OPINIÓN
Uruguay país está en condiciones de dar pasos significativos en la llamada segunda transición energética, sustituyendo el consumo de combustibles fósiles en el resto de su matriz energética.
Pharos, centro de análisis y propuestas de la Academia Nacional de Economía, encomendó al Observatorio de Energía y Desarrollo Sustentable y al Instituto de Competitividad de la Universidad Católica del Uruguay (UCU), un estudio orientado a proponer una agenda posible para la segunda transición energética de Uruguay.
En esta columna se analizan algunos puntos clave de la agenda propuesta, y algunas oportunidades que la segunda transición energética puede generar al país, en contexto de la actual crisis energética.
El mundo vive la peor crisis energética de la historia moderna
Algunos expertos definen la actual crisis energética que atraviesa el mundo como “la peor de la historia moderna”. Y lo peor puede aún está por delante, según el director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) [1].
Aún inmerso en un complejo contexto postpandemia, el sector energético terminó de perder la estabilidad con la invasión a Ucrania por parte de Rusia, en ese momento, el principal país exportador del mundo de productos derivados de petróleo y gas natural.
Desde entonces, el suministro global de petróleo y gas natural se encuentra comprometido, sus precios se encuentran en niveles históricamente elevados, y en consecuencia el precio de la electricidad en niveles récord en varios países del mundo [2]. Esto aceleró, a su vez, la presión inflacionaria que ya se veía a nivel mundial.
Se puede mirar el vaso mitad lleno. Es probable que este contexto acelere la transición a energías renovables no convencionales en el mediano plazo, sumando a motivos ambientales, temas de seguridad energética.
En el corto plazo, el mundo no está logrando implementar el cambio con la velocidad debida. A pesar de los compromisos internacionales por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, las emisiones incrementaron 5,7% en 2021 (excediendo los niveles prepandemia), los combustibles fósiles aun proveen 82% de la energía que se consume en el mundo, el consumo de petróleo incrementó 5.3 millones de barriles por día en 2021 y el consumo de carbón va a alcanzar su máximo histórico en 2022 [3] y [4].
Diez importantes lecciones que el mundo debe aprender
El asesor del director ejecutivo de la IEA, Alessandro Blasi, plantea 10 importantes lecciones que el mundo debe aprender de “la peor crisis energética de la era moderna” que estamos viviendo:1. La energía es algo tremendamente serio administrado por un mundo súper complejo que necesita funcionar siempre, y de manera armoniosa y oportuna.
2. La disponibilidad y la asequibilidad de la energía no están garantizadas. Es una gran victoria obtenerlas. Hacer que también sea sostenible es el gran desafío.
3. No se trata solo de suministro de energía: es hora de (finalmente) mirar mucho más seriamente el lado de la demanda de la ecuación energética. La energía más barata y ecológica es la que podemos prescindir.
4. La energía es un commodity fundamental. Si un país está bendecido con recursos y si hace un buen uso de ellos (este es un gran “si”), la ventaja competitiva es gigantesca.
5. La seguridad energética y el cambio climático están estrictamente interrelacionados. Elegir uno u otro es un error conceptual y trae consecuencias indeseadas.
6. La energía no es solo electricidad. Finalmente se está volviendo evidente que el problema masivo y las preocupaciones relacionadas con el suministro de gas no se deben principalmente al riesgo de escasez de electricidad, sino que están fuertemente relacionados con la calefacción y el uso de energía industrial.
7. Reducir a cero el uso del petróleo y gas del sistema energético no es un trabajo de la noche a la mañana. Impulsar las energías renovables, la eficiencia y las nuevas tecnologías es imprescindible, pero no hay que hacerse falsas esperanzas, todavía hay que tratar con los grandes productores por un tiempo.
8. La energía no es algo que se pueda encender o apagar con un interruptor. Pasar a un sistema/proveedor diferente, lleva mucho tiempo y requiere un conjunto elaborado de acciones y medidas (y una gran inversión).
9. El vínculo histórico entre la energía y la geopolítica no desaparecerá pronto. El sistema energético del futuro seguirá necesitando muchos recursos y minerales. Desarrollarlo de forma sostenible desde el principio y crear cadenas de suministro fiables sería una gran póliza de seguro.
10. La energía es la columna vertebral de nuestra sociedad: los riesgos relacionados con la posible escasez de energía no solo pueden desencadenar consecuencias económicas, sino también tensiones sociales que pueden tener graves consecuencias para los gobiernos y el funcionamiento de las democracias modernas.
En general, la crisis actual muestra que los eslóganes fáciles, los atajos o las recetas simples pueden funcionar en los medios de comunicación, pero no en el mundo real. Sería algo poder salir de la crisis actual teniendo más conciencia y tomándonos la energía más en serio.
Hacia una economía con cero emisiones: oportunidades para Uruguay
La geopolítica de la energía podría entonces cambiar significativamente en las próximas décadas, si se logra sustituir combustibles fósiles (recurso disponible en unos pocos países) por energía renovable (disponible en todos los países del mundo, aunque con mayores ventajas competitivas en algunos de ellos).
Uruguay se ha convertido en ejemplo a nivel mundial por su exitosa primera transición energética, logrando sustituir el consumo de combustibles fósiles en la matriz de generación eléctrica por energías renovables autóctonas. Esta diversificación permitió reducir y estabilizar costos, aumentar la resiliencia del sistema, y bajar las emisiones de gases de efecto invernadero.
El país está ahora en condiciones de dar pasos significativos en la llamada segunda transición energética, sustituyendo el consumo de combustibles fósiles en el resto de su matriz energética. Esto en primera instancia tendría importantes beneficios a nivel local. Pero en una segunda instancia, podría posicionar al país en la geopolítica mundial como un proveedor de energía renovable, y de otros derivados, como podrían ser fertilizantes verdes. Sin embargo, esto solo puede lograrse si se logran precios competitivos en el mercado internacional.
La potencial agenda desarrollada en el estudio incluye actualizar la política energética de largo plazo del país, adaptar el marco normativo a las nuevas tecnologías, aplicar el marco regulatorio vigente en su totalidad, implementar cambios en la institucionalidad y el gobierno corporativo de las empresas públicas, eliminar la discrecionalidad en la fijación de precios, promover proyectos de sustitución de energéticos y de descarbonización en general, incluyendo la electromovilidad y el hidrógeno verde, una adecuada gestión y flexibilización de la demanda entre otros [5].
A nivel mundial, el hidrógeno verde podría implicar que la generación de electricidad en 2050 sea entre 3 y 4 veces mayor al nivel actual, según estimaciones de la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA, por sus siglas en inglés) [6]. En Uruguay, el consumo eléctrico podría aumentar hasta un 1.000% en los próximos 20 años, a raíz de este nuevo sector [7].
Lograr una economía con cero emisiones, y un nuevo rol en la geopolítica mundial de la energía, requiere de una nueva política energética, comprensiva de una actualización y aplicación del marco normativo.
Uruguay puede lograr su independencia energética, transformarse además en exportador de energía y derivados, capturando millones de toneladas de CO2 ayudando a evitar el calentamiento global, incrementando resiliencia, bajando costos (cómo en la primera transición), generando mayor competitividad para las empresas, nuevas inversiones, empleo, y mejora en la calidad de vida.
(*) Felipe Bastarrica, Observatorio de Energía y Desarrollo Sustentable (UCU), Luis Silveira, Instituto de Competitividad (UCU)
[1] Bloomberg, 2022. Worst of Global Energy Crisis May Still Be Ahead, IEA Says. Enlace:
[2] El País, 2022. La “resiliencia eléctrica” de Uruguay.
[3] BP, 2022. Statistical Review of World Energy.
[4] IEA, 2022. Global coal demand is set to return to its all-time high in 2022.
[5] Pharos, 2022. Energía y Competitividad. Evaluación de la primera transición energética de Uruguay y agenda para la segunda.
[6] IRENA, 2022. Geopolitics of the Energy Transformation: The Hydrogen Factor. Enlace:
[7] MIEM, 2022. Hoja de Ruta Hidrógeno Verde.