La telemedicina llegará más rápido por el coronavirus

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Telemedicina

SALUD

La pandemia no ha hecho sino acelerar la tendencia. Desde videollamadas a relojes inteligentes, atender a distancia será cada vez más común

La cuestión es no tener que ir nunca al hospital. O para decirlo de una manera menos exagerada y más precisa: que el contacto con el médico sea el último recurso. Que todo lo que antecede a esa visita quede en manos de la prevención primero y la tecnología después.

En tiempos de pandemia, cuando se teme que la saturación de consultas e internaciones por la COVID-19 impida atender otra cosa que no sea el propio virus, todo lo que pueda resolverse sin tener que ocupar valioso tiempo y recursos del sistema de salud es bienvenido.

Y ahí es que entra la tecnología. Desde relojes inteligentes al ya casi “viejo y querido” WhatsApp pueden ser útiles a la hora de atenderse por cuestiones de salud. Lo prioritario es que el o la paciente solo recurra al contacto directo con un médico cuando sea imprescindible. Y que de todo lo demás se encargue la telemedicina.

Daniel Bulla es actualmente director técnico del servicio Unidad Coronaria Móvil, una empresa que ha registrado un importante aumento de las consultas médicas por videollamada. “Esto hay que concebirlo como una herramienta más que permite la atención de ciertos pacientes”, dice Bulla, profesor grado cinco de medicina interna y también integrante de la Sociedad Latinoamericana de Telemedicina. Pero Bulla aclara que la videollamada no sustituye al contacto directo con un médico, sino que es un complemento. “Lo presencial no va a desaparecer. Es más, una consulta por videollamada puede motivar que el médico vaya a ver al paciente. Es optimizar los recursos para los que realmente lo necesitan”, afirma Bulla, que ya ha probado hacer consultas por videollamada y afirma que el balance es positivo.

¿Será parte de la historia esa consulta en la cual uno tenía que decir “33” mientras sentía el frío metálico del estetoscopio en la espalda? Tampoco, dice Bulla. “Cuando haya que auscultar al paciente por problemas respiratorios, se hará”.

El cirujano Julio Trotchansky, expresidente del Sindicato Médico del Uruguay, se remonta hasta el teléfono de línea para hablar de la telemedicina. “Telemedicina son muchas cosas. Desde una llamada telefónica con el médico de cabecera al intercambio de datos e imágenes en tiempo real entre colegas por WhatsApp. O el monitoreo del paciente y sus síntomas o patologías mediante dispositivos que envían los datos recolectados a la nube y eso genera una respuesta por parte del sistema”. Cuando Trotchansky entra en modo “futurista” habla incluso de operaciones quirúrgicas realizadas a distancia.

De acuerdo con su visión, la pandemia no ha hecho sino acelerar la tendencia de la telemedicina. “El proceso de adaptación se adelantó 10 años. La telemedicina supone un cambio cultural, tanto para el médico como para el paciente. Ambos estaban acostumbrados a estar frente a frente. Todo cambio lleva tiempo de procesar, pero los tiempos se aceleraron “, dice en relación a la pandemia.

También él dice que la tecnología no sustituirá a la consulta presencial. “Lo que nos muestra la situación actual es que mucho de lo que antes motivaba una ida al sanatorio puede solucionarse mediante este mecanismo, bajo dos premisas: una es que el paciente entendió que no debe saturar el sistema sanitario, pero también de que se han desarrollado en muchas instituciones una metodología de consultas a distancia respecto a patologías de baja urgencia que permite atenderlas”.

Conforme avancen las herramientas de diagnóstico y atención, se podrá incluso recetar medicamentos a distancia, mediante una “e-receta”. En cierta manera, continúa Trotschansky, el desarrollo tecnológico —una noción asociada al presente y a lo que se viene— permitirá una vuelta al pasado: “Nos va a permitir en muchos casos volver a una práctica que existía antes de la explosión de las unidades de atención prehospitalaria con personal paramédico: uno llamaba a su médico de cabecera y este podía acudir un día después a visitar al paciente”. A veces ocurría, relata el cirujano, que el tiempo entre consulta telefónica y visita resolvía ciertas patologías y evitaba que el paciente concurriera innecesariamente al hospital. Lo que cambió, claro, es que ese desarrollo tecnológico permite mayor precisión y rigor a la hora de evaluar, a distancia, una situación de salud.

La orientación médica mediante una videollamada, además, puede contribuir a tranquilizar al paciente. Bulla dice que “a menudo, hay un bombardeo de información y una consulta a distancia puede ayudar al paciente a saber si tiene que ir ya al hospital o puede esperar hasta mañana o pasado”.

Consulta telemedicina
Foto: Shutterstock.

También entre médicos es útil. Según Trotschansky, se está avanzando en sistemas de diagnósticos de imágenes ecográficas en el domicilio mismo del paciente. Esas imágenes pueden compartirse por WhatsApp entre colegas, para que los médicos con mayor experiencia, conocimiento o con acceso a una base de datos, puedan asistir al médico in situ. “Estamos en un plan piloto que se enlenteció por la situación provocada por la COVID-19, pero la idea es que médicos que se encuentran en distintas ubicaciones puedan interactuar en tiempo real intercambiando imágenes ecográficas —no ecografías, que eso lo hace un radiólogo— por WhatsApp”, cuenta el exdirigente sindical.

Se abre, entonces, todo un nuevo mundo de posibilidades de asistencia médica remota, no exento de interrogantes. Para los expertos consultados en esta nota, será importante estudiar y deliberar cuestiones como dónde y en qué condiciones se alojarán los datos que los pacientes (o sus dispositivos) envíen al sistema de salud, por ejemplo.

Pero el camino hacia la atención médica a distancia parece irreversible y Trotschansky dice que hasta las empresas más grandes del mundo —como Google y Apple— están investigando en cuestiones de telemedicina desde hace tiempo. Tal vez los sanatorios del futuro sean solo para operaciones e internaciones. Todo lo demás será hecho a distancia.

Relojes inteligentes para prevenir

En la Universidad Lineé, ubicada al sur de Suecia, se está llevando a cabo un proyecto de investigación que involucra a varios países europeos y a Corea del Sur para evitar -hasta donde sea posible- que los adultos mayores tengan que ir al hospital. La idea es diseñar un sistema de monitoreo y respuesta (en el caso que sea necesario) mediante relojes inteligentes que puedan usar los adultos mayores. Según explicó uno de los investigadores —el analista de sistemas chileno Jaime Campos— desde esa universidad, se está conformando una base de datos a la que los relojes inteligentes de los pacientes envíen constantemente información. Cuando el sistema detecte algo fuera de lo común en comparación con los datos de cada uno de los pacientes, el personal de salud podrá intervenir desplegando la respuesta adecuada: consejos para, por ejemplo, cambiar la dieta, hacer más ejercicio, dormir más o, en última instancia, acudir al sanatorio para una consulta presencial con un profesional. El proyecto también incluye respuestas inmediatas, por si -por ejemplo- el paciente sufre una caída y necesita una ambulancia.

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