MIGUEL BARDESIO
Roberto Nantes murió devorado en 24 horas por una infección generalizada en el Hospital Maciel. Su caso era para CTI, pero no entraba; tampoco en un tomógrafo, ni siquiera una placa pudieron hacerle y los médicos nunca supieron dónde había comenzado la enfermedad o cómo iba avanzando. La única posibilidad, entonces, fue dejarlo morir, acostado en dos camas porque no cabía en una. Y falleció la madrugada del 4 de febrero de 2004 cuando tenía 44 años y pesaba 250 kilos.
Ni el Maciel, ni ninguna otra institución de salud, pública o privada, cuenta con tomógrafo y menos un resonador magnético donde quepa un hiperobeso, la manifestación extrema del vacío social al que van entrando las personas con sobrepeso a medida que suman más kilos.
Talles de ropa chicos para ellos, asientos de ómnibus y aviones, pasillos y ascensores, sillas de ruedas y camillas, puertas que se van achicando de la vida en comunidad porque los únicos mobiliarios que se han agrandado en los últimos años son los sillones individuales y las camas, para estar cómodo (y solo) en casa. El resto del trabajo de "aislamiento" lo hacen las bromas desde la escuela, gestos y miradas en la calle o el acceso restringido al mercado laboral.
Cristina Becerra, de la organización Asociación de Lucha contra la Obesidad (Alco), lo dice así: "Cuando nos sentimos discriminados, los gordos nos escondemos y seguimos comiendo sin parar". Sin parar hasta que lo único que les causa placer es también su veneno: la comida.
"Yo lo dije en el hospital: ¿cómo no está previsto esto? ¿No hay gordos en Uruguay?", se preguntó la viuda de Roberto Nantes, Estela Novas, que también tiene problemas con el peso y ahora está bajando, pero llegó a marcar 120 kilos en la balanza.
El 54% de los uruguayos tiene sobrepeso o es obeso, según el estudio ENSO II, de 2006. El 1,2% padece la versión más grave de la enfermedad, conocida como obesidad mórbida: son 3.000 personas cuya vida se reduce por lo general a la postración en una cama y encima con un sistema de salud que no puede estudiarlos completamente.
La situación es mundial, según el endocrinólogo especialista en obesidad, Raúl Pisabarro. "Los hiperobesos están fuera de todos los parámetros. En el sistema no están disponibles aparatos para poder estudiarlos. Son dispositivos que costarían carísimo para la cantidad reducida de pacientes que llegan a ese extremo", dijo el especialista, responsable además de la ENSO (Encuesta nacional de sobrepeso y obesidad) I y II, que evidenciaron un incremento de 3% de la obesidad en Uruguay entre 1998 y 2006.
El índice de masa corporal es el valor matemático para ponerle escalas a la gordura. Hay que dividir el peso por la altura al cuadrado. Si el resultado da entre 20 y 25, la persona es normal; entre 25 y 30, sobrepeso, de 30 a 35, obesidad leve, 35 a 40, obesidad, y más de 40, obesidad mórbida. Llegar hasta ahí no es sólo cuestión de arrasar con la comida, se debe tener la predisposición genética, alteraciones metabólicas, años de malos hábitos nutricionales y una personalidad que va hacia el autoabandono.
Entonces, los intentos de los países, y también de Uruguay, apuntan a la prevención de la obesidad, sobre todo difundiendo guías de alimentación o con planes nutricionales para niños (ver nota aparte). "Por ejemplo, solamente eliminando las grasas trans del país, se evitaría el 20% de los infartos", dijo Pisabarro.
DOBLE PRESIÓN. El exceso de grasa es la enfermedad que mayores problemas de salud ocasiona: males cardiovasculares, diabetes, hipertensión, algunos cánceres deben su aparición, en buena medida, al sobrepeso.
Es una condición crónica, pero se puede controlar, lo que representa una ventaja, pero justamente al ser recuperable, el obeso siente la presión social y le genera culpa. "Yo defiendo a los gordos, porque soy una gorda. Hay discriminación, pero también tengo que decirle al gordo que es responsable de su recuperación y que se puede", aseguró Becerra, que ha llegado a pesar 93 kilos con una altura de 1,56 y ahora bajó 40.
Condena del entorno y de sí mismo hacen que en obesidad se hable de "autodiscriminación".
Gabriela se paró en la balanza y la aguja trepó a los 135 kilos. Fue hace 11 años, cuando tuvo la "suerte" de viajar con un grupo de amigos a México. Pero no lo disfrutó. "Desde las horas en el avión, en un asiento en que no cabía hasta llegar a las pirámides y mirar desde abajo porque no me animaba a subir. Ahí me di cuenta de que era una ciudadana de segunda", contó la mujer, de 49 años.
A su regreso, entró a un grupo de Alco y llegó a bajar 60 kilos. Por primera vez en su vida fue a un baile y movió el esqueleto con 40 y pocos años. "Antes, con ganas o sin ellas, era imposible que fuera a un lugar de esos. Sin darnos cuenta, los gordos nos vamos retirando de la vida social", añadió.
Por eso los obesos son en general silenciosos, no dan muestras de protesta cuando las oportunidades sociales se les van cerrando. En el fondo, lo sienten como una culpa de ellos mismos.
Los riesgos de recaída, en cualquier tratamiento que inicien, es altísimo. El cirujano Alberto Elbaum, cuya clínica incluye grupos de adelgazamiento sin cirugía, aseguró que a nivel mundial se estima que el 70% de las personas con obesidad que empiezan a adelgazar recaerá seguro. Y a volver a empezar.
"Para un flaco es imposible de entender. Ven al gordo y dicen: `pero por qué come tanto este hombre, mirá cómo está quedando`. Es una adicción a la comida, con la que además tenemos que lidiar toda la vida. No podemos dejar de comer, como un alcohólico o fumador tampoco puede abandonar su propio vicio", explicó Cristina Becerra.
Los tratamientos en grupo son, hasta ahora, una de las mejores opciones para controlar la obesidad porque ofrecen la contención. Dietas individuales van, por lo general, al fracaso.
Otras posibilidad es la cirugía bariátrica, el achicamiento del estómago como se le aplicó al ex futbolista Diego Maradona. En Uruguay, el año pasado Salud Pública realizó la primera de estas intervenciones en una obesa mórbida de Salto. Entonces, el Ministerio de Salud Pública consideró la posibilidad de hacer extensivo este tratamiento a todos los obesos mórbidos, alternativa que se sigue evaluando.
Para el sobrepeso u obesidad a secas, el cirujano Elbaum desaconsejó el camino quirúrgico. "Eso no ataca el centro del problema, que es el factor psicológico y de los hábitos de alimentación". En Uruguay y hasta hace unos 10 años, llegó a aplicarse un sistema de atado de los dientes con una red para evitar el exceso de comidas.
Para la psicóloga especialista en obesidad, Helena Cantonnet, el énfasis de las estrategias contra la obesidad ha estado en el aspecto nutricional y médico, relegando el factor psicológico, que podría estar en la raíz de muchos casos. De hecho, hay pocos psicólogos especializados en el problema.
Encima, el sobrepeso se está volviendo un mal epidémico en varios países del mundo. En Uruguay y según un estudio de 2000, el 10% de los niños tiene obesidad. Tal condición desde temprana edad multiplica los riesgos posteriores.
ABANDONO. En vida, Roberto Nantes era pescador con base en el Puerto del Buceo. Pero en los últimos años, prefería no salir de la casa, por vergüenza a que lo vieran. Su esposa compraba el pescado a otros pescadores y lo vendía.
Alicia Bleda, de 25 años, vive uno de los peores momentos de su vida. Con 85 kilos, embarazada de siete meses y una altura de 1,62, fue rechazada para un puesto de obrera en la Intendencia de Montevideo, pese a que salió sorteada con el número 1 de la convocatoria.
Cuando fue a preguntar por qué, le dieron un informe médico que desaconsejaba su contratación por "apariencia francamente obesa" y porque padecería un problema de columna, lo que no podría determinarse pues su embarazo impide que le realicen una placa, contó, y agregó que con los abogados de Adeom presentó un recurso para que se revocara la decisión.
"Que me digan que soy una gran obesa, nunca me había pasado. Me siento discriminada. Yo soy gorda, siempre me llevé bien con eso, pero ahora todo esto me derrumbó", dijo Alicia, que se siente por primera vez encerrada. "Casi no salgo, siento que me miran todo el tiempo". (ver nota aparte)
Según un estudio de Pisabarro, la obesidad multiplica por 4,8 el riesgo de padecer una depresión; una combinación fatal porque ese trastorno psicológico aumenta por lo general el apetito. "Es un círculo vicioso", añadió.
Hace 10 años, Estela Novas convenció a Roberto Nantes de ir a una clínica homeopática, a ver si por ese lado mejoraba. Fueron, pero él no quiso bajarse de la camioneta. A la vuelta, el marido empezó a increparle: "Es tu culpa que esté así. Cocinás tan rico y yo no puedo parar de comer". La discusión siguió hasta que acordaron que la mujer sólo haría ensalada, sopa y cosas sanas. Pero en el camino, apareció un puesto de torta fritas, Roberto clavó los frenos y ordenó a su esposa: "Andá a comprarme".
Respuestas del experto
-¿Qué es la obesidad?
-Es una enfermedad crónica genética metabólica. En la persona hay una tendencia innata a engordar que no es posible curar, pero sí asumir. En la obesidad juega el aspecto sociocultural y estético, donde se despliegan los ideales de belleza de una sociedad. ¿Qué busca una persona con sobrepeso cuando quiere adelgazar? ¿Aspira a alcanzar una figura marcada por un ideal cultural? ¿No sería adecuado, entonces, encarar un proceso de asunción del problema, trabajar esos ideales y procesar cuál es el cuerpo posible y deseado?
-¿Cómo puede controlarse?
-Cuando un obeso decide bajar de peso, será necesario que transite por: a) la aceptación de la cronicidad del problema, b) conocerlo, aprender a manejarlo cambiando la actitud frente a los impulsos que lo llevan a comer excesivamente, c) reflexión sobre las fantasías conectadas con comer. Los pasos se dan siempre que el paciente esté sostenido por un equipo interdisciplinario que lo contenga en el proceso. Es difícil porque el obeso esquiva la posibilidad de análisis de sí mismo.
-¿Es una adicción?
-El comportamiento adictivo es una solución frente a la intolerancia afectiva. Frente a la tristeza, malhumor, rabia se puede recurrir a la comida como escape de esa experiencia emocional.
-¿Por qué no hay muchos psicólogos especializados en el tema?
-La herencia genética juega un papel importante, pero más aún los factores ambientales, permitiendo o no la expresión de los genes. Es necesaria, entonces, la reflexión psicológica de su incidencia en la enfermedad. Hasta no hace mucho, la obesidad ha sido tratada principalmente desde lo médico y nutricional, dándose poco lugar a lo psicológico.
Apreciaciones de Helena Cantonnet, psicóloga de la Asociación Psicoanalítica del Uruguay. Dicta un seminario sobre obesidad, anorexia y bulimia.
Las cifras
80% De los uruguayos no practica ejercicio físico. En niños, baja a 37%. El sedentarismo es uno de los factores de la obesidad
60% De las personas tiene problemas genéticos para controlar exceso de grasa; especie más preparada para escasez que abundancia
75% De las personas obesas padecen hipertensión. Otras complicaciones son diabetes, problemas coronarios, apnea del sueño y cáncer
Proponen nueva ley de talles para todos
El mes pasado, el diputado Carlos Enciso presentó un proyecto de ley que obligaría a las tiendas de ropa a contar con todos los talles de acuerdo a las medidas anatómicas de los uruguayos.
Otro proyecto similar, presentado en 2000 por el legislador Pablo Mieres, no tuvo andamiaje en el Parlamento.
"Nosotros estamos obligados a usar ropa que no nos gusta", dijo Gabriela, que ahora ha bajado 60 kilos, pero llegó a pesar 135 kilos.
La poca variedad de talles en las tiendas tiene también otro efecto, en especial en las adolescentes. Aún con peso normal, no encuentran ropa a su medida. La delgadez extrema continúa siendo el ideal de belleza femenina en la moda de la vestimenta.
De hecho, la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (Aluba) es una de las organizaciones que pide con mayor énfasis la reglamentación de los talles, como ya ocurrió en Buenos Aires.
Dime lo que comes hoy y te diré cuánto pesarás mañana
Prevenir es curar. Para evitar que un niño con sobrepeso engorde al punto de alcanzar la obesidad mórbida hay que poner el ojo a los alimentos que se lleva a la boca. Para ello el Ministerio de Salud Pública elaboró una guía alimentaria que incluye recomendaciones para el público adolescente.
En el caso de la mujeres, sugieren consumir 5 porciones diarias de cereales, leguminosas, frutas y verduras. Las cantidades por porción son: 4 cucharadas de arroz crudo, 1 pancito chico, 1 bizcocho, 1/2 papa, 1 zanahoria o 3 unidades de mandarinas o ciruelas.
En el rubro grasas se indican 2 porciones diarias. Eso es igual a 1 cucharadita de manteca y 1 de mayonesa. De azúcares recomiendan ingerir 4 porciones diarias de 3 cucharaditas de azúcar y una cucharada de mermelada.
En el rubro carnes, huevos y derivados sugieren 2 porciones diarias. Cada porción incluye 1/2 presa de pollo, 1 feta de 2 mm de fiambre, un huevo y un bife de carne de vaca.
Los varones adolescentes deben consumir 7 porciones diarias de cereales, 6 de verduras y frutas, 5 de azúcares, 3 de aceites, grasas y chocolates, y 3 de carnes, huevos y derivados. El tamaño de la porción es igual que para las chicas.
Rechazada en la IMM por obesidad
Facundo nacerá en dos meses y tal vez herede los ojos azules de su madre, el pelo rubio, su piel blanquísima, rasgos de Alicia Bleda que harían de su bebé un niño socialmente perfecto, como para salir en la televisión. La madre, sin embargo, no está para eso y por lo visto ni para un puesto de obrera en la Intendencia de Montevideo porque le falta un componente, o mejor dicho, le sobra: es gorda, pesa 85 kilos con una altura de 1,62 y espera a su segundo hijo sola, en el encierro de su casa y con la expectativa de que la IMM la tome después de que un informe médico la rechazara por "apariencia francamente obesa".
Alicia había salido sorteada con el número 1 para ocupar la primera vacante de 300 puestos de obrero, convocatoria municipal sonada el año pasado. Hizo las pruebas psicológica y médica en noviembre y en enero escuchó en la televisión que se estaban llenando las vacantes. ¿Por qué no la llamaban? La respuesta la encontró en el edificio municipal de la boca de un funcionario: "Fuiste rechazada por gran obesa", le dijo. Y ella protestó hasta que se formó un nuevo tribunal médico que desaconsejaba su contratación porque además de obesa, tenía antecedentes familiares de obesidad y podía desarrollar problemas de columna.
Antes, a fines de noviembre, Alicia renunció a su trabajo de operaria en la empresa Conatel, donde ganaba 4.500 pesos. Estaba segura de su ingreso al municipio. Después, su marido la dejó por peleas constantes, la angustia de ella por el trabajo negado generaron más problemas. Alicia tiene otro niño de cinco años.
La abogada de Adeom, María de la Fuente, tomó la defensa del caso, y ha presentado un recurso en la Intendencia para que se revea la decisión de rechazarla. La apelación asegura que Bleda fue "discriminada" porque padece una "obesidad leve" según su índice de masa corporal que es de 34,1 y con un embarazo de siete meses. Desmiente que la aspirante tenga antecedentes familiares de obesidad pues el obeso de su familia es el padrastro, funcionario municipal. Sobre la afección de columna, indica que el embarazo de Bleda impide hacerle una placa para diagnosticarlo.
La IMM no dio respuesta al recurso y ella sigue esperando.