Teatro de hemoficción: lo más oscuro de la condición humana a través del humor

El mexicano Lorenzo Mijares, actualmente radicado en Neptunia tras recorrer varios países de América y Europa, propaga una corriente cultural cruda y confrontativa.

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Lorenzo Mijares.

Lorenzo Mijares Fernández (60) decidió vivir hace muchos años sin ataduras, como un alma libre. Nació en México en el seno de una familia acomodada, pero decidió abandonarlo todo para recorrer el mundo con su arte y una mochila en la espalda. Este actor y director teatral se ha especializado en la corriente llamada hemoficción y actualmente vive en Neptunia.

“Me inicié en el mundo del teatro de muy jovencito, con una enorme inconsciencia y sin saber por qué razón necesitaba hacer esto. Busqué y busqué durante muchísimo tiempo un tipo de teatro que realmente me colmara internamente, que lograra satisfacer mis inquietudes más profundas. Necesitaba encontrar mi propia voz; hasta que finalmente llegué a la hemoficción”, relata Mijares a Domingo.

El teatro de hemoficción forma parte de una corriente estética inventada por Juan Trigos, un dramaturgo, crítico musical y literario nacido en México en 1941, que todavía se mantiene activo. Se refiere a la ficción sangrienta, por la familia, la herencia y la violencia, por lo que las obras de este género están cargadas de dramatismo e intensidad.

El teatro de hemoficción ha sido definido, palabras más, palabras menos, de esta manera: “Una especie de alarido de dolor de una humanidad ancestral que se produce de un modo estridente, expresionista. Termina siendo hilarante, porque tiene un sentido del humor muy propio de México. Un humor negro, sarcástico, que al ser muy exagerado, provoca la risa”.

“Verdaderamente es un teatro muy revolucionario, muy crudo, confrontativo y frontal”, dice Mijares. “Pero al mismo tiempo te hace reír, por tener una connotación lúdica que me ha permitido adentrarme en las oscuridades más tenebrosas de la condición humana a través del humor”, añade.

“Hace 25 años me crucé con la obra dramática de Juan Trigos, lo cual le dio un giro brutal a mi vida. Comencé a estudiar y trabajar su creación en 1999. En el año 2000 estrené en México una obra que se llama Déjame que te mate para ver si te extraño”, repasa el actor.

Esta obra la hizo durante cinco años ininterrumpidos, en 12 salas de su país, montando casi 200 funciones. En ese mismo período, estrenó Mamá es loca o esta poseída, que acumuló más de 100 presentaciones, y Carne y tripas de gusano. Luego vino Contra - Sujeto y Diana cazadora de cabezas. A partir de ese momento, su vida dio un giro de 180 grados.

“Fue brutal el impacto, porque sin ser demasiado consciente, tuve la sensación profunda de que tenía que decir eso. Mi segunda y tercera puesta en escena fueron también obras de Juan Trigos. Finalmente me di cuenta de que había encontrado mi propia voz en la dramaturgia de este hombre, que es un creador maravilloso, autor de más de 250 obras”, comenta.

Dejarlo todo

Mijares dice que en su juventud pensaba que su vida iba a funcionar “perfectamente bien” por pertenecer a una familia de clase acomodada, pero esto no fue así. El dinero no lograba colmar todas sus expectativas. Fue entonces que comenzó su largo derrotero, que lo ha llevado a presentarse en más de cien escenarios de México, España, Italia, Rumania, Croacia, Rusia, Ecuador, Colombia, Perú, Bolivia y Argentina.

“Mientras más me comprometí con este proyecto cultural y artístico, más me di cuenta de que tenía que caminar en una dirección desconocida. En 2003 hice teatro de hemoficción en Croacia y en Rusia y esas experiencias fueron increíbles, me di cuenta de que la obra de Juan Trigos impacta profundamente en todo el mundo, porque esas culturas son muy diferentes. Ahí fue que mi intuición me dijo que tenía que salir de México y llevar esto a otros lados. Me arriesgué y mi vida tuvo un giro brutal”, destaca.

Desde entonces se ha dedicado a llevar esta corriente artística ciudad por ciudad y pueblo por pueblo. “Pasé muchos años en España, viajé por Italia y llevamos el trabajo a Rumania. Siempre ha sido así, a cuentagotas, como teatro independiente y como dicen los uruguayos: ‘Remando en dulce de leche’. Pero con satisfacciones maravillosas. Ya he hecho cerca de 20 montajes de las obras de Juan Trigos y cada vez es más grande el regalo del público y el impacto que genera”, señala.

Según Mijares, el teatro de hemoficción “nos humaniza” y ayuda a transitar por las partes “más tenebrosas” de la condición humana a través del humor. “Una de las misiones más elevadas que tiene el arte es justamente la de humanizarnos. Y la visión elevada del artista nos ayuda a tomarnos de la mano y a conducirnos a la verdad”, asegura.

Además, es una corriente que puede abarcar otras expresiones culturales como, por ejemplo, la música. El hijo de Juan Trigos (que se llama igual que él) es un conocido compositor y director de orquesta formado en México y Europa. Hace 20 años presentó la versión orquestal de una ópera de hemoficción, titulada De cachetito raspado (algo así como bailar pegados, cachete con cachete), basada en la corriente artística que inventó su padre.

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Lorenzo Mijares.

Con una mochila a cuestas

El actor viene presentando desde el año pasado en Uruguay la obra Cabeza de perro con orejas de conejo, la cual estrenó en Barcelona en 2008 y ha llevado a varios países. Lo ha hecho en distintos teatros y en pequeños espacios culturales de Montevideo y el interior.

“Es un monólogo de un personaje femenino, por lo cual tuve que encarar el reto monumental de hacer una mujer sola en el escenario. Realmente está siendo una experiencia impresionante, ha sido increíble. Las últimas funciones fueron en el teatro Stella, en Montevideo, donde estamos en conversaciones para reprogramarla para el próximo mes de agosto”, indicó.

El anhelo de Mijares es formar una compañía estable de teatro en Uruguay. Pese a que ha recorrido muchos países en su vida peregrina, se siente cómodo en este pequeño rincón del mundo, al cual llegó poco antes de la pandemia.

“Siempre me he dejado llevar por la intuición; fue en una gira de dos años por América Latina que conocí al Uruguay. Primero llegué a Paysandú. Luego estuve llamando a todas las puertas que pude y pasé por Punta del Diablo, Cabo Polonio, Valizas, La Paloma. También estuve en Durazno, Las Piedras, Rosario, San Ramón, Santa Lucía y otros lugares”, anota. “Una intuición muy profunda me hizo hacer un alto en Uruguay. No sé exactamente qué fue”, reflexiona este actor que tiene dos hijos en México y que llegó solo al país. Y que ha pagado el precio del desarraigo, aunque este haya sido voluntario: su madre murió hace 15 años cuando residía en Barcelona y su padre, hace 9 cuando estaba en Argentina. No pude estar en sus funerales, producto de haber decidido vivir la vida “en el camino”.

“Me separé hace muchos años de la que era mi esposa en México. La última pareja que tuve fue una actriz argentina que estuvo conmigo mucho tiempo, con la que incluso vivimos en España”, concluye.

Giras por países lejanos y distinciones

Lorenzo Mijares es el pionero de las artes escénicas en la corriente cultural llamada hemoficción. Ha dirigido teatro y ópera en diversos festivales internacionales, entre ellos en la XXII Biennale de Música Contemporanea en Croacia. También en el Festival Internacional Cervantino y en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México.

Residió varios años en España, donde mostró su trabajo en distintas ciudades (Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Segovia, Málaga, entre otras), acumulando más de 650 puestas en escena en la Madre Patria.

También giró por Rusia, Croacia, Italia, Rumania y América Latina.

En España fue reconocido con premios internacionales como el Trofeo Eugène Ionesco. Además recibió en 2010 un premio a la excelencia en su rol de promotor cultural, otorgado por România TV en la Universidad Complutense de Madrid.

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