La industria mediática solía estar repleta de familias poderosas. Londres tenía a los Rothermere; Los Ángeles, a los Chandier. Los estudios de Hollywood se iniciaron como organizaciones familiares. Sin embargo, una combinación de normativa y tecnología ha destruido los monopolios mediáticos.
Todo comenzó en 1948, cuando los tribunales estadounidenses destruyeron los antiguos estudios integrados en forma vertical. Internet está menoscabando el dominio de los medios masivos y está delegando el poder a las nuevas empresas, a los bloggers (personas que mantienen sitios web personalizados) y a compañías como Google y Yahoo!, para quienes las noticias son un negocio periférico, no una pasión devoradora.
La mayoría de las familias vendió todo o dio un paso atrás respecto de la administración diaria. Al principio, algunos cedieron lugar a los grandes personajes que trataban sus negocios como si fueran feudos. Pero en la actualidad, los pleitos mantienen la situación firmemente bajo control. A Michael Eisner lo expulsaron de Disney en 2005 para ser reemplazado por alguien más tranquilo: Bob Iger. Time Warner está dirigida por Jeff Bewkes, una especie de antimagnate que ha racionalizado la compañía. Viacom está controlada por Summer Redstone, a quien rara vez se ve, pero está dirigida por un ex abogado corporativo. A Silvio Berlusconi lo aquejan los problemas políticos y su imperio mediático está siendo atacado por Sky Italia, una organización que pertenece a News Corporation.
Murdoch heredó un periódico y lo transformó con audacia en un imperio multimedia. Al llegar a Gran Bretaña, en la década de 1960, inventó el moderno periódico popular, una mezcla de excitación sexual, escándalo moral y agresión política. En Estados Unidos, rompió el monopolio de las tres cadenas televisivas más importantes. Su canal Fox News enfureció a los liberales, y acumuló ganancias.
Los golpes maestros continúan, pero la estrategia parece tener cada vez más defectos. Murdoch se apoderó de MySpace por medio de un acuerdo audaz, como de costumbre, pero después observó cómo Facebook lo derribaba sin poder hacer nada al respecto. En 2007, explotó de manera brillante las debilidades de la familia Bancroft para apoderarse del Dow Jones y del Wall Street Journal, pero aparentemente no se dio cuenta de que el negocio de los periódicos estaba colapsando. Luego, el valor del Dow Jones fue depreciado a la mitad.
El escándalo que involucró a la división del periódico británico de la firma no solo enfureció al país, sino que también dejó a la compañía con dificultades. News Corporation fue forzada a finalizar con su "pasatiempo", BSkyB, un transmisor satelital que Murdoch ayudó a construir. Hay juicios y probablemente, acciones penales pendientes (consultar artículo: https://www.ecomomist.com/node/18988600). Los políticos británicos, que se sienten liberados del yugo Murdoch, posiblemente ajusten la normativa y dificulten la ganancia de dinero a partir de la actividad de los medios.
Asimismo, el escándalo revela los peligros de dirigir una compañía como una organización familiar. James Murdoch, hijo del jefe, es un hombre competente que dirigía bien BSkyB. Con otro apellido, podría haber tenido una carrera brillante en otra empresa mediática. Los periódicos lo debilitaron. Enviado a aprender la actividad familiar tradicional, nunca pareció sentirse tan cómodo con la imprenta. Un triunvirato desprolijo conformado por los dos Murdoch y Rebekah Brooks, que renunció como jefa de News International el 15 de julio, ayuda a explicar (aunque casi no sirve como excusa) la falta patética de la empresa al no investigar rápidamente las escuchas telefónicas y los sobornos.
Colocar a su hijo a cargo de los periódicos fue un acto digno de un propietario anticuado, no de un jefe ejecutivo. Se basó en dos presunciones obsoletas: que un vástago joven debería alistarse para llevar a cabo el mejor trabajo, y que el futuro de News Corporation se asienta en los periódicos.
Ni la junta directiva ni los accionistas enojados pueden deshacerse de los Murdoch. Sin embargo, a la compañía le iría mejor con menos administración feudal. Los puestos de presidente y jefe ejecutivo deberían dividirse (una buena idea para cualquier empresa), y el Murdoch de mayor edad debería retirarse de la dirección diaria de la compañía. Podría permanecer como presidente: es una buena función para un fundador; en especial para quien batió un récord (con unas pocas excepciones marcadas) de designaciones de tenientes inteligentes.
COMPAÑÍA AUDAZ. La industria de los medios necesita una News Corporation fuerte y bien administrada. Cuando no se distrajo tras la búsqueda de acuerdos excitantes, la empresa ha luchado sagazmente por evitar que los artículos periodísticos, los programas televisivos y las películas se transformen en desechos digitales. News Corporation ha sido la defensora más ferviente de las paywalls (bloqueos del acceso a una página web con una pantalla que requiere un pago) de los periódicos, lo cual podría ayudar a la supervivencia de esa actividad, pese a que eso no resuelve sus problemas. La personalidad determinada de Murdoch ayudó a que su compañía se volviera audaz. Pero la determinación está arraigada en News Corporation: no desaparecerá si el presidente en jefe se transforma en un simple presidente.
Murdoch no será el último creador de un imperio mediático. Michael Bloomberg ha fundado una poderosa empresa y también ha desarrollado una carrera política como alcalde de Nueva York, aunque ha sido inteligente al mantener ambas en forma independiente. En el mundo emergente están surgiendo los protomagnates, como el mexicano Emilio Azcárraga. Pero la era del magnate global ha llegado a su fin. Murdoch haría un favor a sus accionistas y a su familia si lo reconociera, y diera un paso atrás.