Las albuferas son lagunas costeras donde se reúnen el agua dulce y el mar. En ellas se produce la interconexión entre todos los ecosistemas, y uno de sus principales beneficios es su función de termómetros de la salud ambiental de las regiones.
En América Latina y el Caribe, desde la albufera del Medio Mundo en Perú hasta la Ciénaga de Mallorquín en Colombia, estas formaciones naturales representan un patrimonio natural invaluable en tanto contribuyen a posicionar a la región como actor central en el combate a la crisis climática y la pérdida de biodiversidad. Las albuferas actúan como barreras naturales contra la erosión costera, filtran contaminantes, regulan los ciclos hídricos y son refugio para innumerables especies. Además, funcionan como puntos estratégicos para las aves migratorias que recorren el norte y el sur del continente.
El primer Encuentro Iberoamericano de Albuferas, realizado en Mar Chiquita, Argentina, en noviembre pasado, congregó a representantes, expertos y gestores ambientales de 8 países que cuentan con ecosistemas costeros (Uruguay, Brasil, Colombia, México, Perú, España, Venezuela y Argentina). Durante el evento, se buscó fortalecer la cooperación internacional en ese campo, así como impulsar una serie de iniciativas de peso para la conservación de esos espacios. Tal es el caso del trabajo de CAF junto con la National Audubon Society y BirdLife International para posicionar la Iniciativa Americas Flyways (AFI), que se implementará en enero de 2025. El proyecto busca proteger y restaurar ecosistemas críticos a través de soluciones basadas en la naturaleza, que beneficien tanto a la biodiversidad como a las comunidades locales. La herramienta busca representar además un nuevo paradigma en la conservación, la protección ambiental y el desarrollo sostenible.
Al respecto, la relevancia de la iniciativa se hace evidente si se tiene en cuenta que el 85% de los sitios importantes para la conservación de aves en Colombia coincide con áreas clave para la regulación hídrica y la mitigación del cambio climático. No es casualidad. La naturaleza funciona como un sistema integrado donde cada elemento cumple múltiples funciones. Las albuferas son un ejemplo perfecto de esa multifuncionalidad en tanto proporcionan servicios ecosistémicos que van desde la protección contra inundaciones hasta el sustento de economías locales.
Los desafíos hacia adelante en la materia son mayúsculos. Existe una brecha financiera de entre 598 y 824 mil millones de dólares anuales para implementar acciones que aborden la crisis climática y la pérdida de biodiversidad; y las albuferas, como otros ecosistemas críticos, requieren inversiones sostenidas para su conservación y gestión adecuada.
Por esto, desde CAF estamos comprometidos en movilizar recursos y crear mecanismos financieros innovadores que permitan proteger estos ecosistemas vitales. La AFI es un ejemplo de este compromiso, en la medida en que apunta a gestionar de manera sostenible más de 30 paisajes marinos y terrestres para 2050, con una movilización estimada de entre 3 y 5 billones de dólares. A esto se suma además el compromiso de la Red Iberoamericana de Albuferas para celebrar un segundo encuentro en la Laguna de Rocha, Uruguay, durante 2025. Esta alianza permitirá compartir conocimientos, coordinar esfuerzos de conservación y desarrollar proyectos conjuntos que beneficien a toda la región.
No es solo un acuerdo entre instituciones. Es un compromiso con el futuro y un reconocimiento de nuestra responsabilidad compartida en la preservación de estos ecosistemas únicos.
-Christian Asinelli, es Vicepresidente Corporativo de Programación Estratégica CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe.