El éxito de políticas sociales dirigidas al empleo de las mujeres

Compartir esta noticia
Luciana Etcheverry— Doctora en Economía (University of Oregon)

ENTREVISTA

La probabilidad de empleo aumentó 17% para las madres, al amparo de la ley 19.161.

Este contenido es exclusivo para nuestros suscriptores.

Políticas de seguridad social que combinan cuidados de los niños recién nacidos con un retorno parcial al trabajo han resultado beneficiosas para el mantenimiento de las mujeres en el mercado de trabajo, concluye un estudio de la economista uruguaya residente en Estados Unidos, Luciana Etcheverry.

Recientemente doctorada en la Universidad de Oregón, Etcheverry estudió los incentivos otorgados a las mujeres con hijos en una ley del año 2013 en Uruguay (Ley 19.161), concluyendo que la implementación de un período de trabajo a medio tiempo de cuatro meses después de la licencia por maternidad, favoreció el mantenimiento de esas mujeres en el mercado de trabajo.

Las políticas que facilitan la transición de regreso de la licencia por maternidad pueden aumentar la participación de la mujer en la fuerza laboral y reducir las “sanciones por niños” a corto y mediano plazo, son probadamente beneficiosas, remarcó la profesional. A continuación, un resumen de la entrevista.

—¿Qué determinó que su tesis doctoral se orientara a esta política que se aplica en Uruguay?

—Siempre he estado muy interesada en los factores que afectan la participación de la mujer en el mercado laboral. A su vez, durante el doctorado, uno de mis objetivos fue vincular mi programa de estudio con investigación en Uruguay. Si bien la participación de las mujeres en la fuerza laboral ha aumentado de manera constante durante las últimas décadas, las desigualdades de género en el mercado laboral siguen siendo sustanciales, y esas diferencias de género se amplían cuando nace un niño.
Por tanto, me propuse estudiar de qué forma operaba un subsidio creado por ley en Uruguay a fines de 2013, que permite a las madres trabajar medio tiempo mientras reciben pago de tiempo completo durante cuatro meses después de que finaliza la licencia de maternidad.
El subsidio por cuidado parental se implementó en enero de 2014 y la introducción fue gradual. Al inicio, el subsidio cubría desde el final de la baja por maternidad hasta que el niño tenía 4 meses. En enero de 2015 se amplió el subsidio para cubrir hasta los 5 meses de edad. Desde 2016 el subsidio cubre hasta los 6 meses de edad. El número de beneficiarios promedio por mes en 2014 fue de 738 y aumentó a 1327 en 2015 y para el período 2016-2019 llegó a 2200.
La pregunta que me planteé fue si puede una política que permita la reintroducción flexible al trabajo aumentar la participación en la fuerza laboral de la mujer después del parto…

—Y la respuesta fue afirmativa…

— El argumento a favor de esta nueva forma de política familiar es que un regreso más gradual al trabajo después de la licencia de maternidad podría aumentar el vínculo con la fuerza laboral y la retención laboral a corto plazo para las madres con un hijo pequeño. Confirmé que las mujeres, a raíz de esta política, tienen mayores probabilidades de volver a su trabajo. Esa probabilidad fue 17% mayor para las madres que fueron contempladas en este beneficio, hasta un año después del parto, y una disminución en las horas trabajadas del 5% sin una reducción significativa de los ingresos, hasta 3 años después del parto. Además, también hay más mujeres empleadas en el período estudiado. Estos hallazgos demuestran que las políticas que facilitan la transición de regreso de la licencia por maternidad pueden aumentar la participación de la mujer en la fuerza laboral y reducir las “penalidades por niños” a corto y mediano plazo.
Estas políticas también ayudan a la familia de otras maneras. Por ejemplo, aumentando la salud física y mental de los padres, disminuyendo los conflictos en la familia y también incrementando el bienestar de los niños. La inversión más productiva que se puede hacer en los niños es tiempo de cantidad y calidad junto a ellos y estas políticas viabilizan esa posibilidad.

—¿Se pueden calificar de “novedosas” las políticas que impulsó Uruguay en ese terreno?

—Si bien se trata de políticas que tienen similitudes con otras aplicadas en países europeos, resulta bastante innovadora en su forma. Son medidas que resultan sumamente positivas, ya que, además de las posibilidades que ofrece a las madres, ayudan a las empresas a retener a sus empleadas. Recordemos que el beneficio lo pueden tomar indistintamente padres o madres, pero los datos del BPS nos muestran que en el 98% de los casos el acceso es de las madres.

—Precisamente, en el estudio utiliza el concepto de “sanción o penalidad por niño” al referir a las condiciones desiguales que se generan en el mercado de trabajo…

—Es que analizando información de varios países europeos, Estados Unidos y también evidencia de algunos países latinoamericanos, se observa claramente que los ingresos de las mujeres disminuyen fuertemente luego de tener su primer hijo. Hay una penalidad a las mujeres por los nacimientos de sus hijos que no está presente para los hombres. En el caso de Uruguay se observa claramente, luego de la culminación de la licencia por maternidad. Por esto, políticas como las que utilizamos para esta investigación son fundamentales para que disminuyan esas penalidades y además, que la fuerza laboral pueda retener esos talentos que, en ausencia de políticas que les permitan reconciliar la familia con el trabajo, muchas veces no tienen la opción de elegir y salen del mercado de trabajo.

—¿Se puede establecer cuánto tiempo resultan excluidas del mercado laboral las mujeres para el caso de no beneficiarse del estímulo previsto por la ley citada?

—Es claro que cuando acceden al beneficio, hay una reducción notoria de estas penalidades dado que existe un crecimiento en la probabilidad de que permanezcan empleadas. Sin embargo, prefiero no manejar cifras concretas en este caso, dado que la información con que cuento, que se basó en la Encuesta Continua de Hogares, no es suficiente para concluir con exactitud. Por tanto, mi intención es avanzar en futuras investigaciones, en base a datos administrativos más refinados, que me permitan establecer números con mayor precisión.

—En la base de las políticas más habituales de incentivo ante un recién nacido, está la intención de otorgar mayor tiempo a madres y/o padres para que estén junto al niño; sin embargo, la contracara es la desvinculación de lo laboral. ¿Iniciativas como la estudiada pueden definirse como un intento de combinar ambos intereses?

—Es que, una de las mayores críticas que reciben los sistemas de licencia maternal es precisamente su duración, en algunos países más de un año. Durante ese tiempo, las trabajadoras pierden el contacto con su empleo y su actividad profesional. Cuando vuelven, se les hace más difícil acceder a promociones y condiciones salariales, mejores posiciones dentro de la empresa para la cual trabaja. Con políticas como la que estamos comentando, se mantiene el vínculo con el trabajo y disminuye el riesgo de que haya una pérdida de capital humano específica, referida a ese empleo. Existe abundante literatura en ese sentido.
Además, es importante destacar que estos derechos los reciben los trabajadores formales. Por tanto, en la medida en que se incrementan esos beneficios, hay más incentivos a la formalidad.

—¿Con qué evaluación previa a su estudio se encontró acerca de los resultados de la aplicación de la ley citada?

—No la había. Mi artículo es el primer trabajo que evalúa esta política. Comprender los efectos de este enfoque único proporciona nuevos conocimientos e informa las discusiones sobre políticas y la innovación. Además, permite ampliar la literatura proporcionando el primer análisis de una política familiar implementada en un país no perteneciente a la OCDE.

—¿Hacia dónde van las políticas a nivel internacional en esta materia?

—La más extendida sigue siendo la licencia paga para maternidad, a la que en los últimos años se le han sumado las licencias pagas por paternidad y días libres exclusivos para los padres con los niños. Y sin dudas, la expansión de jardines y centros de cuidado para la primera infancia, accesibles para las familias más allá de sus ingresos, han sido un avance importante, especialmente en países en desarrollo.

—Otro trabajo suyo, en este caso para el Banco Mundial, pretende comparar resultados de las políticas sobre trabajo y maternidad en la región…

—Estamos revisando las políticas existentes en cuanto a los beneficios para padres y madres en el plano laboral ante el nacimiento de sus hijos, comparando la realidad entre distintos países y revisando los resultados de la aplicación de distintas políticas, tanto costos como beneficios. Prácticamente en todos los países de Latinoamérica existen programas como la licencia por maternidad, pero la literatura que comenta y evalúa sus resultados se basa especialmente en países fuera de la región. Por tanto, es necesario estudiar los efectos en la región. Estamos reuniendo evidencia para investigar en ese terreno.

—¿En qué medida influye la coyuntura actual, marcada por la pandemia, en el trabajo de las mujeres con hijos?

—Los efectos de la pandemia, en relación con el empleo femenino y el cuidado de los niños, han sido muy negativos. Cuando se limita la posibilidad de los niños de concurrir a los centros educativos, por ejemplo, el cuidado de los menores corre en la mayoría de los casos por cuenta de las madres. Es esperable, por tanto, que para muchas mujeres sea imposible compatibilizar el cuidado de sus hijos con el trabajo rentado. Un resultado que ya se ha visto es la disminución del empleo para las mujeres con hijos pequeños.
Es probable que sea necesario pensar en una nueva generación de políticas que apunten a fortalecer la presencia de la mujer en el mercado laboral. Mayores flexibilidades en el vínculo entre trabajo y familia, para que las mujeres permanezcan en el mercado laboral.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar