Apuntes para un FODA 2020 de nuestra oferta exportable

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Foto: El País

TEMA DE ANÁLISIS

Dos datos positivos para Uruguay: la reciente mejora en la competitividad externa vía suba del dólar y la fortaleza de nuestra canasta exportadora.

La apertura comercial y el perfil exportador de nuestro país son algunos de los factores que condicionan la evolución futura de la actividad. En este contexto, consideramos oportuno presentar algunos apuntes para un análisis FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas) del sector externo.

Economía pequeña y abierta

Uruguay es un país con una superficie de 176.215 km² y una población de casi 3,5 millones de personas, que se encuentra entre dos gigantes de la región (y del mundo), Argentina y Brasil. Esta condición de economía pequeña vuelve imperante la apertura al mundo para generar escalas necesarias.

Existen distintas formas de medir la apertura de una economía; por ejemplo, la inversión extranjera directa en el país o el número de tratados comerciales. En este caso, nos centraremos en el comercio de mercancías usando el indicador que compara el nivel de exportaciones e importaciones de bienes con el nivel de producto.

De acuerdo con la información del Banco Mundial para 2018, el cociente de exportaciones más importaciones sobre producto interno bruto (PIB) para Uruguay fue del 27,5%. En la comparación regional, este índice nos coloca a mitad de tabla. Como se observa en el gráfico 1, los países más abiertos en 2018 en América del Sur fueron Paraguay y Chile, cuyo intercambio comercial con otros países supera el 50% del producto. Uruguay se ubica por debajo de estos, junto con Colombia (cuyo índice ascendió al 28,1%), y por encima de Brasil (22,7%) y Argentina (24,5%), países con un tamaño que facilita la sustitución de ciertas importaciones.

Si abrimos la comparación al resto del mundo, Hong Kong es el país con mayor coeficiente, seguido de Singapur y Vietnam, economías cuyas exportaciones e importaciones de bienes son tres veces mayores que el PIB. En el otro extremo, se encuentran las Islas Mariana y Cuba (13,2% y 14,3%, respectivamente).

Pero menos abierta que hace unos años

La apertura de Uruguay al resto del mundo, medida a través de este indicador, no siempre estuvo a mitad de tabla. Entre 2004 y 2012 nuestro país ocupaba uno de los primeros lugares en el ranking, cuando el comercio exterior de bienes representaba un 40% del producto uruguayo (incluso en el segundo semestre de 2008 la suma de las exportaciones más las importaciones de mercaderías superaron la mitad del producto).

¿Qué sucedió desde ese momento? Hay al menos tres factores que podrían explicar este comportamiento. Primero, en los últimos años hubo un fuerte impulso del PIB, pero que no fue generalizado, sino que se expandió principalmente a partir de la actividad de telecomunicaciones, mientras que el frente externo (que también creció) lo hizo a un ritmo más moderado, como se observa en el gráfico 2. Puesto en números: las exportaciones medidas en dólares corrientes crecieron cerca de un 25% desde 2008, mientras que las importaciones cayeron un 10%, en tanto el PIB en dólares corrientes se expandió un 80%.

Segundo, hace casi cinco años finalizó el período de auge de los precios de las materias primas, que tienen un peso importante en el total. Según cálculos de la Cámara de Industrias, las materias primas y los productos industriales de origen agropecuario representan más de un 80% del total de bienes que exportamos, y por eso la evolución de sus precios tienen una fuerte incidencia en las ventas uruguayas. Así, mientras que en 2014 las exportaciones totales de bienes llegaron a superar los USD 9.500 millones, hoy estamos en niveles en torno a USD 2.200 millones por debajo de esa cifra, pese a que el volumen exportado actualmente se encuentra en niveles similares.

Un tercer factor es la competitividad-precio de nuestra economía. Al respecto, el índice de Tipo de Cambio Real (TCR), que compara la evolución de una canasta en dólares de Uruguay con la de sus principales socios comerciales, ha alcanzado niveles mínimos los últimos 35 años, como se observa en el gráfico 3. Esto significa que Uruguay se ha encarecido para el resto del mundo, lo que dificulta las colocaciones en el exterior. En particular, ha habido una pérdida de competitividad a nivel regional: hoy, el TCR bilateral de Uruguay con Brasil se ubica un 50% por debajo de los niveles de hace una década, mientras que con Argentina la caída asciende al 60%.

Una mirada a las últimas cifras

A los factores antes mencionados, que explicaron la caída del sector externo en el último tiempo, este año actúa un elemento adicional, imprevisto: los efectos del COVID-19, que se tradujeron en una caída de la demanda externa y dificultades para la comercialización.

De esta manera, las exportaciones medidas en valores corrientes han estado cayendo en términos interanuales en todos los meses de 2020 hasta mayo, y han acumulado una baja del 18% respecto a los primeros cinco meses de 2019, unos USD 700 millones menos.

Analizando los datos por productos, celulosa y carne fueron los de mayor incidencia negativa en lo que va del año (con bajas interanuales de un 35% y 17%, respectivamente). En cambio, las exportaciones de arroz fueron las que más incidieron de manera positiva (aumentaron un 68%), a impulso en parte de la reapertura del mercado mexicano y una licitación que hubo en mayo en Panamá.

Por destino, se destacan las bajas de las ventas hacia China y Brasil (que han estado cayendo de manera ininterrumpida durante el año), a lo que se suma una baja de las exportaciones hacia la Unión Europea en los dos últimos meses.

La pandemia también tuvo sus efectos en las importaciones de Uruguay, sobre todo a partir de abril. En el bimestre (abril-mayo) las compras al exterior cayeron un 21% en la comparación interanual. La baja se explica principalmente por menores compras de vehículos y bienes duraderos y de bienes de capital, mientras que las importaciones de alimentos y bebidas bajaron un 8%.

¿Qué deberíamos esperar para el resto del año?

El contexto actual muestra un panorama poco alentador para los próximos meses, aunque el grado de afectación no será el mismo para todos los productos. La “vulnerabilidad” de las exportaciones uruguayas por bienes depende, en parte, de los destinos a los que vendemos y del grado de concentración. Por ejemplo, entre los principales productos de exportación de Uruguay, los bienes con mayor exposición son la soja y la celulosa (que van a 14 y 16 mercados, respectivamente), mientras que los lácteos, productos plásticos y productos farmacéuticos se venden en un amplio número de mercados (más de 60 destinos).

Más allá de esto, y dejando de lado temas como los costos logísticos y carencias en infraestructura, destacamos dos datos positivos. Primero, en Uruguay se procesó en los últimos meses una mejora de la competitividad externa con la suba del dólar por encima de la inflación, lo que favorece la rentabilidad de los exportadores. Segundo, se debe destacar la fortaleza de Uruguay en su canasta exportadora, integrada principalmente por alimentos y materias primas no metálicas ni petróleo. A diferencia de lo esperado para los bienes energéticos, los principales organismos internacionales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional) no prevén grandes variaciones de precios en los productos agrícolas para este ni el próximo año.

(*) Consultoría Económica de PwC

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