Viviana Canosa, empoderada de chica

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Viviana Canosa

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Viviana Canosa dejó atrás las extravagancias faranduleras y se fue hacia las políticas, como conductora de Nada personal.

Viviana Canosa llega apurada a las oficinas de la productora que depende de la Universidad de Tres De Febrero y que es la responsable de "Nada personal", el más reciente ciclo televisivo que ella conduce en El Nueve. Luego de casi seis años de ausencia, la periodista regresó a la televisión abierta, pero alejada de las noticias del espectáculo y los chismes farandulescos que la hicieron conocida.

Actualmente, el deseo de Canosa está focalizado en las entrevistas a políticos y en los temas que hacen a la actualidad argentina. Arrancó pisando fuerte: su primera charla fue con el actual presidente argentino, Mauricio Macri. En la segunda entrevista, el péndulo fue en la dirección política opuesta, y tuvo como invitado central al ex ministro de Economía, Axel Kiciloff, que este año es candidato a gobernador de Buenos Aires, un cargo actualmente ejercido por María Eugenia Vidal.

Según lo que ella misma dice, además de conducir, decidió meterse “mucho más en los contenidos, porque quiero que el programa tenga mi sello. No puedo con mi genio, me sale la productora que llevo adentro, y eso es lo que más me gusta hacer”.

Por su ciclo, y en un año electoral, siguieron desfilando varias de las figuras que le dan color y sabor a la vida política argentina: Alberto Fernández, Jorge Taiana, Sergio Massa, Roberto Lavagna y más. Como conductora, Canosa está en un lugar central de la comunicación masiva, y de relevancia para lo que será el proceso electoral argentino este año.

Viviana Canosa
Al frente de su nueva apuesta. Foto: El Nueve.

Más allá de lo que pase con el programa —el paisaje televisivo es cada vez más volátil— Canosa consiguió darle otro perfil a su trayectoria luego de los años en los que estuvo fuera de la pantalla.

Nacida en 1971 en Buenos Aires, Canosa empezó en la televisión con 24 años, en El Trece, como reportera del programa "Música total". En menos de diez años, escaló desde ese lugar hasta el de conductora: en 2003 se puso al frente del "Los profesionales de siempre", uno de los tantos programas sobre farándula, chismes y otros condimentos laterales del mundo de los espectáculos. Y siete años después, ya tenía un programa con su nombre.

Su belleza la ayudó, claro. Pero también la capacidad de adaptación a entornos cambiantes —que también incluye su apariencia y poder trabajar para muchas empresas distintas— además de una voz la que hay un tono más grave y profundo, que la separa de muchas figuras con voces más agudas.

Cuando tenía 39 años, en una entrevista, dijo que quería tener un hijo antes de cumplir 40, pero tuvo que esperar dos años más para dar a luz a su primera hija, con el productor televisivo Alejandro Borensztein. La relación de Canosa con Borensztein le ha dado jugosos titulares a los programas que, como los de Canosa, viven en parte del ciclo amoroso. Cinco años después del nacimiento de la hija, ella y él se divorciaron, para reconciliarse seis meses después. Eso sí: podrán haber vuelto como pareja, pero ya no conviven.

Viviana Canosa y Alejandro Borensztein
Viviana Canosa y Alejandro Borensztein. Foto: La Nación.

Invitada al programa de Mirtha Legrand, Canosa contó: “Cuándo nos conocimos no convivimos, cuándo quedé embarazada tampoco, yo me hacía la moderna, con casas separadas. Después fui cero moderna y quise que vivamos todos juntos, pero fue un caos total”.

—¿Cómo sucedió el reencuentro?

—Una tarde nos miramos en la puerta del colegio de Martina y nos dijimos: “¿Qué estamos haciendo?”. Cuando el medio se enteró que nos divorciamos, nosotros comenzábamos a reconciliarnos.

—¿Y cómo transitaste ese tiempo de separación?

—Estuvieron bien esos cinco meses, pensamos que eso era lo mejor. De todos modos, nunca nos divorciamos por falta de amor.

—¿Y cuáles fueron las razones?

—Estábamos muy neuróticos, los dos somos fóbicos a algunas cosas de la convivencia. Pero, con madurez, entendimos que nos amamos con locura y que tenemos una hija hermosa.

Aunque en el programa de Legrand dijo hacerse la moderna, Canosa ha dado muestras de actitudes más conservadoras. Cuando el año pasado la vida política argentina se conmocionó por el debate sobre la interrupción voluntaria del embarazo -y cientos de miles de personas se movilizaron a favor y en contra de la iniciativa- Canosa también salió a la calle. Eligió ponerse del lado contrario al aborto, y protagonizó una acción que tuvo mucha repercusión mediática: llevó a una mujer embarazada a la Plaza del Congreso y ahí se lehizo una ecografía. En tanto, Canosa decía por el micrófono: “Diputados, acá hay vida, ¿Cómo te podés perder esto, por Dios! Aquí hay pulsión de vida. Estos son los latidos, sí a las dos vidas”.

Luego diría que está en contra del aborto, pero que no podía dar una opinión profunda. “Me falta información. Habría que ver cada caso en particular para opinar libremente”.

La maternidad, para ella, también tiene un sello convencional y tradicional: “Admiro a las mujeres que pueden ser madres solas pero, para mí, un hijo viene acompañado por un padre. Uno nunca sabe las vueltas de la vida y qué puede suceder, pero hoy te digo que nunca hubiese elegido ser mamá estando sola. Necesito esa contención masculina, esa imagen paternal. Y, además, es muy difícil la crianza y educación de un hijo, sola no hubiese podido”.

—¿Cómo evaluás esta etapa de empoderamiento femenino?

—No creo mucho en esas cosas. Me parece que está bueno para que, frente a un ataque, haya una visibilidad. Eso ayuda. Pero considero que hay una parte bien genuina y otra más armada. Yo me empoderé desde muy chica y tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para sobrevivir en el medio y para resistir relaciones. De todos modos, me encanta que esté visualizado, que los hombres tengan más respeto y se cuiden más, aunque lo hagan de manera careta.

—Decías que hay una parte no tan genuina. ¿Te referís a algunas actrices que conforman el colectivo que está luchando en favor de este tema?

—No siento mucha identificación con ese colectivo. O se defienden a todas o no vale. Vale lo mismo la vida de una, de dos o de cien. Sería bueno que si nos juntamos todas las mujeres, nos defendamos entre todas. No se puede defender a una porque te cae bien y a otra no, porque no te cae tan bien. O porque una es más cool y la otra no.

—Aunque no siempre suene creíble, nobleza obliga, es válido reconocer que se puede evolucionar.

—Siempre es bienvenido el cambio, pero uno se pregunta si es genuino en algunas personas. La misoginia sigue siendo un tema en nuestro medio y en la sociedad. Yo me empoderé de chica, conduje mis programas sola y el costo fue muy fuerte y alto. Tenía que estar siempre a la defensiva, peleando con tantos hombres. Siento que siempre fui esa mina que ahora muchas reclaman querer ser. Lo que no me cierra es el trato extraño hacia el hombre . No hay que demonizar al varón. Estamos aprendiendo y creciendo. Si esto sirve para mostrar el cambio, bienvenido... Y todas juntas. Si vamos a acusar a un señor, acusémoslos a todos. Porque no es que hay uno solo que te parece que fue abusador. En el caso (Juan) Darthés, no me consta que lo haya sido, aunque no tengo por qué dudar de ella. Y si esto fue así, no debe ser el único. Te metés con un actor que ni corta ni pincha, pero ¿te meterías con un dueño de medios o con un empresario? Si vamos a mandar al frente, hagámoslo con tutti sino es injusto para todos. Lo bueno es que el señor que se quiera desubicar tendrá que pensarlo mucho.

En el medio de la grieta

“El programa durará ocho meses, hasta las elecciones. Si todo va bien, nos sentaremos a conversar para continuar el año que viene”, le dijo Viviana Canosa a La Nación cuando arrancó "Nada personal" (El Nueve).

En un ambiente en el cual el debate político se da con tanta vehemencia y agresividad, y donde hay una tendencia a sobreinterpretar cada uno de los gestos, por mínimo que sea, de los involucrados en la carrera electoral, la presencia de políticos de tanta relevancia en el programa siempre plantean preguntan y generan suspicacias.

“El canal no me baja ninguna línea. Será un programa muy plural con todos los colores políticos presentes. Quiero tener equilibrio, a mí la grieta ya me agotó. No es negocio para nadie. No nos podemos levantar a la mañana con ese nivel de agresión y angustia. Es agotador. Además, quiero mostrar mi crecimiento de estos años, mi evolución personal”, comentó. Hasta ahora, le ha ido bastante bien en cuanto a rating.

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