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CAF considera a Uruguay como “un modelo a replicar en la región” a partir de los proyectos de financiamiento desarrollados en el país

Arazatí y Casupá, ambos con respaldo de CAF, no son proyectos opuestos; el país los necesitará los dos y quizás alguno más, según Sergio Díaz-Granados, presidente Ejecutivo del banco de desarrollo.

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Sergio Diaz-Granados, Presidente Ejecutivo de CAF.
Foto: Francisco Flores, El País.

Uruguay es “un gran laboratorio” para CAF, asegura su presidente, el colombiano Sergio Díaz-Granados, luego de lanzar un nuevo fondo de infraestructura en el país, que eleva la participación de este banco de desarrollo en proyectos por casi mil millones de dólares en el país. La pasada semana se presentó ante inversores el Fideicomiso Financiero para el Fondo de Deuda para infraestructura en Uruguay V por parte de CAF-AM(Administradora de Activos Uruguay, entidad gestora de fondos de CAF-banco de desarrollo, en Uruguay), que tiene como objetivo principal el financiamiento delProyecto Arazatí. Díaz Granados asegura que se trata de la mayor inversión en el sector privado en el área de influencia de CAF y la de mayor sofisticación financiera de las que realizó la institución en el país. El funcionario advierte que ese proyecto “no es excluyente” de la represa en el arroyo Casupá, que ya cuenta con aprobación y financiación de CAF. “El país factiblemente necesitará de ambas infraestructuras”, precisó. CAF ha orientado buena parte de sus recursos a iniciativas definidas como “verdes” y ha puesto especial énfasis en proyectos de desarrollo local. A continuación, un resumen de la entrevista.

—Entre lunes 26 y martes 27 de febrero se llevará a cabo la suscripción de los dos tramos previstos, mayorista y minorista, del Fondo V de CAF-AM, que en círculos financieros se descarta que resultará exitosa. ¿Cuál es objetivo que moviliza al banco en estas iniciativas?  

—En el 2016, CAF propuso la creación de este vehículo especial para canalizar el ahorro hacia infraestructuras; yo suelo decir que esta generación que vive hoy en América Latina y el Caribe, es la generación con mayor ahorro en la historia de la región, y tenemos que usar ese ahorro para un crecimiento económico sostenible, inclusivo, y resiliente; la manera de hacerlo es creando vehículos y proyectos serios, sólidos, que ayuden a que ese ahorro se convierta en el apalancamiento para el desarrollo, como lo hicieron las básicamente las economías asiáticas, que básicamente, a partir del ahorro, transformaron sus infraestructuras.

—Los fondos I, II y Ferrocarril Central han sido exitosos…

—Aquí en Uruguay hemos hecho el lanzamiento de CAF-AM hace ya unos años, y hoy tenemos mil millones de dólares en inversión que se han canalizado a través de nueve grandes proyectos, a partir de allí hay obras de más de 150 instituciones educativas, varios corredores viales y también el Ferrocarril Central. Y ahora venimos con una aspiración que yo creo que calza muy bien con los objetivos de CAF en torno al cambio climático.

—¿Por qué decidieron participar en el proyecto Arazatí?

—Nuestra participación en Arazatí es una buena oportunidad, visto el alerta del año pasado a partir de la dura sequía, que expuso no solamente a Uruguay sino también a otros países de la región y que ahora estamos viviendo en Colombia y Panamá, tenemos que comenzar a identificar proyectos que ayuden a la resiliencia y en la adaptación al cambio climático.
Por eso apoyamos con entusiasmo este fondo cinco, cerca de 300 millones de dólares en unidades indexadas a través de la Bolsa de Valores; esos recursos, más los recursos del banco para hacer un apalancamiento público privado de la planta Arazatí. CAF aportará unos 100 millones de dólares para este proyecto.
Y no solamente van a captar los fondos de pensión, como es el caso de las AFAP en Uruguay; sino también de Family Offices de América Latina, porque durante la pandemia hubo un crecimiento importante de estos fondos; ese ahorro está, y hay que traerlo a la región con proyectos de estas características, con vehículos bien estructurados, con el respaldo de nuestros técnicos, buscando generar confianza para canalizar inversiones a la región. Hay una gran oportunidad.

—¿Es el mayor proyecto de CAF en el sector privado?

—Si tomamos en cuenta las inversiones del banco, como operación individual en el sector privado, sin garantía soberana, es la operación más grande de la historia para CAF. Y cuando uno mira la evolución de relación de CAF con Uruguay, este es el momento de mayor sofisticación financiera que estamos teniendo con el país; el país va demandando mejores productos financieros y el banco se está moviendo en esa dirección. Vamos con una emisión para inversores institucionales, donde participarán las AFAP y emisiones a los ahorristas a través de la bolsa, la participación técnica del banco y el financiamiento adicional que sumó nuestra institución. Esta operación, más sofisticada que las que habitualmente se realizan, nos lleva a un nuevo escenario, que debe ser la tónica para las operaciones en los demás países.

—¿Es una experiencia replicable en otros países?

—Sin dudas, Un modelo que también estamos desarrollando en Colombia, que presentamos en Costa Rica y que pretendemos expandir a Paraguay, República Dominicana, Perú, Chile. Nuestro objetivo es expandirlo, a partir de los buenos resultados en Uruguay. Para ello es clave el éxito de los proyectos anteriores en el país, que generan ese clima de confianza que se requiere para este círculo virtuoso del ahorro y la inversión.

—Para CAF, este proyecto califica como “verde”…

—Sí, cien por ciento. Además, tiene una impronta especial para nosotros, que es adaptación y resiliencia. Porque la región tiene ahí el mayor desafío del presente. América Latina y el Caribe es una región baja en emisiones, pero altamente expuesta al cambio climático y por esa razón, creo que estos proyectos que apuntan precisamente a resolver estos problemas. Para evitar que como resultado del cambio climático retrocedamos en nuestros logros sociales y económicos. El gran campanazo que tuvimos en Uruguay, Argentina, Paraguay a partir de la sequía del año pasado, se está repitiendo hoy en Panamá, con casi 35% menos de lluvias y una fuerte afectación, entre otras actividades, al canal. Hay que tomar seriamente estos temas y buscar respuestas rápidas. Arazatí es eso; una respuesta perfecta para lo que vimos el año pasado en Uruguay.

—CAF está asumiendo una impronta particular con el financiamiento de proyectos vinculados al cambio climático…

—Así es, es estratégico. Desde 2021, cuando elevamos el documento de incremento de capital del banco, la propuesta de valor que se llevó al directorio era que lográramos al menos al 2026, que un 40% de nuestras aprobaciones fueran verdes y, en ese componente, prima la adaptación y la resiliencia por sobre la mitigación. En ese camino vamos y este año entre el 30 y el 35% de nuestras aprobaciones van a ser verdes y aspiro a llegar al 40% en poco tiempo.
Pero esta operación en Uruguay, en particular, clasifica cien por ciento dentro de ese concepto de lo que queremos construir como banco verde. Cierra perfecto, tuvimos un respaldo unánime de todos los directores cuando elevamos la propuesta en CAF. Insisto, mi mayor preocupación como presidente de CAF es que, una región con logros muy magros en muchos frentes, desde lo social y lo económico, pierda lo que ha ido logrando últimamente ante los fenómenos climáticos a los que está expuesta. No podemos retroceder. Y en ese sentido el banco tiene que actuar.

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Sergio Diaz-Granados
Foto: Francisco Flores

—¿Cuánto representa Uruguay en la cartera del banco?

—Es un 3,7% del total y ha crecido 37% a partir de este proyecto. El factor de movilización que está haciendo Uruguay del banco es muy importante.

Con un fuerte incremento en desembolsos y en aprobaciones con una importante diversificación de los instrumentos; vemos a Uruguay como un gran laboratorio para el banco, con proyectos replicables en otros países, para lo que queremos escalar a nivel a nivel regional. Uruguay tiene una cartera de proyectos muy buenos, en términos de riesgo ponderado por cartera, crecer en Uruguay es una gran noticia para el rendimiento general del capital del banco. Es un socio activo, con crecimiento de cartera, de desembolsos y diversificación de instrumentos.

—¿Esas características de un socio en particular inciden en el perfil de la institución?

—Ha sido de uno de los países que ha incidido para que el banco, el año pasado, tuviera las mejores calificaciones en la historia, tuvimos emisiones benchmark en los mercados internacionales por primera vez; CAF se consolidó como principales emisor latinoamericano, con las mejores calificaciones crediticias y un crecimiento general de la cartera, apoyado en una expansión en países como como Uruguay o Chile.

—¿Cómo se distribuye hoy la cartera de CAF en los diferentes proyectos?

—El 80% de la cartera del banco están en Sudamérica; un 70% destinada a infraestructuras y de eso, un 30% son proyectos vinculados con el uso del agua. Una de las áreas más dinámicas que tiene el banco hoy es en agua y saneamiento. La obra más grande de agua potable la estamos haciendo en Buenos Aires con Aysa (Agua y Saneamientos Argentinos), casi mil millones de dólares de financiamiento. Por otra parte, el 90% del total de la cartera está en soberanos, y hemos ido expandiendo las áreas; en la medida que expandimos la presencia geográfica van apareciendo temas novedosos de financiamiento; temas de telemedicina en El Salvador; financiamiento de cadenas de producción de café y cacao en Honduras atendiendo la pobreza en el ámbito rural; con Colombia por ejemplo estamos ampliando toda la cartera también de presencia de educación y salud en el mundo rural. Hay un incremento general de la cartera, que el año pasado fue de 9% y en algunos países, mucho más alto, como en Uruguay.

—El proyecto Arazatí ha sido cuestionado en ámbitos políticos; ¿cómo monitorea CAF, en iniciativas en las que planifica su participación, cuando se generan polémicas en su entorno?

—En general, el banco logra trascender los períodos político-electorales y también las tensiones naturales que hay en una democracia. Tratamos de enfocarnos en el proyecto en sí, pesando en el beneficio de la sociedad. Y si mantenemos el foco ahí, nos alejamos del “aire caliente” que se generan en la política local.
Nosotros asesoramos a los gobiernos en torno a los diferentes proyectos que puedan plantearse con el objetivo de mejorar las condiciones para el país. Por otra parte, no es un proyecto excluyente; son complementarios, puede ser parte, si el país lo decide, de una serie de proyectos que vayan en la misma dirección.
Lo vemos por el lado del vaso medio lleno: vayamos por lo que hoy está encaminado, lo que nos parece una buena solución y está más diagnosticado; seguramente habrá que ir agregando más proyectos para la seguridad de la cuenca. Esto es a largo plazo, 30 o 40 años, y lo que hoy parece una discusión crucial, qué proyecto debe ir primero que el otro, la misma realidad los va a ir acomodando y serán necesarios todos.

—Usted está haciendo referencia al proyecto de la presa Casupá, que el banco ya había aprobado con el gobierno anterior…

—Así es, técnicamente está aprobado, y se va renovando año a año la posibilidad de que el gobierno pueda formalizar la operación. El trabajo se actualizará si es necesario, pero el crédito está aprobado para ese proyecto.
Con este proyecto de Arazatí hay que avanzar lo más rápido posible, aprovechando que ahora no hay una urgencia, pero hay que prepararse para cuando venga y no tener que hacerlo presionado por las circunstancias.

—¿Es un buen momento para salir con un proyecto de estas características?

—Es un buen momento sí. El país presenta indicadores favorables y una situación estructural muy buena. Desde el punto de vista de la oportunidad, es un proyecto “presentable” y “acompañable” para el banco. Un buen momento para buscar inversores. Nadie sabe exactamente, qué va a pasar en cuatro, cinco o diez años, pero cuando se observan las condiciones del país, son favorables para invertir a largo plazo.

—Usted ha puesto especial énfasis en impulsar iniciativas de alto impacto en proyectos locales, más allá de financiamiento a grandes emprendimientos a nivel nacional…   

—El directorio de CAF ha determinado que, al menos de un tercio del incremento patrimonial dispuesto para la próxima década, acompañe el financiamiento externo para entidades municipales. Hay una estrategia del banco en ir hacia esos gobiernos, aunque eso depende de la legislación de cada país. Hemos creado una gerencia para tratar exclusivamente desarrollo urbano y economías creativas. Han aparecido proyectos de vivienda, de agua y saneamiento, de recolección de residuos, de restauración del capital natural, entre muchos. Hay países como Brasil, donde el 80% de la cartera es municipal, o Argentina, donde el grueso de la cartera es con las provincias. En Uruguay estamos en un despunte de lo local, con algunos proyectos, como el realojo del asentamiento Kennedy en Maldonado.

—En esa línea, en Uruguay está planteado el proyecto el puente Bella Unión- Monte Caseros, donde se financió el estudio

—Le asignamos casi 1 millón de dólares para los estudios de factibilidad, pero también estamos vinculados con el proyecto de Laguna de los Patos-Laguna Merim. Estas dos iniciativas hacen parte de un gran objetivo de integración sudamericana, corredores de infraestructura fronteriza, que impulsamos desde CAF en la última cumbre del Mercosur, junto con el BID, Bndes y Fonplata. Nos comprometimos a poner equipos técnicos y 10 mil millones de dólares para integrar a un fondo de infraestructuras. Tenemos que trabajar para resolver el enorme problema que tenemos de integración física en Sudamérica. Desde los bancos de desarrollo debemos que ayudar a pensar en el largo plazo es decir, nosotros deberíamos estar para la agenda importante, no para la agenda urgente.
En el caso del puente Bella Unión-Monte Caseros, estamos en la etapa de estudios técnicos y con los gobiernos con CARU (Comisión Administradora del Río de la Plata) se están buscando los instrumentos óptimos para su financiación.

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