Demanda laboral, transformación del empleo y habilidades disponibles: ¿cuáles son las tendencias en el mercado de trabajo?

No podemos tener oportunidades de empleo más calificado en un mayor número, si no tenemos una educación que lo soporte. Es duro, pero es la realidad.

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Federico Muttoni
Federico Muttoni, director y socio de Advice
Leonardo Maine/Archivo El Pais

En los últimos tres meses, la demanda laboral definida por la publicación de avisos en diversos soportes de comunicación, mostró una tendencia creciente que rompe conla estabilidad que traía desde el año pasado. Según el Monitor Laboral de la consultora Advice, el incremento se basa especialmente en más empleos de baja calificación y una reducción de la demanda por posiciones en el sector tecnológico. Federico Muttoni, director de Advice, calificó el año como “muy bueno” en relación al último lustro, aunque advirtió que el clima electoral, y en especial la posibilidad de una aprobación del plebiscito de la seguridad social, “pesan negativamente en las expectativas empresariales”. La reducción de la demanda de puestos tecnológicos “acompaña una menor demanda desde Estados Unidos”, al tiempo que los puestos de “vendedores” reciben un fuerte impulso de una mayor actividad comercial. Muttoni destaca una expansión en los empleos con condiciones “más flexibles” y entre ellos, el trabajo “híbrido”, que se multiplicó por cuatro en los dos últimos años. A continuación, un resumen de la entrevista.

 —¿Hay un cambio de tendencia en la demanda de trabajo que analizan en Advice?

—Veníamos con una gran estabilidad desde el año pasado, y a partir de mayo hubo un crecimiento, que en junio se confirmó y en julio se incrementó aún más. En julio, último dato que tenemos, hay un 18% de incremento respecto a julio 2023 y en el trimestre, la diferencia es de 14%. Es una señal auspiciosa, que ojalá se confirme en los próximos meses.

—¿Y qué particularidades se pueden destacar de este período?

—El registro del acumulado en el año es muy bueno también, comparativamente con períodos anteriores. En siete meses hemos relevado más de 40 mil vacantes. ¿Qué pasó en los años anteriores? En el 2023 tuvimos que esperar hasta agosto para llegar a las 40 mil vacantes, un mes más que este año. En 2022, año en que hubo una demanda agregada muy importante por impulso de las tecnologías de información que venían con mucho ímpetu, cerramos el año con unas 78 mil vacantes e igual que ahora, superamos las 40 mil en julio. Fue un año excepcional. En 2021, las 40 mil vacantes registradas llegaron recién en noviembre, y en los dos años anteriores, 2019 y 2020, plena pandemia, no se llegó a esa cifra en todo el año. Por tanto, desde la demanda laboral podemos decir que es un muy buen año.

—Si se continúa con el ritmo actual, a fin de año podría superarse la marca del año anterior…

—Creemos que sí, pero hay que tener en cuenta que es año de elecciones y eso puede influir. Hay un plebiscito en juego, que también podría impactar en las decisiones de contratación de personal. En caso que se aprueba, sería catastrófico para las expectativas empresariales. Hay que esperar…

—¿En qué se fundamenta ese incremento de la demanda?

—En una mirada integral, el mercado de trabajo ha tenido su mayor empuje por el lado de la actividad comercial, un sector muy demandante de mano de obra. También la construcción, así como la logística, el transporte y el almacenamiento. Lo mismo ocurre con algunos sectores industriales, encadenadas, por ejemplo, con la producción de celulosa. A eso hay que sumarle la exportación de servicios, donde confluye el turismo —en este caso con una estacionalidad en las vacaciones de invierno—, los servicios financieros, empresariales y los tecnológicos, aunque estos últimos no están en su mejor momento.

 —¿Y cómo se traduce ese dinamismo en cuanto a demanda por posiciones concretas?

—Las actividades de gestión comercial y de marketing crecieron más de un 28% interanual en julio. Hubo una alta demanda estacional en hotelería y gastronomía. Después, actividades vinculadas a la administración, la contabilidad y las finanzas, que siempre está.
Los empleos vinculados a la tecnología su un caso muy particular, que hace dos años, en plena pandemia, era el 24-25% de la demanda y hoy es el 14%, pero que sigue siendo muy importante porque además, se despliega por todas las ramas de actividad, atravesando todas las organizaciones. Ha habido demanda importante para puestos de logística y transporte, así como ingeniería y oficios. En términos generales crecieron todos menos la tecnología.

—No parece haber grades cambios entre las posiciones más demandadas…

—En el empleo, hablamos mucho de una transformación en el trabajo y es verdad, pero no se refleja tanto en la demanda laboral. Si miramos cuáles son los veinte cargos más demandados en Uruguay, año tras año, son más o menos los mismos.
Capaz que el cambio más notorio que podemos ver ahora es que hace un par de años el puesto de desarrollador era el más demandado, pero con la desaceleración de la demanda desde el sector tecnológico y una mejora en el comercio, hoy vuelve a ser el de vendedor, como era antes de ese pico alto de las tecnologías. El segundo más demandado es el de auxiliar administrativo. Tercero quedó el desarrollador. El resto, los mismos de siempre: auxiliares contables, reponedores, contadores, cajeros gente para limpieza, etc. Es decir, la estructura gruesa del empleo de la demanda sigue siendo la misma. Convengamos que las empresas siguen haciendo su transformación digital, sin dudas y hay demanda para los nuevos puestos vinculados con tecnología, pero en el día a día, las empresas tienen que vender, administrar, cobrar, repartir, y esa es la base de la demanda y los empleos en general en Uruguay.

—En el área tecnológica, ¿la incorporación de tecnología artificial en el menú ha llevado a otro perfil de demanda?

—El año pasado estudiamos ese fenómeno, porque observábamos un crecimiento muy grande en este tipo de perfiles; las empresas uruguayas empezaban a incorporar cada vez ciencias de datos y a mirar hacia la inteligencia artificial que irrumpía. Pero si miramos la información de 2024 comparado con el año anterior, hay una caída en la demanda de ese tipo de competencias tecnológicas. Las competencias tecnológicas más elementales aún crecen, pero las de perfiles más altos no. Vale la pena decir, de todos modos, que venían de un crecimiento muy fuerte en años anteriores.

—Con una fuerte demanda de trabajo desde el exterior, que se desaceleró…

—Exacto; Uruguay exporta mucho de lo que produce en tecnologías de la información y su principal mercado es Estados Unidos. Al desacelerarse ese destino, impactó en el plano local.

Federico Muttoni
Federico Muttoni
Leonardo Maine/Archivo El Pais

—Desde el punto de vista de la calidad del empleo demandado, ¿cuál es la tendencia?

—Ha crecido más el trabajo menos calificado, desde el punto de vista de la demanda, que es lo que nosotros podemos analizar. De nuevo, en la comparación influye la menor demanda de puestos de tecnología, que son puestos altamente calificados.
Pero además, hay un perfil del empleo en el país. Uruguay hoy tiene una demanda en general donde más del 80% del empleo demandado es para puestos operativos. Ahí hay puestos de alta y media calificación, pero más de la mitad son puestos de baja calificación o elementales. Esas posiciones están más dinámicas ahora. Los puestos definidos como elementales, que no requieren ni mucha formación ni mucha experiencia, crecieron durante el primer semestre cerca de un 16% respecto del mismo período del año anterior, mientras los puestos de media y alta calificación cayeron entre un punto y un punto y medio porcentual en la misma comparación.

—¿Incide en ello la falta de profesionales de alta calificación?

—Uruguay ofrece las oportunidades de empleo acorde a la educación que tiene. No podemos tener oportunidades más calificadas en un mayor número, si no tenemos una educación que lo soporte. Es duro, pero es la realidad.
De allí surge otra constatación que hicimos en cuanto a las capacidades demandadas…

—¿A qué se refiere?

—Año a año las empresas se iban volviendo más exigentes y buscaban mejores perfiles. Después, en el entendido que el mercado a veces puede no colmar sus aspiraciones, empezaron a flexibilizar algunas cuestiones. Primero, las demandas de experiencia. Luego, observaos que han flexibilizado algunas habilidades demandadas. Pero al mismo tiempo, han puesto énfasis en otras características del trabajador. Todo aquello que tiene que ver con la actitud, la capacidad de comunicarse y trabajar en equipo, lo que se conoce como habilidades blandas. Eso se está notando claramente en la demanda.

—¿Aparecen en la demanda laboral posiciones vinculadas con un régimen de trabajo más flexible que lo habitual?

—Sí, se está notando esa realidad también. Las empresas para subsistir necesitan flexibilidad y capacidad de adaptarse para no quedar fuera del mercado. Hay mucha incertidumbre, las empresas deben adaptarse y eso se plantea también con los trabajadores. Hoy se necesitan trabajadores que estén dispuestos a desaprender lo que hacían antes y aprenderlo a hacer de forma distinta; que incorporen formas de trabajo distintas en un mercado global que cambia las reglas, organización del trabajo diferente, etc. También aparecen inquietudes de parte de los trabajadores, buscando, por ejemplo, empleo part-time. Un 8,6% de las oportunidades laborales publicadas son part-time, un porcentaje que está creciendo. También hay interés en el trabajo remoto, que ya de por sí, según la ley vigente, trae consigo otro tipo de organización laboral.

—El trabajo remoto ha reducido su incidencia últimamente…

—Sí, pero creció el trabajo híbrido. La demanda de trabajo híbrido creció más de cuatro veces en los dos últimos años, sustituyendo trabajo que estaba remoto, que se fue combinando. Los empleos remotos totalmente e híbridos representan el 9,1% del total. Seis puntos aproximadamente es teletrabajo y otros tres puntos, híbrido.
Un estudio reciente de ADP (Automatic Data Processing), una de las compañías más grandes del mundo de gestión de capital humano, advirtió que “el estado mental emocional que estimula a las personas a hacer su mejor trabajo y sostener el nivel de elevado desempeño, es casi dos veces mayor en los empleos híbridos en comparación con los empleos remotos y casi una vez y media mayor en comparación con empleos presenciales”.
Es claro que esto no es para todos los perfiles laborales, ya que en muchas posiciones no es posible teletrabajar ni tampoco desarrollar sus tareas en forma híbrida. Pero crece en aquellas que sí es posible hacerlo.

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