Vitamina C, un nutriente amigo

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El exceso de vitamina C puede provocar náuseas, dolor de cabeza y estomacal e insomnio.

SALUD

Es una de las principales aliadas para el organismo. La OMS recomienda su ingesta diaria, aunque no excesiva, con el fin de proteger el sistema inmunitario y mantener sanos los tejidos.

Es larga la lista de nutrientes que se pueden encontrar en aquellos alimentos catalogados como beneficiosos para el organismo. Sin embargo, hay uno que es el jugador estrella y cuya ingesta es casi un imperativo para todas las personas. Se trata de la vitamina C, una de las grandes aliadas del cuerpo humano ya que funciona como antioxidante. Protege a las células de los efectos de los radicales libres, es decir, “de las moléculas nocivas que se producen cuando el cuerpo descompone alimentos o se expone al humo del tabaco y la radiación del sol, rayos X u otras fuentes”, explican desde la Mayo Clinic.

Científicamente se la conoce como ácido ascórbico y entre sus poderosas cualidades, ayuda a evitar el envejecimiento celular, a cicatrizar heridas, a combatir infecciones, prevenir enfermedades cardiovasculares y a mantener sanos los tejidos.

Un informe publicado por la Universidad de Harvard en la revista Harvard Health Publishing, reveló que la vitamina C ocupa un rol clave a la hora de mantener en equilibrio las funciones vitales del organismo como así también,fortalece el sistema inmune. A su vez, destaca la importancia de consumirla mediante la ingesta de frutas y verduras, debido a que el cuerpo no la sintetiza por su cuenta.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una ingesta diaria de 90 miligramos (mg) para hombres y 75 mg para mujeres (en el caso de las embarazadas sugiere que sean 120 mg).

Por otra parte, aclara que el límite de consumo para todos los adultos es de 2.000 mg. Su exceso puede provocar náuseas, dolor de cabeza y estomacal e incluso insomnio. De todas maneras, Silvina Tasat, nutricionista y miembro de la Sociedad Argentina de Nutrición, aclara que como se trata de una vitamina hidrosoluble, “los excedentes se eliminan a través de los fluidos por lo que casi no hay riesgo de sobredosificación”.

En esta línea y con respecto a su deficiencia, Tasat comenta que, en estos casos, hay posibilidades de que se genere una patología llamada escorbuto, que puede derivar en el desarrollo de la anemia, y que puede pasar por el sangrado de encías y hematomas hasta una mala cicatrización.

Según Mariana Páez, nutricionista de Tu Grupo Saludable, son múltiples las ventajas que este nutriente le aporta al organismo:

-Formación de colágeno: una proteína que confecciona los tejidos, los órganos y mantiene saludable el pelo, la piel y las uñas.

-Interviene en la mejor absorción y almacenamiento de hierro.

-Mejora la formación de neurotransmisores y aumenta la función cognitiva.

-Es un poderoso antioxidante que protege a las células de los radicales libres, es decir, previene la inflamación y algunas enfermedades crónicas.

-Fortalece el sistema inmune.

-Disminuye el riesgo de generar problemas en la vista, como cataratas.

Dónde encontrarla

Los mitos populares catalogan al jugo de naranja como la fuente estrella de vitamina C, pero lo cierto es que existe una amplia gama de alimentos que también la esconden. Páez detalla que se la puede encontrar en “todas las verduras de hojas verdes, los cítricos, en el kiwi, las frutillas y las grosellas; las papas, el perejil, el tomate, los morrones y todos los coles: el repollo, coliflor, brócoli y repollitos de bruselas”.

La Universidad de Harvard, brinda los valores de vitamina C que se encuentran en distintas proporciones de alimentos:

-Una taza de frutillas: 98 mg de vitamina C.

-Media taza de morrones: 95 mg de vitamina C.

-¾ de una taza de jugo de naranja: 60 mg de vitamina C.

-Una taza de kale cocido: 53 mg de vitamina C.

-Media taza de brócoli cocido: 50 mg de vitamina C.

-Una taza de jugo de tomate: 45 mg de vitamina C.

Según la Mayo Clinic, las personas más predispuestas a sufrir una falta de este nutriente son aquellas que fuman y los fumadores pasivos; los que no llevan una dieta equilibrada ni saludable rica en frutas y verduras, y los que padecen ciertas enfermedades, sobre todo las gastrointestinales.

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