El difícil camino de concretar inversiones para Uruguay

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Gabriel Rozman - Director de Tokai Ventures y Tokai Consulting.Foto: El País

ENTREVISTA

Estamos en una encrucijada; el país que más dinero tiene es China y no encuentra cómo hacer negocios con Uruguay.

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Un un mundo con mucha liquidez y ávido por hallar nuevas opciones de inversión, las oportunidades de Uruguay para captar inversiones se concentran en unos pocos rubros. Gabriel Rozman, director de Tokai Ventures y Tokai Consulting —entre otras múltiples actividades empresariales— advierte sobre serias expectativas en el sector tecnológico y en el farmacéutico, pero enumera las dificultades que ponen límites al país como destino de los capitales internacionales. Destaca ventajas coyunturales, como el teletrabajo pensando en oportunidades de empleo a distancia, y la buena imagen de Uruguay en la pandemia, como un país seguro y saludable. A Rozman le preocupa, asimismo, que China “no sepa cómo negociar con Uruguay” y las inversiones del gigante asiático en nuestro país sean escasas. Hay deberes para hacer en ese sentido, que pasan por “leer bien” qué le puede interesar a China y “armar mejor las propuestas” cuando se busca un inversor. A continuación, un resumen de la entrevista.

—¿Cómo podemos aprovechar la liquidez existente para captar inversiones?

—Hay mucho dinero disponible, capacidad para invertir, deseos de hacerlo por fuera de los lugares tradicionales y la búsqueda de nuevas fronteras. Nosotros competimos con muchos otros que también esperan convertirse en esa “nueva frontera”. Donde hay países que toman decisiones más rápido que nosotros, que adaptan su oferta a lo que se demanda, que hacen acuerdos de inversión. Esos son elementos que definen. Estoy trabajando con una Universidad en Singapur, donde dicen que la próxima frontera es Latinoamérica. Nos ven como una alternativa interesante. Ya el sudeste asiático es una zona que se ha vuelto muy competitiva y a la hora de buscar opciones, piensan en otros destinos de inversiones.
En Estados Unidos también hay movimientos interesantes, hay dinero disponible buscando oportunidades. Sin embargo, no miran tanto para esta parte del mundo.

—Precisamente, ahora se encuentra en Estados Unidos, donde existen posibilidades concretas para nueva inversión en el país…

—Estamos trabajando en ello, sí. El sector tecnológico es el que concentra las mayores posibilidades de captar interés desde el exterior. Hay un gran interés en EE.UU. por aquellos destinos donde se pueda trabajar con buenas condiciones, con una diferencia horaria relativamente manejable y con capacidades como las demandadas en ese país. Además, se han acostumbrado a la dinámica del teletrabajo, por tanto, les da lo mismo que el personal esté a unos pocos kilómetros o a una distancia mucho mayor, como puede ser Uruguay. Muchas empresas están dispuestas a probar ese esquema, luego de la virtualidad generada por la pandemia. Esa es una forma de invertir en Uruguay, generar nuevos empleos...

—Pero una cosa es emplear uruguayos a distancia, y otra invertir acá…

—Cierto, también hay quienes evalúan instalarse en el país. Empresas del sector tecnológico que están evaluando esa posibilidad, unas cuantas. Inclusive, compañías que están dispuestas a un proceso de capacitación a nivel local, porque son conscientes que los recursos humanos disponibles son escasos. Falta más mano de obra calificada, aquellos que ya tienen rodaje y experiencia están ocupados, hay que “robárselos” a otras empresas. Además, en Uruguay deberíamos trabajar para captar trabajadores del exterior…

—¿Cómo puede ser?

—Es indispensable captar más personas. Somos pocos, se necesitan trabajadores y, a pesar que se paga mejor que en varios países de la región los costos de vivir en el país son altos y eso desalienta. Pero, además, los talentos se nos van, no bien pueden. Más allá de esta coyuntura derivada de la pandemia, tenemos que buscar la forma de incrementar la oferta de mano de obra en el mercado, hacer el esfuerzo por mejorar sus capacidades y, en lo posible, captar trabajadores de fuera del país. Pero, además, hay cuestiones de tramitación. Se demora mucho en traer una persona a trabajar y que esté habilitada para hacerlo.

—¿Ha observado el interés en otras áreas?

—En el sector farmacéutico también estamos en condiciones de recibir inversiones. Existe esa posibilidad, con el interés de algún laboratorio en India dispuesto a la producción de vacunas, que piensa en nuestro país como una opción interesante. Allí también aparecen oportunidades que deberíamos aprovechar.

—¿La pandemia modificó el menú de condiciones que se tienen en cuenta a la hora de evaluar dónde invertir?

—En todo el Mundo tienen claro que la pandemia va a durar bastante más allá de los próximos tres meses; es una realidad que se va a extender por un par de años. Y el hecho que en Uruguay se halla manejado la pandemia razonablemente bien, nos ayuda a que nos vean con un país que saldrá adelante, quizás antes que otros. Un país con un alto porcentaje de personas vacunadas, con condiciones de vida saludables, con buenas condiciones de conectividad, son aspectos a considerar. De todas maneras, no alcanza solo con eso, hay que ir a buscar los inversores…

—“Cómo nos ven” desde el exterior, pasa a ser un aspecto clave. ¿Qué preguntan los potenciales inversores sobre Uruguay hoy?

—Quieren saber cosas cómo cuánto demora una firma para registrarse en Uruguay. También preguntan sobre la conectividad, cuántos y qué bancos hay en el país, las condiciones para cerrar una empresa, la cantidad de graduados universitarios, el número de técnicos en determinadas áreas, la sindicalización. Esos son los temas más recurrentes. Y en algunos de estos temas, por más que le ponga la mayor voluntad, no puedo “vestir a la novia de blanco”. Hay problemas, y no siempre se pueden disimular.
No siempre buscan los lugares más baratos. Buscan condiciones que razonablemente les permita desarrollar el negocio. Un país que se vincule y ofrezca claramente sus ventajas, sencillo a la hora de los trámites, que tenga recursos humanos calificados.

—Usted preside la cámara de comercio Uruguay-China y conoce muy bien el perfil empresarial de aquel país; ¿por qué hay escasas inversiones chinas en Uruguay?

—Es que no encontramos la manera de que los chinos se interesen en invertir en Uruguay. En general les ofrecemos tierras y a ellos no les interesa, prefieren comprar los productos ya listos, pero no están interesados en tener propiedades o tierras en países tan lejanos.

—Sin embargo, son los primeros inversores en otros países de la región...

—Pero nosotros no tenemos petróleo, cobre o carbón que es lo que ellos necesitan e invierten para obtenerlo. De Uruguay quieren alimentos y no tienen problema en adquirirlos en Uruguay; al contrario, nos consideran un productor confiable. Pero no necesitan invertir para ello. Hemos trabajado mucho para tratar de convencer a otras empresas chinas en invertir en el país, pero con ?poco éxito. Lo intentamos hasta con la banca, qué si se instaló en Argentina y otros países. No tenemos volumen suficiente, falta mercado interno y ellos son muy pragmáticos.

—Tampoco han llegado para inversiones en infraestructura. Y las que vinieron, finalmente optaron por desistir…

—Los chinos no saben cómo negociar con Uruguay. Ellos deben seguir las reglas con las que se mueven en todo el mundo. Muchas veces me han dicho que quieren negociar “gobierno a gobierno”. Hablar con el presidente y ya está. Y se encuentran que acá deben participar de un proceso licitatorio, donde compiten con otras firmas, que por lo general conocen el mercado y las formas en que se procede. No han tenido oportunidad de ganar en procesos licitatorios, no saben cómo competir. Y no tienen chance de avanzar por fuera de esos procesos.

—¿Hay que descartar esa opción de aspirar a inversiones chinas, entonces?

—Estamos en una encrucijada; el país que tiene dinero de sobra y que va a crecer un 9% este año es China. Un país que claramente quiere hacer amigos en este mundo dual que tenemos hoy. Sin dudas le gustaría hacer amigos en esta región, por muchas razones, somos destacados. Pero no encuentran cómo.

—¿Qué podemos hacer en ese sentido?

—Deberíamos buscar desarrollar actividades productivas relacionadas con lo que China demanda. Un ejemplo claro: los chinos tienen un alto consumo de carne de cerdo, deberíamos trabajar en desarrollar la industria frigorífica en el área porcina. Este es un caso. Hay que mirar las potencialidades del país, para sumar valor y lo que un gran comprador puede interesarle. Hay muchos deberes por hacer…

—¿En qué otro aspecto falta hacer los deberes?

—Tenemos que aprender a preparar proyectos donde nos interesa captar inversión; bien documentados, detallados, concretos. He participado muchas veces en viajes comerciales oficiales de Uruguay a EE.UU., India, China, entre otros y no llevamos los proyectos bien preparados. Recuerdo un viaje en el que se ofreció a inversores el proyecto del San Rafael y faltaba información precisa sobre la superficie del predio, la superficie construida, la cantidad de habitaciones, etc. Hay que profesionalizar también esa etapa. En el Estado hay profesionales preparados y muy capaces, deberían ayudar a los privados a armar esas propuestas en forma más profesional.

—Su vínculo con India ha sido exitoso; ¿es un país con el cual podamos incrementar los vínculos comerciales?

—Es menos engorroso que con China. Los indios tienen una economía armada por los británicos y con una legislación que todo el mundo entiende. El problema es que hay muy poco que le podamos ofrecer. Debemos pensar en nichos. Por ejemplo, con Satellogic colocamos minisatélites en India. Pero, ¿cuántos desarrollos con esas características tenemos en Uruguay? Muy pocos: la tecnología, que ofrece amplias posibilidades, servicios vinculados a ese sector y algunas industrias vinculadas a los alimentos que deberíamos explorar y desarrollar. Esa es la apuesta.

—El mundo va hacia un esquema tributario más exigente: ¿cómo repercutirá en Uruguay?

—No creo que sea una barrera insalvable. Siempre habrá una ingeniería financiera donde se puedan obtener mejores resultados de una manera u otra. Todo el mundo está preocupado0, pero estimo que no será algo determinante para las inversiones. Las zonas francas podrían volverse menos atractivas quizás, pero en nuestro caso debemos reinventarlas en cuanto a los servicios que ofrecen.
Aparecerán otras oportunidades, como el rubro audiovisual. Pero hay que tener presente que estamos compitiendo en todos los rubros con países que dan aún más facilidades para la inversión, hasta tierras gratis para instalarse.

—¿Cómo observa el esquema de incentivos existente en el país?

—El esquema es bueno. Pero si fuésemos más productivos en lo que hacemos, dependeríamos menos de los incentivos para captar inversiones. Se trata de especializarse en algo concreto, aquello que mejor hacemos, donde hay experiencia en producción y mano de obra calificada. Eso es lo que a la larga hace la diferencia. Pero en la realidad actual, si esos incentivos no existieran, seguramente perderíamos inversiones.

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