TEMA DE ANÁLISIS
El Índice Líder de Ceres muestra que el camino es de levante, pero con algunos tropiezos y que cuesta volver al tiempo pre-crisis.
Estancamiento, recesión, crisis, recuperación, freno, dudas, alivio y volver a levantar. Todo ha sido y es en medio de la incertidumbre que genera y reaviva una pandemia que sacude al mundo y no deja a país ajeno.
Estancamiento, que comenzó en 2015 cuando la economía uruguaya cerró un ciclo de bonanza extraordinaria que se dio entre 2004 y 2014. En primer momento, algunas cuestiones estadísticas vinculadas al rubro Telecomunicaciones, que no eran de fácil depuración, pareció que el PIB estiraba su tendencia de crecimiento, pero con el tiempo se pudo ver que ello no era así y desde 2015 hasta mitad de 2019, la economía se había quedado prácticamente estabilizada en igual nivel (ver Figura 1).
Recesión, que comenzó en la primavera de 2019, justamente en medio de la campaña electoral y como prolongación de una fase de quietud de la producción, y que se extendió al verano de 2020.
Crisis, tan dura como inesperada, provocada por un virus que obligó a parar al mundo, y que derivó en caída brusca del PIB en otoño de 2020.
Recuperación, con el rebote de la actividad económica que se dio en el tercer trimestre.
Freno y dudas, con vaivenes de producción a fin de 2020 y un nuevo tropiezo en verano de 2021.
Alivio, y volver a levantar en abril-junio, según muestra el Índice Líder de CERES (ILC) (ver Figura 2).
Así ha ido la economía uruguaya en este tiempo. ¿Y ahora qué?
Ahora todo indica que el PIB vuelve a crecer, a tasas moderadas, empujado por un sector agropecuario que encuentra buenas condiciones de exportación.
El Índice Líder de CERES (ILC) —anticipador de tendencia en la actividad— confirmó, luego de tres subas consecutivas, que en el segundo trimestre se superaron las dificultades de enero-marzo y se afirmó una tendencia alcista de la actividad económica.
El ILC fue efectivo para detectar en setiembre la salida de la recesión, confirmada luego por el Banco Central (17 de diciembre) y también para identificar en noviembre que había dificultades para que la salida se hiciera con firmeza, confirmado por el BCU el 13 de enero. Ahora, el ILC anticipa que el segundo trimestre confirma una recuperación, que ayudará a cumplir la proyección de crecimiento del PIB para 2021.
Un indicador complementario al ILC es el Índice de Difusión (ver Figura 3), que muestra la proporción de las variables del ILC con tasas positivas en cada mes. En junio fue 70%; había sido 50% en abril y 80% en mayo.
El desempeño por sectores fue desigual. El ILC mostró afirmación de señales positivas, fundamentalmente en el agro, que con buen impulso de la demanda externa pueden contribuir a una tendencia de crecimiento más fuerte.
Agropecuario
Las solicitudes de exportación incluyendo zonas francas fueron, en el primer semestre, 32% superiores al primer semestre de 2020, y 11% mayores a 2019. Hubo fuertes aumentos en carne bovina, soja, celulosa y madera, así como en la demanda China (66% en primer semestre, interanual), 30% del destino de las exportaciones uruguayas.
Con precios que acompañan y demanda china pujante, el mercado del ganado colabora en la recuperación. Hubo un fuerte incremento en el precio del novillo gordo y, además, se mantiene el cierre temporal de exportaciones de Argentina, que genera un vacío en la oferta que deberá ser compensada, dada la alta demanda.
La celulosa continuó recuperándose y detrás de la carne, es el segundo producto en exportaciones, en valor. El repunte de los precios de los últimos meses hizo crecer las ventas externas 15% en el primer semestre, interanual. Las exportaciones de madera, de menor magnitud, aumentaron al doble entre mismos periodos de comparación, por mayor demanda de China, Estados Unidos e India.
La temporada sojera en el país fue buena; los altos precios internacionales y la fuerte demanda internacional compensaron bajos rendimientos provocados por la sequía (13% inferiores en comparación con 2020, por debajo de 1900 kg/h).
Construcción
Derivado principalmente de la obra de UPM y el Ferrocarril Central, la construcción también empuja a la recuperación de la actividad. En el primer semestre del año, la venta de cemento, en toneladas, fue 16,1% mayor que igual periodo de 2019.
Industria Manufacturera
La producción industrial está por encima de los niveles prepandemia, empujada también por el dinamismo del sector exportador. Las horas trabajadas se recuperaron más lento que la producción, y no se espera que logren el mismo desempeño; se están alcanzando niveles de producción mayores a los obtenidos previo a la pandemia, con el mismo empleo.
El sector ha logrado una buena recuperación en los últimos meses, con perspectivas de continuidad en niveles similares en el corto y mediano plazo.
Consumo y comercio
El consumo interno va logrando una recuperación lenta, de la mano del ingreso. El poder de compra no se ha recuperado del impacto sufrido por la pandemia (7,2% por debajo), pero está 9,8% por encima del pico más bajo, alcanzado en mayo 2020. El salario real también está lejos de niveles de febrero 2020 (-4,3%).
La recaudación de IVA, en tanto, fue 2,2% mayor en enero-mayo 2021, con respecto a enero-mayo 2019, en términos reales. Las importaciones han superado el impacto sufrido por la llegada del COVID, así como las compras de autos 0km, 31% superiores en el primer semestre 2021, contra igual período de 2019.
Movilidad
La movilidad es actividad, y acá tenemos un freno a la recuperación. Mida como se mida, la recuperación no es completa; aquí van algunos indicadores:
El movimiento de ómnibus en la terminal de Tres Cruces en los primeros 5 meses fue 44% inferior a igual período de 2019. La venta de boletos de ómnibus en Montevideo y zona metropolitana, en igual período, estuvo 45% por debajo del acumulado 2019.
El volumen de nafta vendida fue 6,3% inferior en los primeros 6 meses del año que igual periodo de 2019. Los vehículos que pasaron por todos los peajes nacionales fueron 12,4% menos, en los primeros 5 meses de 2021, que igual período dos años atrás.
Mercado laboral
La reactivación del mercado laboral es el principal desafío del país. Según proyecciones del gobierno, presentadas en la reciente Rendición de Cuentas, la tasa de empleo recién volvería en 2023 a valores prepandemia. Con respecto a febrero 2020, niveles que ya eran bajos, se perdieron más de 42 mil puestos de trabajo.
¿Entonces? Quedaron atrás las discusiones sobre figuras en formato de letras sobre cómo sería la salida de la crisis por la Covid-19; si era como un V, como una U, como una W o como una L, con una depresión que nadie quería.
¿Cómo es? El Índice Líder de Ceres ha mostrado que el camino es de levante, pero con algunos tropiezos y que cuesta volver al tiempo pre-crisis, que no era nada bueno, sino que era de estancamiento con persistencia de inflación y caída de empleo.
¿Y ahora? Ahora asoma un período de aumento de producción, no muy fuerte, y con un mercado laboral que viene complicado desde 2014. Otra vez más, la chance de crecimiento fuerte dependerá de generar condiciones favorables para la inversión privada. Nada fácil, pero tampoco imposible.