Argentina va camino a otra hiperinflación

Roberto Cachanosky afirma que la huida del dinero es tal, que la moneda local es rechazada por completo por los agentes económicos, mientras los supermercados ajustan sus precios dos veces por semana.

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La crisis de Argentina
Getty Images

Roberto Cachanosky

Cuando Massa aceptó hacerse cargo del ministerio de Economía, todavía no se conocía la dimensión de la sequía que se venía. Creyó que podía manejar fácilmente las variables para llegar hasta las elecciones.

La sequía actual es algo más grave que la de 2009 y con serios problemas de reservas en el BCRA que no existían en ese año. Ahora Massa tiene que inventar el plan soja 3 y el dólar regional para tratar de amortiguar el impacto en los sectores productivos pero, sobre todo, para intentar conseguir algún dólar adicional.

Massa sabe que con la falta de dólares que tiene, no habrá divisas para importar insumos, con lo cual la economía entrará en recesión. Los datos del último cuatrimestre 2022 lo confirman. Esto generará una caída de los ingresos tributarios con lo cual se agravará la situación fiscal, obligándolo a emitir más moneda y acelerar la inflación en un año electoral.

El acumulado de recaudación tributaria en el primer trimestre del año muestra un aumento del 88% interanual, y recordemos que la inflación del primer trimestre va a estar superando cómodamente el 100% anual.

Es probable que el objetivo de Massa ya no sea llegar a octubre con la economía dominada. Si llega a las PASO de agosto y el kircherismo tiene un resultado electoral muy adverso, es probable que el mercado evolucione exactamente al revés de cómo evolucionó en 2019, cuando Macri perdió las PASO. Es decir, en 2019, cuando Macri perdió por una amplia diferencia contra el Frente de Todos, se disparó el blue y el riesgo país por desconfianza a lo que venía.

Si, por el contrario, en agosto el kirchnerismo hace una muy mala elección y Juntos por el Cambio hace una buena elección, es probable que ocurra el efecto inverso a agosto de 2019 y el mercado de cambios se tranquilice solo, al igual que el mercado de bonos. Por eso digo que no es de descartar que la meta que tenga hoy Massa sea llegar a las PASO y ver si el mercado se tranquiliza al ver una derrota importante del kirchnerismo.

Mientras tanto, implementa el plan soja 3, que implica generar varios problemas:

Se benefician los que reciben un dólar más alto y se perjudican los que compran esos bienes como insumos y luego exportan. Es decir, se encarecen los insumos de los exportadores que no tienen el beneficio de un dólar más alto para exportar o bien para vender en el mercado interno.

Vuelve a generarse una pérdida importante para el BCRA que, nuevamente, compra dólares caros y los vende baratos. Ese quebranto puede ser cubierto por el tesoro con otro bono sin valor, porque el tesoro también está quebrado.

Se emite más moneda, por lo menos en el diferencial entre los $ 300 que paga a los exportadores de soja y los $ 220 que se los vende a los importadores.

Es posible que ante el último punto, el BCRA emita más Leliq, incrementando el poder explosivo de esa deuda acumulada.

Deuda que, por cierto, también crece en el tesoro. No crece solo la deuda del BCRA, sino también la del tesoro y el mercado ya no absorbe más deuda estatal. A tal punto el mercado está saturado de deuda del tesoro, que Massa le estaría pidiendo a los fondos de inversión que elijan el tipo de bono que quieren y él se los da. Tal es el grado de desesperación que tienen por cubrir el rojo fiscal y hacer el rollover de la deuda.

Desde el punto de vista macro, el BCRA va a emitir para poder comprar los dólares soja a $ 300 y luego venderlos a $ 220 a los importadores. La diferencia es dinero que va a quedar circulando con el consiguiente impacto inflacionario, o bien el BCRA tendrá que colocar más Leliq, aumentando la bola de nieve que ya está descontrolada.

El stock de Leliq ya representa el 229% de la base monetaria, generando un cuasifiscal cada vez más alto.

En el primer trimestre del año, el BCRA pagó $ 2,1 billones en intereses por el stock de Leliq. En todo 2022, el costo cuasifiscal fue de $ 3,4 billones. Es fácil imaginar que, a este ritmo, la pérdida del BCRA superará ampliamente el déficit primario del tesoro e, incluso, el déficit financiero.

Es más, en marzo el BCRA volvió a emitir moneda vía la cuenta Adelantos Transitorios para financiar el déficit fiscal. De manera que la emisión se va a producir por tres factores: 1) por la compra de dólares a US$ 300 por exportaciones de soja y la venta de dólares a US$ 220 a quienes tienen que importar insumos, 2) por el déficit fiscal y 3) por el déficit cuasifiscal del Banco Central.

Argentina va camino a la hiperinflación. La hiperinflación no se define por un porcentaje de aumento de los precios. Venezuela tuvo una hiper de 2.000.000% anual y nosotros del 4.000%. Ambas fueron hiperinflaciones, por eso la hiper se define por la velocidad a que la gente se desprende de la moneda antes que pierda más poder adquisitivo. La huida del dinero es tal, que la moneda es rechazada por completo por los agentes económicos. Además, se agrega la velocidad a la que se remarcan los precios. Los supermercados están recibiendo dos listas de precios con dos ajustes semanales.

En síntesis, Massa tiene que lidiar hasta agosto con 1) el problema fiscal, 2) el tema inflacionario y 3) la falta de dólares artificialmente baratos para importar insumos a un tipo de cambio artificialmente barato.

Los salarios reales están cayendo, por lo tanto, cae el consumo. Las exportaciones caen por el tipo de cambio y por la sequía, o sea las exportaciones no empujan. Y las inversiones brillan por su ausencia. Ninguno de los tres motores que mueven la economía está funcionando. Así que el avión está planeando y tratando de llegar a la pista para ver si logran tener un aterrizaje los más suave posible.

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