Existe una estrecha relación entre el clima y la delincuencia. La evidencia internacional así lo sugiere. Y la explicación se encuentra analizando los cambios en el uso del tiempo y en el consumo de alcohol que causan las altas temperaturas.
Economía y shocks climáticos
Hay muchos mecanismos que pueden explicar la relación entre el clima y los resultados económicos de un país. Por ejemplo, los shocks de temperatura afectan la demanda de energía, la salud, la productividad laboral, la estabilidad política. Otro ejemplo reciente y más cercano: es el estudio que hizo Sebastián Mussini acerca del impacto de las lluvias en los accidentes de tránsito en Uruguay. Los costos que ocasionan estos accidentes son elevados y han captado la atención de los economistas (en Uruguay, en 2023, hubo más de 25 mil personas lesionadas en siniestros de tránsito). Sebastián, en su tesis de maestría en economía de la Universidad de Montevideo, demuestra que 1 milímetro de lluvia genera un aumento de 0.125 en la probabilidad de que haya al menos un peatón accidentado (ocasionando costos de salud, días de trabajo perdidos, etc.).
Comprender cuidadosamente los mecanismos por los cuales la temperatura puede incidir en la economía ayuda a orientar las posibles intervenciones o decisiones de política pública. Cuanto más conozcamos los mecanismos, más certeros podemos ser en las respuestas que damos.
Temperatura y agresividad
Un estudio de François Cohen y Fidel González acaba de salir a la luz en AEJ: Economic Journal. Hasta este momento se sabía muy poco acerca de las razones detrás de esa correlación entre clima y delito. Algunos argumentan que las altas temperaturas fomentan la agresividad (investigaciones previas muestran que los días de calor, los tweets son más agresivos y los reclusos se pelean más). Sin embargo, esta explicación fisiológica aún está bajo la lupa. Otros argumentan que las temperaturas altas extremas impactan muy negativamente en la agricultura y en el sustento de los hogares más pobres, aumentando así la propensión a involucrarse en actividades ilegales. Pero esta explicación no soluciona, todo porque la relación entre temperatura y delito también se observa en áreas que no dependen de la agricultura; así que, parece haber otras razones detrás de la asociación entre clima y delito. Qué dicen los datos Cohen y González ofrecen un análisis profundo de la relación entre clima y delito en México, un país de temperaturas cálidas y fuerte presencia del delito. México es un caso interesante de estudio porque registra niveles de criminalidad muy elevados en comparación con otros países. De 97 países, México registró la tasa más alta de víctimas de homicidios intencionales por cada 100.000 habitantes. Trabajan con datos de delitos cometidos en un período de dieciséis años (1997-2012). Encuentran que, por cada 1 grado centígrado de aumento de la temperatura, las denuncias de delitos aumentan 1,78%. Y esta asociación es especialmente notoria en el caso de los delitos violentos (homicidios, violencia doméstica, etc.). También demuestran los autores que esta fuerte relación entre temperatura y delito no se puede explicar por cambios en la conducta de las víctimas (la temperatura no cambia la propensión de la gente a denunciar). Tampoco se puede explicar por cambios en la conducta de la policía (la temperatura no afecta la probabilidad de detectar un delito). Pasear y tomar alcohol Para el caso de México, los autores encuentran que la temperatura cambia el tiempo dedicado a las distintas actividades. Y se centran en dos tipos de cambios: el tiempo que pasan las personas fuera del hogar, y el consumo de alcohol. Para medir el consumo de alcohol, emplean la Encuesta Mexicana de Salud y Nutrición. Y encuentran que, a mayor temperatura, mayor consumo de alcohol. Para medir el tiempo que las personas pasan fuera de casa, los citados investigadores emplean datos de Google e imágenes satelitales de luces en la ciudad. Y emplean datos de encuestas de victimización para saber qué porcentaje de delitos suceden en los días cálidos. Los resultados muestran que, a mayor temperatura, más tiempo fuera de casa. Y a más tiempo fuera de casa, mayor delincuencia. La asociación entre temperatura y delincuencia es sustancialmente mayor los fines de semana, cuando la gente tiene más flexibilidad en el uso del tiempo y puede adaptar más fácilmente sus horarios en función del tiempo. El tiempo que las personas pasan fuera del hogar aumenta la chance de ser víctimas de delitos porque el 86% de los delitos violentos suceden fuera de las casas de las víctimas. Conclusión La temperatura tiene un efecto genuino sobre el delito. Cohen y González encuentran que, a mayores temperaturas, mayor es la cantidad de delitos que se comenten fuera de los hogares. Y esos delitos son cometidos en mayor proporción por personas que están bajo la influencia del alcohol. Estos resultados contribuyen, de dos maneras, al debate mundial sobre la política pública acerca de la prevención y combate del delito. Primero, Cohen y González ofrecen evidencia de que existen motivos de corto plazo —como el impacto de las temperaturas extremas— que no han sido explorados en profundidad por los diseñadores de política. Segundo, los científicos predicen que el número de días de temperaturas extremadamente altas aumentará con el cambio climático. Si es así, aumentará el impacto negativo de la asociación que observamos entre temperatura diaria y tasa de delito. Queda entonces abierta la cuestión de cómo reducir el impacto negativo de la temperatura sobre el consumo de alcohol y sobre el riesgo de victimización.