Ciclo de ajuste monetario global: más arriba y por más tiempo

La resiliencia en la inflación, junto con tasas de desempleo históricamente bajas, está generando la necesidad de una extensión del ajuste monetario en las economías desarrolladas.

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Reserva Federal
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Getty Images

El combate contra la inflación está mostrando que la lucha requerirá tasas de interés más elevadas y por un tiempo más prolongado, al menos para los países desarrollados. Si bien la inflación total está reduciéndose en términos interanuales a lo largo de las economías, la inflación núcleo, aquella que excluye elementos más volátiles como alimentos y energía, está exhibiendo rasgos de resiliencia, lo que puede complicar los esfuerzos de desinflación que están llevando a cabo los bancos centrales.

Por otro lado, las menguantes tensiones respecto al sistema bancario, después de la caída de algunos bancos regionales en Estados Unidos durante marzo, abrieron la puerta a que la política monetaria vuelva a centrar sus esfuerzos en la estabilidad de precios. En este contexto, las subas inesperadas en las tasas de política monetaria de los bancos centrales de Australia y Canadá a principios de junio, junto con la aceleración (inesperada) de las subas en Inglaterra y Noruega más recientemente, alimentaron las expectativas respecto a una extensión en el ciclo de ajuste monetario de los países desarrollados.

Después de un rápido y profundo ajuste, la Reserva Federal (Fed) dejó inalterada su tasa de política monetaria en 5-5.25% por primera vez desde marzo de 2022, pero indicó que todavía quedan dos subas (de 25pbs) para este año. Las estimaciones presentadas por los miembros de la Fed mostraron una tasa de política monetaria esperada de 5,6%, 4,6% y 3,4% en 2023, 2024 y 2025, por encima del 5,1%, 4,3% y 3,1% proyectado en marzo, señalando no sólo que se vienen aumentos adicionales en la tasa de política monetaria, sino que ésta permanecerá más elevada por más tiempo. La necesidad de una tasa de política monetaria más elevada en Estados Unidos se encuadra dentro de proyecciones de mayor resiliencia en la inflación núcleo y de un mercado laboral todavía muy ajustado que impide una desaceleración más pronunciada en la inflación de servicios.

La parte “sencilla” del proceso desinflacionario viene materializándose vía menores precios de los bienes; no obstante, el desafío reside en la inflación de servicios. Por un lado, la presión sobre los precios de los bienes, producto de cadenas de suministros disfuncionales generadas durante la pandemia, se disipó completamente este año, de acuerdo con un índice elaborado por la Reserva Federal de Nueva York. Esto, junto con las menores tensiones generadas por el conflicto Rusia-Ucrania sobre los precios de las materias primas, favoreció una caída de 22,2% en los precios de los alimentos desde su pico de marzo 2022 hasta mayo de este año. Las temperaturas más benignas a lo esperado en el hemisferio norte a principios de año ayudaron a que el problema de escasez de gas natural no se materializara en Europa. Sumado a las preocupaciones respecto a la dinámica futura de la actividad económica global, deprimió los precios de la energía y llevándolos a que retrocedieran 48.3% desde junio 2022.

Un estudio reciente del Bank of International Settlement (BIS), muestra que la inflación (interanual) de bienes en países desarrollados se redujo desde 12,04% en junio de 2022 hacia 5,06% en abril pasado. En el mismo período, la inflación de servicios se aceleró desde 4,35% hacia 5,52%, ilustrando que la suba de precios se extendió a otros sectores de la economía que usualmente exhiben mayor resistencia a la baja. Para las economías emergentes, la inflación de bienes se movió desde 11,74% en julio de 2022 hacia 8,64% en abril, mientras que la de servicios lo hizo desde 7,07% hacia 7,49% en abril de este año. Los ajustados mercados laborales, con tasas de desempleo históricamente bajas, junto con la resiliencia en la inflación de servicios, muestran que la política monetaria todavía tiene trabajo por hacer. De hecho, el desafío mayor para los bancos centrales comenzará a partir del segundo semestre, ya que, en los países desarrollados, no sólo tendrán que seguir subiendo las tasas de interés, sino que deberán mantenerlas en terreno restrictivo a medida que las economías empiezan a desacelerarse para asegurar que la inflación converja a sus metas.

Las elevadas tasas de interés hacen que el prospecto para la renta fija se vuelva muy atractivo. Empíricamente, se observó que una vez que la Reserva Federal realizó la última suba de tasa de política monetaria de su ciclo, las tasas del tesoro americano comenzaron a descender al unísono para incorporar el ciclo siguiente (en este caso, de cortes). Los rezagos con lo que opera la política monetaria sobre la economía (entre 9 y 12 meses para Estados Unidos) sugieren que el impacto del ciclo más veloz y de mayor magnitud desde la década de los años ´80 en Estados Unidos, todavía está por verse. Los modelos de predicción de recesión muestran una probabilidad entre 68-95% para 12 meses y por encima de 90% para 24 meses en Estados Unidos. Esto, combinado con el elevado grado de restricción de la política monetaria en un gran número de economías, hace que, a diferencia del año pasado, los bonos de países de mercados desarrollados (Estados Unidos, en particular) y de empresas con alta calidad crediticia y balances sólidos aparezcan como herramientas atractivas diversificación en los portafolios.

- Nicolas Kohn, Head de Research para Wealth Management (Balanz)

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