VIAJES
Con mejor o más difícil acceso, con mucho o poco público, si algo distingue a este país son sus arenas y su agua. Aquí una guía para poder elegir a dónde ir de acuerdo a los gustos y posibilidades.
Las personas se dividen entre quienes están en la playa y quienes añoran estar allí. De acuerdo, hay quienes no disfrutan de las costas, pero esas personas probablemente no están leyendo este artículo. Si usted, en cambio, es un amante del sol, la brisa marina, las olas, el horizonte límpido —acaso interrumpido por una vela o la aleta de algún pez—, las puestas de sol y la arena, podemos asumir casi sin duda que le gustaría estar en alguna de las playas que aparecen en estas fotos.
Puede, también, que usted sufra de un padecimiento más común de lo que podría asumirse: las playas se le acabaron. En ese caso, Costa Rica es una excelente opción. Aquí un panorama de la variedad de su oferta.
De arena blanca
Playa Real está ubicada a pocos kilómetros de Conchal, uno de los destinos más populares de Guanacaste. Real, pese a ser mucho menos conocida, es una joya oculta que poco tiene que envidiarle a su vecina.
Es de arena blanca, su oleaje es intermedio —óptimo para el snorkel y la natación— y su paisaje se enmarca entre dos islotes que se observan a pocos metros de la costa. Es sitio de anidación de la tortuga negra, un detalle que, de acuerdo con los datos de la web GOPlaya.cr, suele ser poco apreciado entre los turistas.
"La gente tiende a buscar más las opciones de vida nocturna y de arena blanca, y deja de lado la posibilidad de observar espectáculos naturales como el desove de tortugas o el avistamiento de ballenas", cuenta José Pablo Alfaro, uno de los creadores de sitio web GOPlaya.cr.
Playa Cuarzo, también en Guancaste, cuenta con arena blanca con un ligero tono rosado, debido a las pequeñas conchas pulverizadas que brillan con el sol. Es una playa virgen, con un oleaje suave. Su nombre proviene de los brillantes cuarzos que hay en el lugar y que se pueden encontrar mientras camina por la arena.
Llegar allí no es tarea fácil. La aventura puede iniciarse, con cuidado, en automóvil hasta Playa Garza; desde ese punto toca caminar entre piedras durante marea baja para encontrar el recóndito destino.
Por otra parte, en Punta Uva la arena color blanca se mezcla con el agua turquesa y los árboles que se recuestan sobre el mar. La oferta de hospedaje es amplia, y se puede practicar kayak y snorkel.
Con poco oleaje
No todos somos surfistas. Quienes practican este deporte buscan siempre las mejores olas y varios lugares en Costa Rica se las ofrecen. Sin embargo, para el resto de mortales la opción idónea suele ser un mar calmo que permita nadar y disfrutar del agua sin correr mayores riesgos.
En la categoría de playas que más parecen piscinas naturales, una de las más recomendables es Playa Calzón de Pobre. Sí, ese es su nombre real, que le viene dado por lo pequeño del lugar. La falta de espacio es opuesta a su oferta de posibilidades para relajarse: arena blanca, agua cristalina, oleaje suave y poca piedra.
El camino está en muy mal estado, y lo recomendable es utilizar un vehículo de doble tracción. Tras dejarlo en un estacionamiento rotulado, toca subir un empinado sendero. Suena sacrificado, pero los resultados son proporcionales: Calzón de Pobre es una de las playas más bellas y particulares del país. Es idónea para hacer snorkeling, tomar un baño o simplemente disfrutar del sol. También podrá apreciar del increíble paisaje antes de llegar a la playa, pues de camino se encontrará con el mirador natural de Punta Cacique.
Al otro lado del país, en el Pacífico Sur, se encuentra el Parque Nacional menos visitado de Costa Rica: Piedras Blancas. Allí, oculta frente al Golfo Dulce, está Playa Cativo, un paraje virgen de agua cristalina.
Para llegar a Cativo debe cruzar en lancha desde el Muellecito en el centro de Golfito. Allí, puede reservar una lancha y pedir que lo lleven a las playas que pertenecen a Piedras Blancas. En el camino, y con suerte, podrá observar ballenas y delfines según la época del año.
Pueblos de playa
A veces, la playa es la excusa. La experiencia no siempre la dan la arena y el mar, sino lo que rodea a esto.
Santa Teresa, en Puntarenas —pero esa Puntarenas que atisba el golfo de Nicoya desde la orilla guanacasteca— es un ejemplo perfecto de ello. La playa es de arena blanca, las olas son perfectas para surfear y el camino es accesible con automóvil.
Sin embargo, su principal fuerte yace en su vasta oferta de hoteles boutique, hosteles y cabinas, así como opciones gastronómicas de todo tipo, desde la cuchara costarricense a la italiana y la oriental. Además, muchas otras playas se encuentran a una distancia accesible.
Otro pueblo que otorga a sus visitantes una experiencia memorable es Nosara. No en vano fue catalogado, en el 2015, como uno de los mejores 20 pueblos de surf en el mundo por parte de la revista National Geographic.
Guiones es la principal playa del lugar y también la más concurrida, gracias a su arena blanca y pocas piedras. Guiones pertenece al Refugio de Vida Silvestre Ostional, que sobresale por el desove de las tortugas Lora.
En Nosara, la oferta es rica y variada. El pueblo acoge varios hoteles, cabinas y restaurantes, además de clases de surf y distintos tours.
Playas de experiencia.
Manuel Antonio es el Parque Nacional más visitado del país y uno de los preferidos por el público local. Por eso, un lugar como este no puede quedarse fuera de ninguna lista de recomendaciones playeras en Costa Rica.
No se trata solamente de la jungla que envuelve las distintas playas que forman parte del parque. No solamente es la arena blanca ni la presencia de animales salvajes ni la cercanía a San José. Manuel Antonio es memorable porque engloba todas características que uno quisiera encontrar en cualquier playa.
Si de experiencias se trata, claro, tampoco se puede quedar por fuera Roca Bruja. Es una de las playas más legendarias del país, de difícil acceso pero exuberante belleza. Ubicada en el Parque Nacional Santa Rosa, es un destino remoto y de difícil acceso, pero imposible de olvidar.
Tras recorrer un complicado camino de piedra —solo apto para vehículos 4x4—, toca caminar por un sendero lleno de árboles secos, en el que es probable que se encuentre más de un venado o un garrobo.
La playa es de arena gris, el agua es cristalina y la experiencia es insuperable.
Considere, también, San Juanillo. Su arena es blanca y sus aguas turquesa. El oleaje es suave y hay muchas formaciones rocosas, que la convierten en un paraíso para el snorkel.
Playas de un día
Explorar la riqueza natural de Costa Rica debería ser un deber cívico, sobre todo cuando se trata de las playas. Luego de un verano sorprendentemente frío y pasado por agua, sobre todo en el centro del país, no hay que desperdiciar la oportunidad de visitar la costa y saborear el mar.
Puede que el tiempo sea la excusa más sencilla. Si es ese el caso, las opciones de playas que se pueden visitar en un solo día desde el Gran Área Metropolitana son la solución para usted.
Es el caso de Playa Blanca de Punta Morales, ubicada a pocos kilómetros del centro de Puntarenas. Es la única playa de arena blanca del puerto, idónea para visitar después de pasar por un quiosco.
O, si lo prefiere, vaya a Playa Biesanz, una playa de arena blanca, con un oleaje y suave y poca piedra, ubicada en la zona de Manuel Antonio. Mucho menos concurrida que el parque nacional, es perfecta para descansar y desconectarse de la rutina.
Cualesquiera sean sus gustos, las posibilidades lo están esperando entre arena y mar.