En las postrimerías del 2023 falleció Robert Solow. Su trabajo cambió la forma de pensar el crecimiento económico y le valió el premio Nobel de Economía de 1987. En esta nota repaso algunos detalles de su vida y obra.
Nació en Brooklyn, Nueva York en agosto de 1923 en un hogar judío. Fue el mayor de tres hermanos. Solow destacó desde muy temprana edad por su capacidad de aprendizaje, completando secundaria en dos años menos que lo regular. En su mente, su destino era el Brooklyn College. Fue su profesora de literatura quien lo alentó a postular a Harvard. En el camino, un fondo de becas rechazó su solicitud por ser judío. Afortunadamente, pudo acceder a otra beca, y en 1940, a los 16 años, transformarse en el primero de su familia en entrar al mundo universitario.
En 1942, luego del ataque japonés a Pearl Harbor, Solow deja Harvard y se presenta voluntario en el ejército. Gracias a su conocimiento de alemán y código Morse, sirve la mayor parte del tiempo en Italia en un equipo encargado de interceptar comunicaciones entre regimientos alemanes.
En 1945 retorna a Harvard. Se casa y comienza sus estudios en Economía. Conoce a Wassily Leontief quien lo introduce al mundo del trabajo empírico. Solow, actuando como asistente de Leontief, computa el primer conjunto de coeficientes de capital del modelo insumo-producto que en 1973 le valiera a Leontief el Premio Nobel. En 1949, y aún en el proceso de escribir su tesis doctoral, Solow es contratado por el MIT. Es en esa institución donde desarrolla su vida académica, con el lujo de tener su oficina junto a la de Paul Samuelson.
Los aportes principales de Solow se desarrollan en la década de 1950. Previo a él, la teoría del crecimiento económico se basaba en el modelo de Harrod-Domar, que preveía que el crecimiento económico estacionario era posible pero improbable. Para que ello sucediera, debería darse una coincidencia entre tres parámetros fijos y exógenos al modelo (la tasa de ahorro debía igualar al producto del coeficiente capital-producto y la tasa de crecimiento poblacional). Solow en su trabajo de 1956 “A Contribution to the Theory of Economic Growth” mostró cómo, asumiendo una función de producción más flexible, el crecimiento estacionario era el resultado natural del modelo teórico. Paralelamente a Solow, el australiano Trevor Swan obtuvo el mismo resultado, aunque capturó una menor atracción. De todos modos, es justo reconocer al producto resultante como el modelo Solow-Swan de crecimiento exógeno.
En 1957 Solow realiza su segunda contribución fundamental, impactando ahora en el trabajo empírico. En “Technical Change and the Aggregate Production Function” Solow usa su modelo teórico para computar cuánto del crecimiento económico de los Estados Unidos podía explicarse por cambios en factores de producción observables (acumulación de capital y crecimiento de la fuerza laboral). Esto es lo que hoy en día se llama la “contabilidad del crecimiento” y se ha aplicado a cuanto rincón del planeta haya sido capaz de generar estadísticas macroeconómicas.
La enorme novedad de este trabajo fue lo que no pudo explicar. Solow encuentra que solo una parte menor del crecimiento económico era atribuible al aumento del capital y el trabajo. Concluye que lo que el modelo no logra explicar debía ser resultado del cambio tecnológico. Es decir, si bien es natural que más máquinas y personas generen mayor producción, existe una fuerza más poderosa que ellas a la que Solow llama la productividad total de los factores. ¿Cómo medir esta productividad total de los factores? Se toma el crecimiento de la producción nacional y se le sustrae la parte atribuible al crecimiento del capital y del trabajo. Lo que resta sin explicar es un residuo. Es el famoso “residuo de Solow”.
Con estas dos contribuciones, Solow ofreció un modelo teórico sencillo y coherente para entender el crecimiento económico y una aproximación empírica para descomponer sus fuentes. Fue un completo éxito. Abrió las puertas para una muy amplia literatura que, en sus desarrollos posteriores, nuevamente fue reconocida con el Premio Nobel a Paul Romer en 2018 por el desarrollo de la teoría de crecimiento endógeno (a diferencia de la de Solow-Swan que era exógena).
Solow tuvo múltiples distinciones además del Nobel. En 1961 recibió el John Bates Clark Medal al más destacado economista americano menor a cuarenta años. En 1999 recibió el National Medal of Science y en 2014 el Presidential Medal of Freedom. Fue presidente de la American Economic Society y de la Econometric Society. Formó parte de la directiva de la Reserva Federal de Boston y del Consejo de Asesores Económicos de la administración Kennedy. Solow destacaba especialmente a sus estudiantes. Y contó con el honor de ver a cuatro de ellos también reconocidos con el premio Nobel: George Akerlof y Joseph Stiglitz (en 2001 por el análisis de mercados con información asimétrica), Peter Diamond (en 2010 por el análisis de mercados con fricciones de búsqueda) y William Nordhaus (en 2018 por integrar el cambio climático en el análisis macroeconómico de largo plazo).