Viven a una cuadra en Villa Española, no lo sabían y en unos meses serán vecinas de universidades en EE.UU.

Dos jóvenes uruguayas ganaron becas para estudiar en Illinois y ahí se dieron cuenta de que eran vecinas en el barrio Villa Española. Lo anecdótico es que también estarán muy cerca en sus universidades.

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Manuela Pedrosa y Tais Martínez.
Foto: Ignacio Sánchez.

Tais Martínez (19 años) y Manuela Pedrosa (18) viven en Villa Española, a una cuadra de distancia. Son vecinas desde hace dos años, cuando Tais llegó al barrio, pero nunca se habían visto ni coincidido en alguna actividad. Hasta que este año se encontraron en los programas para estudiar en el extranjero de la Alianza Uruguay – Estados Unidos y no solo se enteraron de lo cerca que estaban sus hogares, sino de que ambas habían elegido aplicar para estudiar en universidades muy próximas, en el estado de Illinois.

“Estábamos en una juntada con nuestros amigos de los programas de la Embajada de Estados Unidos, empezamos a hablar y resulta que las dos vivíamos en el mismo barrio e íbamos a ir a la misma ciudad”, recuerda Manuela, quien en setiembre comenzará la carrera de Astrofísica en la Universidad de Chicago.

Un poco al norte de esa ciudad, en Evanston, Tais dará inicio a dos carreras en la Universidad de Northwestern: Neurociencias y Computación.

Si bien cada una vivirá en el campus de su respectiva universidad, ya saben que estarán a alrededor de una hora de distancia, algo que con los trenes rápidos que funcionan en la zona no será problema para que se junten a hacer las cosas que ya vienen planeando hace tiempo.

“Nos juntamos siempre para merendar y hablar de eso”, cuenta Manuela. “Ya miramos cosas que queremos hacer allá, tiendas a las que nos gustaría ir, lugares que queremos recorrer o donde nos gustaría ir a comer”, completa Tais.

Manuela corre con cierta ventaja porque hizo un programa de verano en la misma universidad a la que va a ir ahora. Fue apenas una semana, pero bastó para que la conquistara. “Me regustó, me terminó de convencer y de enamorar, y cuando volví a Uruguay empecé a prepararme para aplicar para esa universidad específica. Apliqué en setiembre y más o menos al mes me enteré de que me habían aceptado”, recuerda.

Tais también tuvo la suerte de ser aceptada en la universidad que quería. “Yo había escuchado de este programa de becas cuando estaba en el liceo y me anoté porque te preparan para los exámenes en inglés y para el proceso de aplicaciones”, explica sobre Opportunity Funds, el programa que eligió, que no es el mismo en el que está Manuela. El de su amiga es el Competitive College Club, que tiene algunas diferencias (ver recuadros), pero ambos coinciden en que son becas para el 100% de la carrera.

Cuentos de camiseta y librería

Tais llegó a la entrevista con una camiseta de la Universidad de Northwestern hecha por ella que piensa dejar a su familia. Además, se compró una bandera de Uruguay para que la acompañe siempre.

Cuenta que ya está en contacto permanente con dos uruguayos que estudian en esa universidad. “Nunca fui a los Estados Unidos, entonces no conozco nada y me da muchos nervios porque quiero que todo salga bien. Por suerte ellos han sido muy receptivos”, comenta.

Manuela va un poco más confiada porque ya conoce Chicago (hizo un programa de verano). Este año empezó a trabajar en la librería Aquileo, que está dentro de la Universidad de Montevideo. “Quería tener una experiencia laboral y además me gusta mucho leer. Es la mejor experiencia que tuve este año, los recontra voy a extrañar”, asegura.

Elecciones

“Yo siempre fui como muy de ciencias”, dice Tais cuando se le pregunta por qué eligió las dos carreras que va a estudiar. “Cuando era chiquita pensaba que era más por la matemática o la ingeniería, pero a medida que fui creciendo como que me confundí un poco, por eso hice dos orientaciones, humanístico y científico. Con el tiempo encontré que mis intereses se cruzaban en la neurociencia”, agrega.

En cuanto a la informática, dice que es un tema en el que estuvo incursionando en los últimos años y que le interesó mucho. “Creo que neurociencias y computación se pueden unir en inteligencia artificial en algún futuro. Sería como mi meta final muy a largo plazo”, proyecta.

En el caso de Manuela, cuando estaba en cuarto de liceo sorprendió a su profesor de astronomía cuando el primer día le dijo que quería estudiar astrofísica. “Me dijo que era la primera vez que una alumna le decía eso”, comenta entre risas quien siempre tuvo claro que ese era su camino y se puso a investigar ni bien pudo sobre el tema, para encontrarse con que la carrera no existía en Uruguay (se puede estudiar Física con especialización en Astronomía).

Las dos contaron con el apoyo de sus respectivas familias, que ya se veían venir que sus hijas terminarían estudiando en el exterior.

“No es que un día decís ‘me gané una beca’, es un proceso muy largo en el que estás en muchos talleres, preparás muchos documentos”, detalla Tais. A lo que Manuela agrega: “Cuando realmente les contás ‘me mandaron una carta’ o ‘me mandaron este mail’ es como que caen en la cuenta de lo que verdaderamente estás haciendo”.

Tais vive con su madre, su padrastro y su hermanito de 8 años, además del perro Felipe y la gatita Negra, recién llegada a la familia. En tanto Manuela vive solo con su madre y su perra Luma porque sus padres están separados y su hermana ya se independizó.

Las dos aseguran que los van a extrañar mucho, lo mismo que a los amigos que dejan en Uruguay. Tais también va a echar de menos el dulce de leche uruguayo y Manuela el mate con su entorno.

¿Y de Villa Española? “Como vivo en un complejo habitacional, la plaza del medio es donde crecí, donde estuve con mis amigos toda la vida. Entonces el hecho de bajar a sentarme a tomar mate con mi mamá, estar con mi perra o juntarme con mis amigos a charlar, estar a una puerta de distancia, lo voy a extrañar un montón”, afirma Manuela.

Tais, quien vivió en otros barrios, valora mucho las juntadas familiares que hay en el complejo en que está su casa. “En la placita la gente se queda hasta tarde y siempre hay mucho movimiento, que es algo que está bueno. No sé si lo voy a reextrañar, pero me parece infaltable”, apunta.

Cuando les toca imaginarse en Chicago, su próximo destino, saben que les gustaría probar ir a un partido de la NBA o de béisbol.

“Yo siento que me va a gustar estar todo el tiempo con gente de mi misma edad y hacer un montón de amigos. Creo que parte de lo que está bueno es que nos independizamos al mismo tiempo que arrancamos la carrera. Vivir en un campus va a ser algo medio mágico, medio de película para nosotras”, considera Manuela.

A las dos les entusiasma saber que en Estados Unidos estará lo que necesitaban para poder empezar a cumplir sus sueños. Y no se quedan ahí, proyectan seguir haciendo cursos, posgrados o programas de verano para prepararse aún más.

“En mis planes está seguir un máster y conocer más el mundo, porque esto te trae oportunidades no solo estudiantiles sino también económicas que podemos aprovechar y que por lo menos para mí eran imposibles antes. Yo tengo ganas de viajar y volver al Uruguay de visita, no a vivir. Aunque todavía no sé”, señala Tais.

“Yo siento que la carrera es como un primer paso. Para ambas la universidad es como una puerta y después se te abre un mundo de posibilidades que todavía no conocemos y no caemos en la cuenta”, cierra Manuela.

Manuela se va el 17 de setiembre a Chicago

Manuela Pedrosa se inscribió en el programa Competitive College Club de EducationUSA (centro de asesoramiento para estudiar en Estados Unidos que cuenta con el apoyo del Departamento de Estado de ese país).

Dicho programa está dirigido a estudiantes de 5to. y 6to. de liceo o UTU con excelente promedio académico, muy buen nivel de inglés y que participen en actividades extracurriculares o de voluntariado. Manuela realizó estas dos últimas cosas en el colegio Corazón de María.

El programa los ayuda en los procesos previos de exámenes y aplicaciones, pero no se los financian; sí le paga el 100% de la carrera.

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Manuela Pedrosa.
Foto: Ignacio Sánchez.

Tais viaja el 10 de agosto a Evanston

Tais Martínez se anotó en los Fondos de Oportunidad del Departamento de Estado de los EE.UU., que es un programa dirigido a estudiantes de bachillerato destacados que deseen realizar su carrera universitaria de grado en ese país, pero que necesiten ayuda financiera para cubrir los costos iniciales del proceso de solicitud y admisión a las universidades.

Deben tener excelente promedio académico, nivel de inglés avanzado (a Tais la ayudaron con talleres), participación en actividades extracurriculares y limitada solvencia económica.

Tais fue a los liceos 5 y 4 e hizo su última materia en el 34.

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Tais Martínez.
Foto: Ignacio Sánchez.

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