SALUD MENTAL
Las vivencias traumáticas pueden camuflarse en la memorina de las personas y generar problemas tanto físicos como emocionales. El libro La presencia invisible propone la terapia EMDR.
Manuel, Andrea, Graciela, Sandra, Susana y Ana tienen algo en común: son nombres ficticios que esconden detrás historias reales y difíciles. Un accidente de tránsito que condujo a una muerte, abuso sexual infantil, la falta de afecto constante en la niñez, un padre violento, la pérdida de un hijo.
Manuel, Andrea, Graciela, Sandra, Susana y Ana son personas reales que en su vida se vieron expuestas a situaciones que fueron un antes y un después en sus historias, aún cuando creyeron haber sobrevivido, haber salido adelante, en algún momento el trauma se transformó o en ira o en dolor físico o en llanto o en depresión o en peleas aparentemente injustificadas o en infinitas anécdotas difíciles más.
La conexión puede pasar inadvertida, pero el efecto de un trauma puede perdurar y manifestarse a lo largo de los años; puede, además, alterar la calidad de vida a través del insomnio, problemas con los vínculos, sensación de agotamiento constante, dificultades para manifestar las emociones, un dolor físico crónico y al que no se le encuentra una explicación y un largo etcétera tan variado como personas y personalidades y contextos.
Atacar, descubrir, trabajar al trauma puede convertirse en una fórmula valiosa y lógica para sanar o, al menos, mejorar.
Con este propósito, psicólogas y psiquiatras, terapeutas EMDR que integran el Centro de Psicotraumatología publicaron el libro La presencia invisible. El trauma en nuestras vidas (Fin de Siglo, 2020) en el que recorren los distintos modos en que un evento traumatogénico (capaz de generar trauma) puede afectar a una persona, tanto situaciones que a primera vista ya denotan su gravedad, catástrofes por ejemplo, como en otras que muchas veces pasan por “normales” al camuflarse en el diario vivir.
EditorialFin de siglo
La psicotraumatología es, dentro de todo, un enfoque terapéutico bastante reciente para Uruguay. En este sentido, el libro La presencia invisible. El trauma en nuestra vida (Fin de Siglo, 2020) es una vía para difundir una disciplina que ha demostrado ser bastante eficaz en el tratamiento a situaciones traumáticas. Fue escrito por psicólogas y psiquiatras que integran el Centro de Psicotraumatología de Montevideo, fundado en 2016. Para quienes quieran buscar más información sobre esto, pueden recurrir a las especialistas a través del sitio web del centro o del correo mvdpsicotraumatologia@gmail.com.
“Entendemos que es una mirada que engloba desde un lugar muy importante un abordaje que resulta al día de hoy más efectivo para abordar situaciones traumáticas”, sostiene Ivonne Spinelli.
La tapa del libro, explica, fue cuidadosamente elegida, con énfasis en el significado del cuadro La desintegración de la persistencia de la memoria de Salvador Dalí. “Desintegrar la memoria ante una situación traumática, cuando se congela en el sistema nervioso, es lo que hacemos con nuestra práctica clínica todo el tiempo. Entonces nos pareció que estaba muy buena como metáfora”.
En Revista Domingo conversamos con la licenciada Ivonne Spinelli, coordinadora de la publicación y directora delCentro de Psicotraumatología, sobre la importancia no solo de tratar el trauma, sino de buscar un modo de prevenir el efecto que puede tener en las personas.
También sobre la infancia, una etapa que puede convertirse en una fuente de trastornos que afecten el normal desarrollo y el desempeño en la vida adulta.
La lectura como un primer paso
Para sanar (o vivir mejor) primero hay que buscar ayuda. Para buscar ayuda, hay que reconocer que algo no anda bien.
“Lo que pasa es que las personas pueden no tener acceso consciente a la situación. Cuando consultan es por lo que les está pasando en el presente, por los síntomas. Generalmente es difícil, no es lo habitual, que te consulten por algo pasado”, explica Spinelli. “Supongamos a una persona adulta que en su infancia sufrió abuso sexual. Es difícil que llegue y te diga ‘quiero tratar este abuso sexual que me pasó a los 5 años’. La persona puede tener memoria total o parcial de este evento. Pero cuando consulta te dice: ‘Sabés qué, yo tengo una dificultad muy importante para relacionarme con otros, fundamentalmente a nivel de pareja; tengo una relación, pero al momento de tener un encuentro íntimo me inhibo, me contraigo, me pongo nerviosa, me siento mal cuando la persona me toca'”.
El libro, en parte, tiene como propósito que un lector común (los otros destinatarios son los especialistas) pueda, al leerlo, reconocerse en determinadas situaciones y entender que tal vez sea momento de ir por ayuda.
“Es un libro de difusión científica. Nosotros lo que queremos es hacer llegar al público esta mirada, porque te ayuda a darte cuenta, saber, dirigirte a un tratamiento validado empíricamente. Hay muy pocas terapias que tengan evidencia empírica. El abordaje que nosotros utilizamos dentro de la mirada de la psicotraumatología (terapia EMDR) es altamente efectivo”.
Hay quienes pueden enfrentarse al trauma sin que termine por desencadenarse en otra sintomatología. “Si una persona puede hablar de lo que le ocurrió con alguien de su confianza y sentirse entendida y apoyada, es menos probable que desarrolle sintomatología o algún trastorno como resultado de la experiencia vivida”, escribe la psicóloga y terapeuta Silvana Plottier en el libro, como uno de los factores que puede marcar diferencia en la consolidación del trauma.
Situaciones traumáticas en niños
En el libro, las terapeutas hablan sobre prevención como una de las herramientas desde la psicotraumatología. ¿Esto significa que se puede prevenir un trauma? Spinelli aclara que la prevención primaria, la de educar, informar, capacitar para eliminar los factores que desembocan en alteraciones antes de que se produzcan es una utopía que depende de políticas de salud pública.
Pero que sí se puede trabajar en reconocer temprano las señales.
“Es esperanzador, porque hay reparación. Por ejemplo, a nivel educativo nosotros hicimos un proyecto piloto que se llamó Escuelas Sensibles al Trauma, que justamente trataba de cambiar la mirada de cómo en la institución educativa se ve a un niño que presenta problemas, dificultades de conducta o en el aprendizaje. Cambiar la mirada de qué hay de malo en ese niño para preguntarnos qué le ha pasado y cómo podemos intervenir. A través de esta mirada la escuela puede volverse un ambiente generador de resiliencia”.
También, a nivel terapéutico, se puede identificar una situación y, si es necesario, intervienen los profesionales con un tratamiento específico para eliminar o reducir o reparar el impacto que tuvo el hecho sobre una persona.
En cuanto al enfoque que realizan las terapeutas sobre la niñez, Spinelli sostiene que es muy importante, porque muchos de los eventos traumáticos ocurren en esa etapa. “Se dan desde situaciones cotidianas, que pueden ser un rechazo o una humillación que sintió el niño, hasta el otro extremo con situaciones crónicas de maltrato, de abuso sexual, de negligencia. Los niños son seres en desarrollo, seres en formación, que necesitan, para su crecimiento adecuado y saludable, contar con un estilo de apego seguro. Esto significa que van a tener un vínculo con madre, padre o cuidador/a en el que pueda confiar en ese adulto, que ese adulto lo va a acompañar, que va a estar presente. Ahora, imaginate cuando ese adulto en vez de hacer eso, lo castiga, lo maltrata. Ese cerebro en desarrollo ya empieza con un déficit. Y se favorece la aparición de determinados cuadros”.
Lo que no significa, explica la terapeuta, que la persona que haya sufrido un trauma complejo “esté dañada para siempre”. “En la vida pueden aparecer otras figuras de apego seguro. En ese nivel son importantísimos roles como el de las maestras u otros cuidadores institucionales, que pasan a ser tutores de resiliencia”.
Y en parte, el libro pretende mostrar ese camino, en el que hay una segunda posibilidad para vivir mejor.