Carlos Steneri: cosas para recordar de un amigo desde la juventud

Carlos fue uno de los seis primeros licenciados en economía en Uruguay; compartimos esa primera etapa de estudiantes y luego el desafiante camino de estudiar Economía en Chicago.

Compartir esta noticia
Carlos Steneri
Carlos Steneri
Archivo El Pais

Merecidos comentarios y notas periodísticashubo estos días sobre la actividad profesional de Carlos Steneri, un amigo de más de 58 años que nos dejó hace unos días y con el que he compartido una etapa de su vida que ha sido de gran importancia para el reconocimiento de su desempeño posterior. Una etapa de 15 años que incluye los de sus estudios en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la República (FCEA), a sus estudios de post grado en la Universidad de Chicago, y a sus inicios en la actividad profesional en la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP).

Licenciatura y OPP

En momentos difíciles para la continuidad de los estudios universitarios en nuestro país en la década de los años 60, por razones internas —estancamiento económico con desempleo e inflación— e influencia desestabilizadora externas —guerra fría, el Mayo francés y la consolidación de la revolución cubana—, iniciamos con Carlos y otros compañeros los cursos en la Universidad. Eran momentos de gran movilización de sindicatos —fundación de la CNT—, y de grupos de izquierda como el guerrillero MLN-Tupamaros buscando una revolución por las armas como en Cuba. En 1972, años después de nuestro ingreso a la facultad por los paros, huelgas, ausencia de cursos y detención de clases, Carlos y cinco estudiantes más —Isidoro Hodara (Pocho), Heber Camelo, Waldemar Sarli, Alfredo Etchegaray y yo—, fuimos los primeros en recibirnos con el título de Economista-Licenciado en Economía, de la carrera incorporada al plan de estudios de 1966 de la FCEA.

Difícil era para el mercado aceptar algo desconocido, algo que incluso nosotros no teníamos claro cómo desarrollar, pues habíamos aprendido la carrera con un ya anacrónico enfoque marxista. Sin armas para el desarrollo profesional tras finalizar la carrera, el entonces decano de la Facultad —el recordado Federico Slinger— nos llevó a visitar instituciones que podrían tener interés en ofrecernos trabajo. Carlos prefirió seguir estudiando un semestre más en Italia, mientras algunos de nosotros encontraron lugar en la Dirección de Comercio Exterior, en el Banco Central y en la OPP por invitación de Ricardo Zerbino y Alberto Bensión, para ayudar en el Plan Nacional de Desarrollo que se preparaba.

Al volver de Italia, Carlos comienza a buscar trabajo y por una rara casualidad entra en la OPP, donde estaría poco tiempo, porque en diciembre de 1974 nos fuimos a estudiar Economía a la Universidad de Chicago. Uno de sus profesores, Arnold Harberger —“Alito” a quien hace poco le festejamos sus 100 años— vino a Uruguay con Larry Sjaastad y Carlos Rodríguez (CEMA) a analizar y proponer cambios en la política comercial exterior de nuestro país. Al irse en setiembre de 1974 me invitó a estudiar en la Universidad de Chicago y le propuse y aceptó, la posibilidad de ir acompañado por Carlos.

Chicago

A Chicago llegamos con Carlos el 31 de diciembre, con un trimestre de atraso en los cursos y pocos días después iniciamos el segundo trimestre de clases en el Departamento de Economía. Los grupos de estudio de alumnos que ya existían rechazaron nuestra integración porque no veían qué podíamos aportar. Al Departamento entraban pocos estudiantes por año, elegidos por su alta escolaridad y solo algunos por invitación —nuestro caso—, sin referencia a sus antecedentes. Nuestro arribo se daba en condiciones sumamente adversas, a las que se agregaba que los lamentos por la dureza de los cursos, las maldiciones por la ida a estudiar a un ambiente tan distinto y exigente sólo se podían descargar entre él y yo, pues no contábamos con otros amigos ni con nuestras esposas que, por distintas razones, llegarían un par de meses después.

Nuestra vida en Chicago era dura, además, porque desde que llegamos nuestro hogar era la biblioteca de la Universidad para recuperar lo perdido del primer trimestre y prepararnos para el examen final de Microeconomía y el de Macroeconomía al fin del año lectivo, un requisito para obtener el título de Master of Arts (MA) y poder seguir estudiando un tiempo más para el doctorado. Se logró el título y la posibilidad de continuar que, a pesar de alcanzar la candidatura para ello, por diversas causas luego no se intentó.

Los dos años en Chicago fueron agobiantes, pues hasta en las vacaciones de verano debimos estudiar créditos complementarios para el MA. Dos años difíciles desde el punto de vista académico, que nos permitieron entender lo que es la Teoría Microeconómica, base de otras disciplinas. Pero hubo hasta razones familiares, pues el contacto con Montevideo era epistolar o costoso telefónicamente —hoy gratis y al tiro—. Pero el recuerdo que siempre venía en nuestras charlas con Carlos —y con Pocho, que nos visitó en Chicago y fue a una clase de Friedman—, nos llenaba de orgullo. Tuvimos clase con Milton Friedman (Micro), con Gary Becker (Micro), y con Robert Lucas (Macro), todos profesores que recibieron el Nobel de Economía. En el Departamento también estaban Robert Vogel, James Heckman, George Stigler y Ronald Coase, también premiados por la Academia Sueca. Años después y muchas veces, Carlos decía que en el Departamento había más profesores con el Nobel, que alumnos. También era frecuente el recuerdo de las reuniones en la casa de Alito en Hyde Park y a las cuales invitaba a alguno de los profesores citados. Eran oportunidades que aprovechábamos para interiorizarnos de sus antecedentes y avances de estudios y para entrar en algo más de confianza con ellos, sin saber que, más adelante, recibirían la distinción.

De vuelta en Montevideo, en el final de 1976 y orgullosos de haber aprendido Economía y habernos graduado en la Universidad de Chicago, retornamos a nuestro trabajo de entonces en la OPP, con la historia posterior de Carlos que se conoce y que quise completar con esta columna. Lo extrañaremos.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar