OPINIÓN
Con la ideología populista del kirchnerismo y los conflictos internos, ningún economista de trayectoria y prestigio iba a aceptar sentarse en el sillón de ministro de Economía.
La designación de Silvina Batakis como ministra de economía es una decisión acorde a la ideología populista del gobierno y a los conflictos políticos que hay dentro del mismo gobierno. Con la ideología populista del kirchnerismo y los conflictos internos, ningún economista de trayectoria y prestigio iba a aceptar sentarse en el sillón de ministro de Economía.
Tampoco fueron muy felices las primeras declaraciones de Batakis. Afirmar que José Ber Gerlbard es el mejor ministro de economía de la historia, justamente el responsable de haber generado una profunda distorsión de precios relativos y déficit fiscal que desembocó en el Rodrigazo de mediados de 1975, no despierta mucha confianza en los agentes económicos.
Por otro lado, sus dichos de que el derecho a viajar colisiona con el derecho a trabajar, no solo es de una profunda inconsistencia conceptual, colisionó además con una cantidad de funcionarios del gobierno que justamente estaban paseando por el mundo, incluido el hijo de la nueva ministra.
A Batakis le costó bastante armar un mínimo equipo económico y sus primeros anuncios no terminaron de generar confianza en los agentes económicos.
En primer lugar, si bien habló de buscar el equilibrio fiscal, no es lo mismo reducir el déficit bajando el gasto público que subiendo la carga impositiva. Proponer una baja de gasto público congelando las vacantes del empleo público no es una baja del gasto, es no aumentar el gasto público.
Pero lo más insólito es que el mismo día que Batakis anunciaba el congelamiento de las vacantes del empleo público, se publicaba en el boletín oficial el nombramiento de Claudia Lázaro como Directora de Talento Humano de la Dirección Nacional de Talento Humano y Conocimiento de la Subsecretaria de Calidad, Regulación y Fiscalización de la Secretaria de Calidad en Salud del Ministerio de Salud y, al otro día, la directora de la AFIP, Marcó del Pont, creó 11 nuevos organismos que dependen de la Subdirección General de Recursos Humanos que a su vez depende de María Cecilia Rodríguez, militante de La Cámpora y discípula de Cristina Kirchner.
En otros términos, resulta bastante difícil creer que vayan a tener mucha disciplina a la hora de nombrar militantes de La Cámpora y contener el gasto público como propuso Batakis. En todo caso, podrá haber una reducción del gasto por el lado de los subsidios económicos al aumentarse las tarifas de los servicios públicos, aclarando que hasta mayo el gasto público se venía disparando en todos los rubros, no solamente en subsidios económicos.
Afirmar que se va a cumplir con lo acordado con el FMI y reducir el déficit fiscal, son solamente objetivos que planteó la flamante ministra, pero sin aclarar el cómo para alcanzar esos objetivos.
También Batakis habló de tener tasas de interés reales positivas. Obviamente, la idea es ofrecer la zanahoria de la tasa para que la gente no vaya al dólar; sin embargo, es tal el desequilibrio fiscal, el monetario y la falta de credibilidad en el gobierno que no hay tasa de interés que cubra el riesgo de permanecer en pesos.
Incluso el BCRA, que no tiene reservas y ya tiene $ 7 billones de stock en Leliq y Pases Netos, pretende salir en auxilio del tesoro para que no sigan cayendo los bonos en pesos, ofreciéndoles a los bancos un seguro muy barato de recompra en caso que le compren bonos al tesoro y estos se desplomen.
Es importante resaltar que los bancos compran tanto Leliq como bonos del tesoro con los depósitos de sus clientes y, por lo tanto, no pueden comprar activos que luego no alcancen para cubrir sus pasivos, es decir, los depósitos de la gente.
Con esta medida, el BCRA le asegura que si cae el valor de los bonos, esa institución le comprará los bonos del tesoro si los bancos quieren vender. El seguro que les ofrece el Central es, en definitiva, emitir moneda, con lo cual lanzaría la economía a un proceso megainflacionario.
Al 11 de julio, el stock de Leliq y Pases Netos superaba en un 67% a la base monetaria. Lo que pretende el BCRA es reemplazar esta deuda de corto plazo por bonos del tesoro que compren los bancos. Es decir, en vez de emitir el Banco Central para financiar al tesoro y luego retirar parte de esa emisión con Leliq y Pases, quieren que los bancos compren con los depósitos de la gente bonos del tesoro para que este financie su déficit fiscal con endeudamiento en pesos vía bonos. Pero, obviamente, si los bonos caen de cotización y la gente retira los pesos de los bancos, los bancos quiebran, con lo cual el BCRA les asegura que le va a comprar los bonos del gobierno a un precio piso que evite ese quebranto; pero como el Central no tiene reservas ni flujo de ingresos para financiar esa compra, lo único que le quedaría por hacer es emitir para comprar los bonos del tesoro produciendo una llamarada inflacionaria o bien terminar en un plan Bonex.
¿Por qué quiere hacer esta pirueta financiera el BCRA? Porque el déficit fiscal primario enero-mayo de este año fue de $ 882.901 millones y el gasto cuasifiscal por Leliq y Pases $ 858.018 millones. El déficit real hay que multiplicarlo por dos.
En síntesis, por un lado, el BCRA, que es un insolvente, pretende respaldar a otro insolvente que es el tesoro. Una imagen patética del destrozo fiscal y monetario.
Habrá que ver cómo hace el gobierno para llegar a fines del 2023 agonizando políticamente. La oposición se maneja con prudencia, Cristina Kirchner es de imaginar que no querrá hacerse cargo de este lío sin tener recursos para hacer populismo y el presidente Alberto Fernández ya no tiene la más mínima credibilidad para poder implementar un plan de emergencia para aguantar 18 meses más.