OPINIÓN
Las cifras de Ancap no muestran ganancias extraordinarias.
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A comienzos de noviembre, y por segundo mes en forma consecutiva, el Poder Ejecutivo soslayó los números de la Ursea y, basado en presuntas ganancias extraordinarias obtenidas por Ancap en la venta de combustible a UTE, de modo que ésta pudiera exportar electricidad a Brasil, decidió no aumentar los precios de los combustibles cuando aquella había indicado que correspondía hacerlo, de acuerdo con la regla recientemente aprobada, que toma en cuenta la evolución de la PPI.
Dicha regla nada dice acerca del destino de eventuales ganancias extraordinarias. Pero el sentido común, y el actuar “como buen padre de familia” (expresión que habría caído en desgracia en este nuevo mundo de la corrección política), hubiera recomendado aplicarlas a compensar las pérdidas que Ancap ha acumulado por diversos subsidios explícitos e implícitos en su funcionamiento y por la postergación de aumentos hace unos meses. De hecho, sería bueno saber por dónde anda el famoso “Factor X”, que presumo ha de haber aumentado en los últimos meses al no haberse tocado el precio del super gas cuando también debió ser subido.
En todo caso, lo único bueno que había traído aquella regla, la transparencia en los precios y el final de la discrecionalidad en su fijación, ha sido echado por la borda. Como ha dicho un agudo analista, ahora prima el “Factor D”, por discrecionalidad y como alguien expresó en Twitter (a quien quisiera recordar para darle el crédito por la ocurrencia), ha cambiado la R de Regla por la de Referéndum. Mi vecino de página, Aldo Lema, se explayó hace dos lunes sobre el tema reglas de manera contundente y remito a mis lectores a su columna si aún no la leyeron.
Pero los lectores que me conocen saben de mi debilidad por los números y, entonces, vamos a por ellos.
Voy a comparar datos de los terceros trimestres de 2020 y 2021, a partir de cifras en dólares, dividiendo las de cada mes en pesos por el tipo de cambio promedio respectivo. Cifras que publica el MEF todos los meses y que se refieren a lo fiscal, no a lo contable, que poco y nada interesa en esta historia. Si hablamos en plata, hay que ver los números fiscales.
Comencemos por la génesis: entre ambos trimestres, las exportaciones de electricidad pasaron de 15 a 278 millones de dólares, según los datos de comercio exterior del BCU.
Veamos los números de UTE. Sus ingresos pasaron de 416 a 533 millones de dólares y las compras de bienes y servicios, pasaron de 225 a 294 millones.
Es decir que el margen entre ingresos y costo de los bienes vendidos pasó de 191 a 239 millones de dólares. Mientras tanto, los otros egresos (remuneraciones y aportes BPS, impuestos DGI, intereses e inversiones) casi no cambiaron, pasando de 176 a 181 millones. Por lo que, al final del día, el resultado (incluidos los dividendos transferidos al MEF) subió de 15 a 57 millones de dólares. Esta es la mejoría en UTE entre los terceros trimestres.
Ahora veamos los números de Ancap. Sus ingresos subieron de 514 a 753 millones de dólares. Hay varias razones para ello más allá del tema UTE, tanto por el lado de las mayores cantidades vendidas como de los mayores precios cobrados. Las compras de bienes y servicios también subieron mucho, de 287 millones a 521 millones, y el notorio aumento del precio del petróleo entre los períodos comparados es suficiente para entenderlo, lo mismo que la mayor cantidad producida y vendida. Por lo que el margen entre ingresos y costo de los bienes vendidos casi no cambió: pasó de 227 a 233 millones de dólares. Y los restantes egresos (remuneraciones y aportes BPS, impuestos DGI, intereses e inversiones) subieron de 219 a 250 millones de dólares, por mayores pagos a la DGI. Por lo que el resultado pasó de +9 a -17 millones de dólares.
Esos resultados incluyen a los dividendos (US$ 7 millones en el tercer trimestre de 2020) y a la variación del stock de petróleo (-9 y -81 millones respectivamente en 2020 y 2021). Una caída en los inventarios de Ancap da lugar a caja, pero en la medida en que hay que reponer ese stock no corresponde tomarlo como una ganancia de caja. En otras palabras, el resultado de Ancap que informa el MEF arrojó en el tercer trimestre un saldo positivo de US$ 63 millones, que, al restar la disminución en sus inventarios, queda en el déficit de 17 millones referido. Por lo que el resultado “fiscal” de Ancap empeoró ligeramente entre los terceros trimestres de 2020 y 2021, no reflejando mayores ganancias como sí las hubo en el caso de UTE.
Por último, veamos los datos de ambas empresas para los últimos 12 meses a septiembre, calculados del mismo modo.
En UTE, el resultado informado por el MEF asciende a US$ 31 millones, tras haberle transferido dividendos por US$ 108 millones, por lo que el verdadero resultado de UTE en términos fiscales es de US$ 139 millones, frente a sólo 17 millones en al año calendario 2020.
En Ancap, el resultado que surge de las planillas del Ministerio es de US$ 50 millones en los 12 meses a septiembre, tras haberle transferido dividendos por 7 millones y haber disminuido inventarios por US$ 248 millones. Por lo tanto, el resultado de Ancap en términos fiscales es negativo en US$ 191 millones en dicho período, frente a uno positivo en 17 millones en el año 2020.