El acuerdo con el FMI es lo menos relevante para Argentina

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Foto: Getty Images

OPINIÓN

El problema se centra en que el gobierno quiere seguir haciendo populismo económico y que el FMI mire para el costado.

La posibilidad de que el gobierno argentino finalmente no llegue a un acuerdo con el FMI sigue siendo el tema predominante en el ambiente económico, aunque, por cierto, no es lo más relevante. Como vengo sosteniendo hace rato, Argentina tiene que tener un plan económico de largo plazo creíble, independiente de un acuerdo con el FMI o, dicho en otras palabras, un acuerdo con el fondo es condición necesaria pero no suficiente para entrar en una senda de crecimiento.

El argumento que ahora esgrime el gobierno para decir que el acuerdo con el FMI está trabado, consiste en afirmar que sus técnicos piden una reducción del déficit fiscal a mayor velocidad de la que está dispuesto a imprimirle el gobierno a la reducción de la brecha fiscal. Digamos que el gobierno habla nuevamente de gradualismo.

Suponiendo que este fuese el verdadero argumento que frena las negociaciones, porque el gobierno dice no al ajuste y sí al crecimiento, el punto a preguntarse es: ¿cómo piensa financiar el déficit fiscal el gobierno hasta tanto logre crecer y cerrar la brecha fiscal? Porque algo va a tener que hacer para financiar el déficit fiscal aplicando el gradualismo que dice querer impulsar para bajar el déficit.

¿Van a emitir más moneda acelerando el proceso inflacionario y haciendo caer los ingresos reales?

¿Van a seguir endeudando al BCRA que ya tiene un déficit fiscal de 3% del PIB por los intereses que tiene que pagar por el stock de Leliq y Pases?

¿Van a seguir colocando deuda interna en el escuálido mercado interno? Es decir, ¿se van a endeudar?

¿Por casualidad creen que hay margen para aumentar la carga tributaria y que eso los va a llevar a tener más ingresos para cerrar la brecha fiscal?

Como se ve, el problema no es si el gobierno le paga o no le paga al FMI, porque el Fondo le va a dar más plazo al gobierno para hacer frente a los vencimientos. Lo que tal vez no le otorgue es una baja de la tasa de interés.

El problema se centra en que el gobierno quiere seguir haciendo populismo económico y que el FMI mire para el costado.

¿Qué es lo que quiere el gobierno? Quiere que el FMI le cobre menos tasa porque al excederse en el monto que le correspondía de crédito en 2018, automáticamente el Fondo cobra una sobretasa de interés. Además, en 2018 Argentina pidió un plazo mayor al que le correspondía por un stand by y eso implica más tasa.

Frente a este escenario, ¿qué le pide el gobierno al FMI? Que le deje el exceso de monto sin tocar, que le dé más plazo, que no le exija ningún plan para acelerar las cuentas fiscales y que encima le baje la tasa de interés. Es decir, prácticamente le está diciendo al FMI que no quiere acordar.

Si bien todavía no están publicados los datos oficiales de los números fiscales de diciembre pasado, la Oficina de Presupuesto del Congreso dio a conocer el décimo octavo informe de modificaciones presupuestarias que hizo este año el gobierno. En total, aumentó el gasto público en $ 2,6 billones respecto al presupuesto original para 2021. En otros términos, aumentó el gasto público un 31% respecto a lo que tenía presupuestado en la ley de presupuesto para 2021.

Este incremento del gasto llevó a un déficit financiero fiscal un 60% mayor, a pesar del incremento de los ingresos tributarios, al que había en el presupuesto. En total, el déficit fiscal fue equivalente a 5,5% del PIB, pero en los ingresos se computa otro 1,8% del producto en Transferencias de Utilidades del BCRA, que son emisión monetaria pura y una ficción contable para emitir y financiar al tesoro. Si se descuenta ese ingreso artificial, el déficit fiscal se eleva a 7,3% del PIB. A este número hay que agregarle otros 3,1% de déficit cuasifiscal y llegamos a un déficit de 10,4% de déficit fiscal entre el financiero y el cuasifiscal en 2021.

Bajar ese número en forma gradual es inmanejable, si no se aplica una política de shock económico, entiendo por política de shock económico un plan económico consistente que genere confianza. Claro que previamente hay que tener un gobierno que políticamente genere confianza y es en ese punto en que el gobierno se encuentra con una situación irremontable.

Los datos de diciembre de emisión monetaria marcan un récord en el año de emisión para financiar al tesoro.

En total, durante 2021 se emitieron $ 1,7 billones para financiar al tesoro entre Adelantos Transitorios y Transferencia de Utilidades, lo que implica cobrar un impuesto inflacionario de casi 4% del PIB.

Por el lado del BCRA, en 2021 el stock de Leliq volvió a aumentar y ya se multiplicó por 4,5 el stock desde que asumió Alberto Fernández, generando un gasto cuasifiscal infinanciable.

El presidente había dicho en plena campaña electoral que con lo que se iba a ahorrar en interese de las Leliq le iba a dar gratis los remedios a los jubilados, además de un aumento. Alberto Fernández terminó 2021 pagando el doble de intereses por Leliq que lo que se pagó en 2019.

En síntesis, el descalabro económico es de tal magnitud que va más allá de llegar a un acuerdo con el FMI. Como sostenía al comienzo de esta nota, el acuerdo con el FMI es solo una condición necesaria pero no suficiente para entrar en la senda del crecimiento económico, lo importante es tener un plan económico consistente respaldado por un gobierno que genere confianza. Este gobierno no tiene ninguna de las dos cosas, por lo tanto, el gran misterio es cómo transitamos 2 años más con una economía que tiende a salirse de control y un gobierno que tiene casi nula credibilidad.

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