo suyo eran los bailes de la colombiana. También todas las tareas escolares giraban en torno a ella. “Las maestras hasta el día de hoy me cruzan y me dicen que no pueden creer cómo mantuve esta admiración”, acota.
El acceso a Internet, que cuando era niña no era tan sencillo, lo quería para saber dónde estaba Shakira y qué canción iba a lanzar o para descargar sus temas. Con el tiempo empezó a pedirle a sus padres que le compraran los discos.
Cuando Marcela ya tenía 14 años, la artista comenzó a frecuentar Punta del Este porque tenía casa en el balneario uruguayo. “Cada vez que venía, yo pedía que me llevaran. Yo vengo de una familia súper humilde, así que no era accesible ir a Punta del Este cada vez que yo hiciera un berrinche”, señala.
Entonces apareció el rumor de que la colombiana se iba a presentar en Uruguay. “Ahí no tuve otro objetivo que conseguir la plata para la entrada. Me acuerdo que la plata de la merienda, de las fotocopias… todo a lo que tenía acceso lo guardaba para eso. Mis padres fueron también un gran apoyo, pero como un premio a cumplir con mis responsabilidades. Si hacía mis tareas y traía buenas notas, me ayudaban”, comenta sobre un momento en que la familia estaba ahorrando para su cumpleaños de 15. Hubo fiesta, pero también se compró una entrada para el show del Conrad (hoy Enjoy) que pagaron miti-miti entre Marcela y sus padres.
Fue la primera vez que la vio cantar en vivo y la primera que hizo algo que mostró que su fanatismo era algo que se tomaba muy en serio. “En la última canción, me escapé y subí a la suite en la que se alojaba. Golpeé la puerta y me abrió la madre. Yo lloraba sin parar, súper emocionada, y la señora me consolaba. Esa vez no la vi”, relata.

No eran épocas de redes sociales, lo que existía era el sitio web de la artista, que a su vez funcionaba como blog en el que los seguidores le dejaban mensajes. Marcela, a la que siempre le gustó mucho escribir, dejó el suyo allá por el 2012, cuando Shakira estaba esperando su primer hijo. Fueron varias líneas en las que le manifestó su alegría por el embarazo y dijo que pediría tres deseos para la cantante cada noche: que su pareja la eligiera todos los días, que el niño naciera sano y creciera con amor, y que no se olvidara de sus seguidores.
Tamaña fue la sorpresa al día siguiente cuando le empezaron a llegar mensajes de que la colombiana le había respondido por Twitter: “A Marcela Demora en Uruguay… Tus palabras tan sensibles me han emocionado profundamente! Gracias Marcela! Shak”.
“Ahí comprobé que tiene un lado muy humano, muy sensible. Podría decir que fue el quiebre entre idolatrarla y confirmar lo que siempre intuí, que era real y que nos leía; que estaba cerca, aunque fuera lejos”, confiesa Marcela.

Pero lo que la comunicadora más quería era ver a la cantante en un concierto multitudinario, cosa que lograría recién en 2018 en Buenos Aires.
“Yo me recibí de periodista en 2016 y, si bien tuve muchas pasantías en radios, ese año mi único ingreso formal era de mi trabajo en un supermercado, donde cortaba fiambre. Por lo que para pagar esa entrada tuve que hacer mucho esfuerzo”, destaca quien hoy es productora de Arriba Gente (Canal 10); conductora de Informativo Sarandí de lunes a viernes, a las 18 horas, y los domingos a las 7 horas, además de Hora de Cierre (radio Sarandí), y community manager de una empresa.
Recuerda que en 2018 las entradas no se compraban vía web sino personalmente, por lo que ir al concierto de Vélez Sarsfield significaba hacer dos viajes. Uno fue meses antes, para comprar la entrada. Durmió en la puerta de la boletería, logró la mejor ubicación posible en el estadio y lo publicó en redes. Y entonces apareció la segunda gran sorpresa: Shakira le mandó un audio agradeciéndole. ¿Qué hizo Marcela? Movió contactos y logró que el día del show la dejaran verla. “Fueron tres minutos como mucho, quedé paralizada, pero ella me dio mucha calma”, rememora.
El siguiente objetivo que se fijó fue poder realizar una gira de la colombiana, que sabía no sería completa, pero la intención era ver varios shows en distintos países y que alguno fuera en Colombia, sobre todo en Barranquilla. Lo pudo concretar este año (ver recuadro) y se le iluminan los ojos cuando evoca cada momento.
Recuerdos muy directos
El tatuaje de Twitter. Marcela confiesa que no tiene una gran colección de objetos vinculados a Shakira. Los cuadros y discos están en la casa de su madre como reliquias. Para esta gira se mandó hacer una remera que menciona los shows a los que fue, siempre acompañada de la misma bandera uruguaya. En el brazo tiene un tatuaje con la frase que le escribió la artista en Twitter.

Abrazo en Uruguay. En Argentina escuchó el rumor de que Shakira podía venir a Punta del Este y lo confirmó cuando volvía en el ómnibus de Colonia a Montevideo. Con la idea de que no podía dejar pasar la oportunidad, al otro día se fue para el Este con su hermana y de noche se concretó el encuentro en el aeropuerto. Se dieron un abrazo y Shakira le prometió venir a cantar.

“Para mí fue un antes y un después de esta gira. Yo siento que no soy fanática de una megaestrella, la siento muy cercana y la sigo desde el lado humano. Como artista siempre tuve la duda de que era lo que más me gustaba de ella, si su talento como compositora, su parte de bailarina o su voz. Han pasado 20 años y sigo sin poder elegir una sola cosa; definitivamente es muy completa”, sentencia mientras espera concretar un sueño más: verla actuar a lo grande en Uruguay.

La gira en dos partes por asunción presidencial
Fueron seis los conciertos de la gira Las mujeres ya no lloran a los que fue Marcela desde febrero de este año: San Pablo, Lima, dos en Barranquilla y dos en Buenos Aires. En el medio estuvo Chile, pero como periodista tenía que cubrir el cambio de mando en Uruguay y no pudo ir.
De Perú le queda por ver un show que se postergó para noviembre porque Shakira se sintió mal por haber comido un ceviche en mal estado.
“Fue todo medio impensado y a lo loco”, dice Marcela sobre una aventura que emprendió sola por más que en cada lugar se encontraba con fans que había conocido a través de las redes.
Confiesa que le faltó cierto asesoramiento y eso la hizo pasar por algunos momentos de nerviosismo. Fue el caso de San Pablo, que Shakira salió a cantar dos horas después porque se largó un diluvio y Marcela tenía el vuelo a Perú pegado al show, con un señor cuidándole las valijas en el hotel. “Tuve que conseguir un taxi que me llevara a toda velocidad al aeropuerto y llegué cuando me estaban llamando por el altoparlante”, recuerda.
De esta gira lamenta no haber podido encontrarse en Colombia con una amiga que hizo en forma virtual, como habían quedado, debido a que lamentablemente falleció.

El destino más emotivo y simbólico
“De las siete fechas que yo tenía, Barranquilla era la más relevante para mí, con la que tenía más ilusión, y creo que ha sido la más especial para Shakira también”, asegura Marcela sobre los conciertos en la tierra natal de la colombiana.
No actuaba allí desde hacía 20 años y volvió justo cuando su padre estaba enfermo, internado en el CTI. Eso no le permitió estar con los fans ni disfrutar del Carnaval de Barranquilla, que esta vez se había organizado en torno a ella.
Marcela relata que fue un concierto muy cargado de emoción por eso y otras cosas. “El momento más emotivo para mí de toda la gira fue cuando se abrieron las puertas del Estadio Metropolitano para que entraran gratuitamente 400 niños de su fundación Pies Descalzos”, destaca. “Fue un show que se vibró muy diferente”, acota.
La uruguaya cuenta que en esa ciudad se vive una “Shakiramanía”, con restaurantes con menús que tienen la imagen de la artista y platos con nombres de sus canciones.
Incluso se estaba grabando un documental sobre ella en el que Marcela aparecerá como entrevistada.
“La gente fue muy buena anfitriona”, resume de su estadía en esa ciudad.
