Una reconocida periodista, a propósito del archivo de la causa Marset, que tanto ofende la inteligencia colectiva, trató de encontrar una explicación verosímil y refirió a ciertos privilegios que aprovechan las relaciones de poder para hacer “más eficientes” los servicios públicos en beneficio propio. Lo graficó: “el futbol, ese lugar donde se apretan botones y se consiguen cosas”[1].

La política parece no ser ajena a este desparpajo, en efecto, pasa en este ámbito y pasa en otros, en algunos casos para conseguir un pasaporte, en otros, para contratar parientes, en otros para usar información privilegiada y beneficiarse ante una decisión inminente que solo ellos conocen (devaluación, otras). El dramatismo lo pone cada uno según su propia ética.

Rico y sano

El período electoral es pródigo en discusiones, algunas por contenidos, otras, por errores ajenos. Por fortuna, parecen haber ido apareciendo algunos puntos de encuentro, lo que debería generar la posibilidad de acuerdos básicos futuros en temas nada menores.

Se ha coincidido en descartar la alternativa del plebiscito para la seguridad social y parecen concordar en la eliminación de la pobreza infantil, y, finalmente, luego de tanta insistencia, parecen coincidir que el país tiene problemas de competitividad, siendo caro para vivir y producir. Aleluya.

Cuesta decirlo, pero vemos difícil lograr consensos en estos temas, porque muchas veces se imponen intereses políticos sectoriales, porque, además, no se pueden alcanzar independientemente de otras prioridades, sino en forma concurrente, y, sobre todo, porque casi siempre van acompañados de una fuerte asignación y/o reasignación de recursos del Estado o involucrando a fuertes intereses. Ojalá nos equivoquemos, lo deseamos de corazón.

Cortedad intelectual

Desde ONU las expertas advierten que el desafío más importante en Uruguay son las mujeres vulnerables[2] y señalan que el escenario más crítico, en materia de vulnerabilidades, son los denominados “pisos pegajosos”, donde, al contrario de lo que sucede en otros sectores, las mujeres equiparan a los hombres en derechos y oportunidades, en el extremo de mayores necesidades, estas se entrelazan unas a otras y no es fácil encontrar la salida.

Por su parte, el comisionado parlamentario[3] denuncia, en su ámbito, que el problema de los adultos varones es el problema más grave, elemento que surge del propio informe de delincuencia y reincidencia, realizado por el Ministerio del Interior en 2023 [4]. A esto se agrega que Uruguay cuenta con una de las mayores cantidades de presos por habitante en el Mundo, uno de los primeros lugares en Latinoamérica y un dudoso privilegio de estar en el top 10-15 de los países con más prisioneros por habitante, superando la media de todos los continentes y tres veces el promedio mundial (85% de los cuales son “consumidores problemáticos)[5]. Ingresan 10 mil y se liberan 9 mil en promedio, al año. Si lo vemos como sistema, en cinco años son casi 100 mil “personas en tránsito” y la relación entre consumo abusivo, delitos y violencia no deja dudas, con un 70% de reincidencia^. [6].

Por otro lado, nos preguntamos: ¿la pobreza infantil se da por generación espontánea? ¿Se puede combatir independientemente del resto de vulnerabilidades sociales? [7]. La propuesta de eliminarla independiente de cualquier otro objetivo, parece loable pero naif. Se requiere combatir al mismo tiempo, todo lo que refiere a las altas fragilidades del entorno y claramente va a demandar muchos más recursos de lo que se prevé. Lo contrario sería “mentirse al solitario”.

Del mismo modo, bajar el costo Uruguay para vivir y producir requiere asignar y/o resignar y un esfuerzo de reformas del que se tienen pocos antecedentes. Algún día habrá que intentarlo, y, mejor si es más temprano que tarde.

Más orden y más macro

Luego de 10-15 años de ocuparnos de los equilibrios macro[8] (Astori, Bergara, Arbeleche), con mayor y menor éxito, con resultados convergentes, pero, claramente, con costos para muchos sectores, se ha logrado una baja de inflación histórica y cierta mejora del déficit fiscal, que nos llevó a mejorar la calificación de riesgo. No obstante, pocos resultados en términos de eficiencia económica y competitividad y un gran debe en la apertura al resto del mundo.

Puede atribuirse a decisiones políticas, a condicionamientos regionales y globales y problemas estructurales de costos e ineficiencias internas crónicas y endémicas, que no se abordaron.

Las mejoras en el ámbito regulatorio de mercados no competitivos fueron marginales, quedando un campo yermo para avanzar en el próximo período. Las políticas monetario-cambiaria fueron crecientemente restrictivas (con un liderazgo delegado por la ministra de Economía) y a partir de allí se pasa de una inflación cerca de dos dígitos a una inflación de clase mundial (menor al 5%). Esta situación no fue siempre consistente con la política fiscal y con la respuesta a impactos externos (pandemia, sequía), lo que no coadyuvó al abatimiento de costos del país.

Deseada convergencia

Todos aspiramos a ser “ricos y sanos”, pero llegamos al límite del paroxismo cuando nuestra tara narcisista, exacerbada en el ámbito político, pretende iluminar el camino de nuestros semejantes, haciendo promesas incumplibles, soslayando la limitante de recursos, la realidad y las prioridades de las personas, así como la ley de las compensaciones.

Combatir la pobreza infantil parece ser hoy un importante denominador común de todos los sectores, y, definitivamente, ya se estaría dando un primer paso con el acuerdo de todos. Este nuevo consenso puede tener consecuencias reales si la intención es acompañar soluciones que signifiquen mayor dotación recursos, nuevas ideas y un abordaje normativo inteligente, reconociendo la interdependencia con otros vectores, como se ha señalado.

Queda apostar para que no se apruebe la reforma constitucional y luego quizás, se pueda llevar a cabo una reforma de la ley, que tome en cuenta varios factores que han sido señalados por la oposición y se escuchen a los sectores afectados y más vulnerables, que no encuentran solución con la ley aprobada.

Finalmente apostamos al coraje de nuestros políticos de todos los sectores para convenir una agenda que permita bajar seriamente el costo país, lo que es, sin duda, una rémora, que nos desalinea del buen camino.

Estos tres temas solos son “un montón”, pero por favor, nuestro humilde pedido: cohíban el ego y la demagogia.

[1] Ver Archivo del caso Marset, Ana Laura Pérez, periodista de varios medios locales, del País, Radio Mundo, etc.
[2] Ver Lic. Lucía Barrios, Academia, La Diaria, ref. a Magdalena Furtado de ONU experta ONU Mujeres, Master of Science in Economics, Universidad Pompeu Fabra., La Diaria 5/sept./24
[3] Presentación Comisionado Parlamentario, sobre sistema penitenciario en 4º. Ciclo Examen Periódico Universal de NNUU (EPU), Ginebra, 2024
[4] Ver Estudio inédito, Lic. Diego Sanjurjo, Mrio.del Interior, sobre Delincuencia y Reincidencia, año 2023
[5] Ver artículo sobre Un sistema carcelario que no rehabilita, Diario La mañana, jun/2024
[6] Ver estudio, Mrio.Interior, sobre reincidencia, sept/23. La comparación entre países es difícil porque parten de definiciones y registros diferentes. El mayor porcentaje se da en varones de 18-37 años y en 3 años superan el 70% pero a partir de allí baja hasta los 50 años (llega a un 20%). En 2019, el 30% reincidió en 6 meses, el 44% en un año, el 59% en 2 años y el 66% en 3 años. En los subsiguientes se aproxima al 70%”
[7] Ver Matías Brun, Reducir la pobreza infantil requiere de políticas para adultos, La Diaria, Matias Brun, Economía, 2/nov/23
[8] Ver evaluación de M. Borchardt, B.Zeiko, A. Arosteguiberry que consideran que la responsabilidad fiscal que esgrime el gobierno, se trata de un relato y no buenas noticias y que se desvanece a medida que se llega a la última Rendición de Ctas.