Se suele reconocer a los primeros 1.000 días -desde la concepción hasta los 2 años de edad- como un período clave para el desarrollo del niño. Sin embargo, el trabajo continua en los siguientes 1.000 días de la vida -el período entre los 2 y 5 años de edad. A nivel mundial, hay desafíos evidentes en materia de nutrición (uno de cada cuatro niños de 3 a 5 años de edad sufre retraso en el crecimiento debido a mala alimentación) y desarrollo (uno de cada tres niños de 3 a 4 años de edad está rezagado en alcanzar los hitos del desarrollo propios de su edad).
La revista científica The Lancet acaba de lanzar una serie de publicaciones centradas en esta segunda etapa de la primera infancia. También desde la Universidad de Montevideo queremos contribuir al diseño de políticas. Estamos en este momento evaluando el impacto de una intervención novedosa. Está enfocada en mejorar las habilidades de lectura y escritura en niños del último año del preescolar.
El período de 2 a 5 años de edad
Señala The Lancet que este período es importante para dos fines. Primero, fortalecer los avances que se hayan conseguido en el desarrollo del niño en sus primeros 1.000 días de vida. Segundo, mejorar el crecimiento de aquellos niños que han quedado atrás al cumplir dos años de edad. El período de 2 a 5 años de edad ofrece una buena oportunidad porque su medioambiente está bastante acotado: su casa, la comunidad que lo rodea y el centro preescolar. En suma, los frentes para atacar son pocos y están bien definidos. Las políticas pueden ir hacia fomentar ambientes familiares enriquecedores que aseguren una apropiada nutrición, estimulación, y cuidados. También se hace necesario velar por la buena calidad de los centros de primera infancia.

Buena estrategia: adelantarse a problemas
De acuerdo con la Asociación de Psiquiatría de Estados Unidos, entre el 5% y 15% de los niños en edad escolar enfrentan alguna discapacidad de aprendizaje (entre ellos, el 80% presenta retrasos en sus habilidades de lectura). Uno de los grandes desafíos es que esas discapacidades se suelen diagnosticar cuando el niño está en tercero o cuarto de escuela (es decir, a los 9 o 10 años de edad). Si se hubiera detectado esa discapacidad cuando tenían 4 o 5 años, se podría haber aplicado medidas para remediarlo mucho antes.
Con Juanita Bloomfield y Ana Balsa, economistas investigadoras de la UM, estamos siguiendo el desarrollo de más de cuatro mil niños de 100 centros preescolares de Nuevo León (México). Se trata de la evaluación de impacto de un programa que promueve la lectura y la escritura. El programa se llama LEO LEO y lo desarrolló la empresa Wumbox. Consiste en una app, fácil de usar. Cuenta con diferentes juegos y actividades interactivas, que incluyen ejercicios de identificación de letras y sonidos, reconocimiento de palabras y oraciones, y actividades de comprensión lectora. Estos juegos están diseñados para ser divertidos para los niños, lo que ayuda a mantener su interés en el proceso de aprendizaje. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a través de Belén Michel Torino -la especialista del organismo en esta área- promueve su aplicación para testear el efecto de LEO LEO. El programa es barato de aplicar y, por tanto, se puede expandir a todas las regiones que sea necesario. Otro objetivo del proyecto es evaluar la eficacia del test de LEO LEO para detectar discapacidades de lectura o escritura a la temprana edad de 5 años -no esperar a cuando tenga 9 o 10 años- y así poner remedio cuanto antes.

Principales innovaciones del programa
Adaptabilidad: El programa se adapta completamente al nivel de desarrollo de cada niño.
Escalabilidad: Esta intervención tiene costo reducido gracias a la tecnología y no requiere acceso a internet, así que puede implementarse ampliamente en diversas poblaciones.
Monitoreo continuo del desarrollo infantil: Permite recopilar datos en tiempo real sobre el progreso de aprendizaje de cada niño a lo largo del año escolar. Este nivel de detalle semanal, que sería difícil y costoso obtener sin tecnología, permite a los maestros personalizar las actividades en el aula para estudiantes rezagados y habilita a los padres a ofrecer apoyo específico en casa.
Mayor participación de los padres en niños con dificultades de aprendizaje: Es posible incorporar mensajes automatizados semanales para los padres, con retroalimentación sobre el progreso de sus hijos y consejos para aumentar la interacción padres-hijos (por ejemplo, jugar juntos en la app). Los mensajes aplican economía del comportamiento para ayudar a los padres a enfrentar sesgos como el de dejar todo para mañana.
Tiempo breve de uso (20 minutos): Se espera que la aplicación sea utilizada por un tiempo limitado al día, lo que permite reducir posibles efectos negativos del tiempo excesivo frente a las pantallas.
Discapacidades y programas escalables. Las dificultades de aprendizaje no solo reducen los logros académicos, sino que también afectan las actividades diarias y las interacciones sociales. Producen mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental, abandono escolar y desempleo.
Las intervenciones oportunas son clave. El cerebro humano exhibe una notable plasticidad y capacidad de aprendizaje durante los primeros años de vida, constituyendo la primera infancia una ventana de oportunidad para intervenciones efectivas. Sin embargo, ofrecer asistencia personalizada a gran escala puede ser económicamente inviable. El desafío para la política pública radica en diseñar intervenciones para la primera infancia que puedan implementarse a nivel de toda la población y a bajo costo.