ENTREVISTA
Pese a la menor actividad, el sector sigue demandando mano de obra, con nuevos proyectos de cara a al año próximo.
Nunca una foto envejeció tan rápido. La información contenida en la última encuesta de la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI) remite a un año récord para el sector —2019— empañado por el 2020 pandémico. Sin embargo, se pueden extraer varias conclusiones plenamente vigentes: las tecnologías de la información han mantenido un crecimiento sostenido de su facturación en más de una década y media, consolidado el peso de las colocaciones en el exterior —especialmente hacia el principal comprador de tecnología a nivel mundial, Estados Unidos— y creciendo —una vez más— en su peso relativo dentro de la economía nacional. El presidente de CUTI e ingeniero en computación Leonardo Loureiro, advierte que 2020, al que define como “un año para reinventarse”, significará un retroceso de una magnitud similar al crecimiento del año anterior, parcialmente revertido en el segundo semestre. A continuación, un resumen de la entrevista.
—Prepandemia, el cierre del año 2019 había sido muy auspicioso para el sector de las tecnologías de la información…
—Sin dudas, tuvimos un crecimiento de 13% en la facturación frente al año anterior, un año en el que el PIB de Uruguay creció tan solo 0,2%. Se facturó por 1.912 millones de dólares en las TIC durante 2019 —récord histórico—, lo que muestra el comportamiento muy bueno que tuvo la actividad sectorial, en particular las exportaciones. Las colocaciones en el exterior alcanzaron los 931 millones, con un incremento de 23% respecto a 2018, al tiempo que las ventas en el mercado interno aumentaron en 6%, alcanzando los 981 millones de dólares. Aquí cabe hacer una explicación: al dato total del mercado interno le quitamos la porción correspondiente al negocio de Antel que está relacionado con las tecnologías de la información, que representa un volumen muy importante. De ese modo, el crecimiento del mercado interno es de 10%, pero el volumen de facturación son 640 millones de dólares. Por tanto, por primera vez las exportaciones superan las ventas internas del sector.
—Un aspecto clave del sector es, precisamente, que sus empresas sean globales…
—Exactamente. El crecimiento hacia fuera del país se da, precisamente, en la medida en que el mercado interno comenzó a “quedarle chico” a nuestras empresas. Así se dieron las primeras exportaciones de los sistemas bancarios y los grandes sistemas de gestión, y luego siguieron muchos más que hoy trabajamos vinculados fuertemente con el exterior.
—Pero el “salto” de las exportaciones en cuanto a facturación se da en el último trienio (2017-2019), ¿Cuál fue la determinante?
—Uruguay ha venido generando una madurez en el sector de tecnologías de la información que se refleja en muchas cosas. Lo primero, se empezó a ver inversión de capital de multinacionales extranjeras en el sector (venture capital); además, otras empresas extranjeras, en especial americanas, han comprado empresas uruguayas o las han incorporado en sus propias redes; además, la instalación en nuestro país de empresas extranjeras volcadas al mundo, donde el caso más notorio es el de Tata Consultancy Services. Todo ello ha llevado a que el foco sea la internacionalización, algo que se dio notoriamente en los últimos cinco años. Pero también crece el mercado interno a la par, relacionado con la estrategia de digitalización impulsada en el país. Es claro que esa fuerte incorporación de tecnología en el país hizo que otros sectores fueran más competitivos. La pandemia lo demostró. Aquellos servicios que estaban más digitalizados tuvieron menos stress a la hora de la pandemia.
—El peso relativo de las TIC en la economía sigue creciendo y en 2019, de acuerdo con CUTI, representó el 3,4% del PIB...
—Y queremos llegar al 5% del PIB, como lo planteamos en nuestra estrategia 2020-2025. Creemos que es altamente probable llegar a esa cifra por el grado de avance que muestran las empresas del sector. Esto se refuerza además con otras variables: el empleo y las remuneraciones en las empresas de tecnologías de la información lo convierten en un sector muy atractivo. Una de nuestras, líneas de trabajo es que el resto de la población entienda la importancia del sector y las oportunidades que se generan. (N.deR.: ver entrevista Economía&Mercado del 12/10/2020: Escasez de talentos frena el impulso tecnológico)
—El sector servicios sigue siendo el principal rubro exportador de Uruguay hacia EE.UU. ¿Cuánto corresponde específicamente a TIC?
—Las TIC exportan más a Estados Unidos que la industria de la carne, granos u otros. Casi el 73% de lo que colocaron nuestras empresas en el exterior el año pasado tuvo ese destino y el resto se distribuyen entre otros 34 mercados, según nuestra encuesta. Ese porcentaje se incrementó respecto a 2018, cuando era 64%.
—Una muy alta concentración…
—Es uno de los países donde hay mayores facilidades para hacer negocios. Es el que menos trabas pone, donde abrir una empresa se hace en poco tiempo, donde la inversión extranjera directa cuenta con amplios beneficios, pero además, es el principal comprador de tecnología del mundo. Indudablemente que estar concentrados en un mercado conlleva riesgos. Si hubiese algún cambio en esas condiciones de facilitación, tendría un fuerte impacto en el sector. Hubo voluntad de hacer algo de eso durante el gobierno de Trump, donde se impulsó un impuesto de frontera que finalmente no se concretó. Pero aún con alguna nueva restricción, EE.UU es ampliamente favorable para hacer negocios. Independientemente, queremos trabajar para ampliar nuestra presencia en China, en Unión Europea y en Brasil.
—Como segundo mercado aparece el Reino Unido, que representa casi el 8% del total, cuando en 2018 era apenas el 1%. ¿Cuál es la razón para ese incremento?
—En el Reino Unido y los otros mercados que siguen en el ranking, como podrían ser Argentina, México o España, aún son montos relativamente bajos y cualquier proyecto puntual de relativo peso, mueve la aguja. Eso pasó en Reino Unido. Pero además, generalmente los proyectos que surgen para desarrollar en ese país en realidad se vinculan con nuestras empresas que están basadas en Estados Unidos. Luego lo terminamos haciendo acá, pero el vínculo es vía EE.UU.
Además, si sumamos a Estados Unidos y Reino Unido, el 80% de nuestras exportaciones son para mercados de habla inglesa, lo que hace mucho más relevante el tema del idioma inglés para quienes trabajan en el sector.
—En las TIC predominan las empresas de menor escala. De 238 empresas relevadas en la última encuesta, tan solo 21 tienen un nivel de facturación anual superior a los US$ 20 millones. En cambio, hay otras 48 que facturaron en el año menos de US$ 200.000 y 74 entre esa cifra y un millón de dólares...
—La composición de las empresas nuestras es mayoritariamente pymes, el 85% del total. Pero si tomamos la definición “Pyme Mercosur” (corresponde a una facturación anual menor a US$ 25 millones), el 95% estarían comprendidas en esa franja. Una particularidad de este sector es la evolución de las empresas: hay muchas startups que han crecido rápidamente. Con una buena estrategia pueden crecer rápidamente en la facturación; y si hacen foco en lo internacional e invierten en propiedad intelectual, lo hacen mucho más rápido.
—Esas empresas de la franja de mayor facturación representan dos tercios de la facturación total del sector. Pero el empleo está más distribuido…
—Si bien el peso del empleo está dado en las de mayor porte —6.500 empleos de 14.000 que hubo en el sector en 2019 corresponden a las 21 empresas de más facturación— más de la mitad de la mano de obra ocupada corresponde al resto de las empresas de menor escala.
—¿Qué rubro de las TIC es el que ha impulsado más la actividad en 2019?
—Los caracterizamos en categorías según el tipo de negocios: software de aplicación horizontal (aquellas soluciones que pueden servir para cualquier actividad económica); software de aplicación vertical (específicos para un sector de actividad); o los servicios tecnológicos. El 50% del peso está en este último rubro. Sin embargo, es bastante más complejo de definir, porque si tomamos la actividad del sector que definimos como “horizontal”, que pesa un 28%, vemos que hay parte que corresponde a licencias de software pero mucho de servicios también. En concreto, estamos desbalanceados, 70% de servicios y un 30% de propiedad intelectual.
—No es lo ideal…
—Claramente, sería bueno tener un 30-40% de servicios y el resto propiedad intelectual. Y no nos referimos solamente al código, el producto de software, sino también a modelos de datos, de análisis de datos, modelos de negocios.
—Los buenos números de 2019 serán seguidos por una notoria baja en 2020. ¿Cuál es la estimación?
—Bajaremos un escalón; más del 70% de las empresas del sector se vieron muy golpeadas en la primera mitad del año, trabajando en rubros como el turismo o los entretenimientos, o para otros sectores donde el cliente se vio notoriamente golpeado por la pandemia. Además, el recorte de gastos previsto por el gobierno también nos golpea. Hay proyectos congelados esperando una mejor oportunidad, hay otras empresas que se reposicionaron para trabajar hacia otros sectores de actividad económica, diversificando su propuesta, pero hay proyectos que definitivamente se cancelaron y oportunidades que se perdieron. Va a haber una caída de la facturación que, estimamos, será del orden de la suba que tuvimos en 2019, aunque en la segunda mitad del año muchas empresas mejoraron considerablemente.
—La caída no fue mayor porque la propia dinámica de la actividad a distancia requirió de un gran respaldo de la tecnología…
—Eso es verdad. Las transacciones digitales se incrementaron mucho, lo mismo con todo lo relacionado al trabajo a distancia: servicios de comunicación, seguridad de la información, etc. Pero lo más interesantes que el sector sigue contratando. Hay apuestas a nuevos proyectos que se verán en 2021 y eso genera más demanda de mano de obra.
—¿Esa es una pista de un nuevo impulso en el sector después de este tropiezo?
—Confiamos que sea así, solo un escalón, y tomaremos mayor impulso. Estimo que muchas empresas enlentecieron sus inversiones tecnológicas, no porque no tuvieran claro que deben hacerlas, sino esperando ver más claro qué pasará con su economía. Una vez superada esa etapa, vendrá una nueva aceleración. Creo que la pandemia le demostró a muchas empresas y organizaciones las bondades de estar digitalizados. Y estas son definiciones a nivel global, no solo en Uruguay.