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El avance tecnológico impone nuevas normas en el mercado laboral y genera nuevos desafíos, tanto a empresas como a trabajadores. Pensar en el largo plazo, dice experto, es la clave.
Que la tecnología no es buena ni mala en sí misma, ya lo sabemos. Que depende de qué hagamos con ella, también. Y que nos pisa los talones a cada paso, es una obviedad. El avance tecnológico ya nos alcanzó a todos y a todas y es visible en las actividades y rutina de todos los días. En este panorama, el panorama laboral, el mercado, las compañías, las empresas, los trabajadores y emprendedores, hace ya mucho tiempo que vienen mutando e intentando adaptarse a los cambios tecnológicos. Los desafíos de las empresas son diferentes a los de hace diez años y por lo tanto también cambiaron las capacidades, conocimientos y aptitudes que se les exige a los trabajadores.
De esta forma, “el avance tecnológico, junto con la reducción en el costo de acceso a nuevas formas de producción, genera un potencial desplazamiento de una parte de la fuerza de trabajo tradicional a través de máquinas administradas desde sistemas computacionales, al tiempo que podría sembrar el camino para la creación de nuevos tipos de empleos”, sostiene el estudio Cambio tecnológico y el mercado de trabajo en Argentina y Uruguay. Un análisis desde el enfoque de tareas, realizado por el Banco Mundial que se presentó en 2017.
Actualmente ninguna empresa, compañía o emprendimiento, puede dar la espalda a esta situación. “Básicamente todas las empresas que han sido exitosas en el pasado se encuentran frente al mismo dilema. Ese éxito, o las ganancias, que tuvieron es algo que quieren proteger y la mayoría ve al cambio tecnológico como una amenaza. Antes ocurría lento, había tiempo para adaptarse, la velocidad de cambio era sana y normal, ahora el cambio es mucho más acelerado y las empresas no llegan a reaccionar. Entonces se ven en un dilema: la misma empresa que podría reinventarse y tiene las ideas para reinventarse, no lo hace por miedo a perder el status quo. Por ende, no se reinventa y es otro el que genera la disrupción. Terminan perdiendo ese status quo”, explica Leo Piccioli, especialista argentino en liderazgo e innovación, que llegará a Uruguay para participar de Recruiters IT, un evento dedicado a temas de reclutamiento y que en esta ocasión hará foco en el desafío la captación y fidelización de los talentos digitales.
Así como las empresas se ven afectadas o atravesadas por el cambio y el avance tecnológico, también lo están las personas que trabajan en ellas y las que aspiran a hacerlo. Es que el avance tecnológico no solo está cambiando las estructuras y las formas, sino también lo que se busca, se pretende o espera de sus empleados.
“Creo que la capacidad que más se debería exigir en las empresas es una combinación entre curiosidad y humildad, pero las empresas todavía no terminaron de darse cuenta que se necesita una capacidad muy fuerte de aprender”, sostiene Piccioli. “Imaginate que contratamos a un programador que sabe usar determinado programa, pero en dos años hay que utilizar uno nuevo. ¿Qué hago con ese programador? Lo único que me sirve es si él es capaz de aprender, de dejar atrás lo que aprendió y querer aprender algo nuevo. Creo que el desafío más grande para los trabajadores es querer seguir aprendiendo siempre, y el desafío más grande para las empresas es priorizar la capacidad de aprendizaje por encima del conocimiento”, agrega.
En esta línea, el estudio del Banco Mundial mencionado muestra que en los últimos 20 años, las tareas relacionadas con la creatividad o el diseño en alguna de sus formas son las que más han ganado peso en ambos países, mientras que las tareas manuales han corrido la suerte contraria, sobre todo entre los trabajadores más jóvenes, protagonistas de esta transformación. “Ello permite sugerir que, en promedio para todo el mercado, las ocupaciones se encuentran cambiando y con eso el tipo de habilidades requeridas al conjunto de trabajadores”, dice el estudio.
Millennials a largo plazo
Son justamente los trabajadores más jóvenes de las empresas, es decir, los que pertenecen a la generación millennial (aquellos que nacieron entre 1982 y 2000), a los que, de acuerdo a Piccioli, “las empresas no deberían dejar escapar”: “Hoy los millennials son los elementos a retener, de alguna manera, son los que entienden lo que los no-millennials no entendemos. Pero también son los que se van al Sudeste asiático por seis meses de un día para el otro”, dice el especialista. “Creo que son los que saben lo que hay que hacer, pero no tienen el poder para hacerlo. Pienso que tenemos que poder confiar más en ellos, darles la estructura, el camino, la fuerza y la planificación que tenemos quienes somos más grandes que ellos, pero dejarlos hacer, dejarlos volar y crecer”. Eso sí, advierte Piccioli, es necesario hacerles una advertencia: “Un día les va a pasar también a ellos, un día los millennials van a ser los jefes con poder que no quieren cambiar y va a aparecer una generación nueva que va a querer empujarlos. En ese momento van a tener que ser humildes y hacer lo mismo con los demás, esa es una oportunidad fantástica para que el mundo mejore”.
Sin embargo, para Piccioli, hay una clave tanto para empresas o personas que están pensando en un emprendimiento, sean o no millennials: pensar cada decisión en el largo plazo. “Más que nada en estos tiempos donde todo nos lleva a pensar en el cortísimo plazo, creo que la forma de diferenciarnos como empresas y emprendedores o individuos trabajando, es mirar más allá”, dice.
“Hace un tiempo me llamó un técnico reparador de impresoras y me preguntó qué podía hacer para seguir mejorando y mantenerse al día. La respuesta fue, como es para todos: pensá a tu empresa o a tu negocios de aquí a 5 años, y estudiá y prepará tu negocio para eso. No trabajes corriendo de atrás, trabajá liderando. Lo mismo para los empleados y para un emprendedor: pensá al mundo en dos o cinco años y crealo, no esperes a que venga. Eso nos diferencia, sobre todo en nuestros países que a veces nos cuesta tanto pensar en el largo plazo, con todos los impulsos que tenemos de pensar en el corto plazo con el celular”, agrega.
Y pensar en el largo plazo, concluye, implica tener en cuenta que no se puede emprender sin contemplar al avance tecnológico: “Todo lo que pueda ser automático va a ser automático. Por lo tanto, deberíamos, cuando emprendemos, empezar con esa noción, sabiendo que si algo es manual en este momento, va a terminar siendo automático. Además el emprendimiento tiene que ser coherente con la forma de ser de cada uno”.
Recruters It, el 4 de abril
Recruiters Forum es un evento creado por ADPUGH (Asociación de Profesionales Uruguayos en Gestión Humana) y PRO Universitarios (y apoyo de El País) que tiene como objetivo brindar herramientas para el desarrollo de la ‘Marca Empleadora’ y ‘Reclutamiento Estratégico’. Eso a través de conferencias internacionales, talleres prácticos y “casos de éxito de Uruguay y la región”, según su lema. El evento de este año (su tercera edición), se llevará a cabo el jueves 4 de abril en la Torre de las Telecomunicaciones de Antel.
El argentino Leo Piccioli es especialista en liderazgo e innovación, conferencista y autor del libro Soy Solo - Historias honestas de liderazgo para ser feliz en el siglo XXI y más allá.
En su página web, Piccioli dice sobre su libro que este no es “de liderazgo, no es un libro de un experto, ni de autoayuda. Este no es un libro para emprender, pero te puedo ayudar a hacerlo y a no hacerlo, este no es un libro para hacer carrera, pero te puedo ayudar a encontrar tu camino”. Su objetivo, declara, es ayudar a otros líderes a mejorar.