OPINIÓN
La baja de los precios minoristas en mayo parece más circunstancial que estructural.
Finalmente el IPC de junio en Argentina dio 3,3% con tendencia a la baja, de acuerdo a las variaciones que venía teniendo en los meses anteriores, siempre rondando el 4% mensual o superándolo.
La meta de inflación del 29% es claramente inalcanzable a esta altura del partido. Tendría que lograrse una inflación del 1% mensual entre junio y diciembre para llegar a la meta del 29% que figura en el presupuesto.
Si el objetivo es el 33% que reformularon, la tasa promedio mensual, entre junio y diciembre debería ubicarse en el 1,58% mensual. También inalcanzable con el desequilibrio fiscal que tiene el gobierno.
Lo curioso es que el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, festejó el 3,3% de inflación en mayo como si fuera un logro. Cafiero parece desconocer que en todo 2020, Brasil tuvo una inflación del 3,2%. Es decir, la inflación que Argentina tuvo en un mes equivale a la inflación que Brasil tuvo en un año.
La baja de la tasa de inflación en mayo parece más circunstancial que estructural. En efecto, al igual que el año pasado cuando el 20 de marzo se estableció la cuarentena eterna, ahora, la cuarentena que impulsó el presidente Alberto Fernández generó un efecto similar al de la cuarentena del año pasado. Es que al ponerse la cuarentena estricta durante mayo, se volvió a frenar la actividad económica y el consumo, con lo cual no fue tan intensan la huida del dinero y eso evitó que los precios siguieran escalando.
A pesar de la fuerte expansión monetaria del año pasado, entre abril y julio la tasa de inflación mensual se mantuvo entre el 1,5 y el 2% máximo. Luego escaló a niveles del 3% y terminó trepando por arriba del 4%, mientras el BCRA disminuía la tasa de expansión monetaria pero flexibilizaba la cuarentena.
A menor cuarentena, más consumo y huida del dinero con el consiguiente impacto inflacionario a pesar de la menor tasa de emisión monetaria.
En los últimos meses, el gobierno dejó de emitir para financiar el déficit fiscal y recurrió más al endeudamiento del tesoro en el mercado de pesos y al endeudamiento del BCRA.
Hasta mediados del año pasado, la base monetaria crecía más rápido que el stock de Leliq y Pases Netos (es la deuda que emite el BCRA para retirar liquidez del mercado). De ahí en más, la base monetaria siguió creciendo pero el stock de deuda de corto plazo del BCRA creció más y desde fines de 2020 y hasta mayo, la base monetaria quedó congelada entorno a los $ 2,5 billones, pero crece fuerte el stock de Leliq y Pases Netos.
¿Por qué durante los primeros meses de este año se disparó la inflación si la base monetaria quedó congelada? Por huida del dinero. Aunque el BCRA no vuelque más pesos al mercado, la gente, pudiendo consumir, se saca más rápido de encima los pesos que tiene y eso impacta en el nivel de precios.
¿Qué puede esperarse hacia el futuro? El oficialismo quiere ganar las elecciones de medio término para llevar adelante el vamos por todo. Para eso se volcará al mercado una gran cantidad de recursos.
El gobierno tiene previsto destinar $ 390.000 millones en 2021 al tema COVID-19. De esa cifra, solo $ 90.000 millones son para vacunas y su traslado. Salvo montos menores que serán destinados a hospitales e insumos médicos, casi el 73% del total son recursos que se destinarán a planes sociales.
El rubro AETP (Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción) lo tienen casi todo consumido y el resto son planes sociales. A esto hay que agregarle los $ 140.0000 millones que se destinarán al financiamiento de la emergencia alimentaria. Recordemos que el año pasado se destinaron $ 21.500 millones a tal efecto, de acuerdo al presupuesto 2020. O sea que entre los planes incluidos en el COVID-19 y la asistencia alimentaria, tenemos cerca de $ 450.000 millones que se volcarán al mercado para estimular el consumo.
Como en mayo el Tesoro volvió a tener déficit fiscal financiero, es evidente que el bache fiscal se irá agrandando con el correr de los meses hasta casi fin de año, cuando en noviembre se lleven a cabo las elecciones.
Hay dos opciones de financiar este aumento del gasto. O se emite más o el gobierno toma más deuda y seca el mercado, frenando la economía, según su razonamiento.
De todas maneras, de llegar sin estallidos cambiarios antes de las elecciones, sí se llega con fuertes desequilibrios macroeconómicos como son el atraso de las tarifas de los servicios públicos, el tipo de cambio y algunos precios controlados, lo cual puede generar una fuerte crisis económica luego de las elecciones, si es que no se produce antes. En este tema, la opinión de la profesión está dividida: cuándo puede producirse la crisis.
Tampoco parece poder llegar a buen puerto el arreglo con el FMI y el Club de París. Desde Estados Unidos le dijeron a Martín Guzmán que para poder ayudarlo con el FMI tiene que presentar un plan económico sólido, algo que no tiene ni está a su alcance proponer, porque eso depende del Instituto Patria.
Dado el comportamiento que tuvo Argentina con el caso Nicaragua, negándose a condenar los encarcelamientos de Daniel Ortega de los opositores a su gobierno, el gobierno norteamericano que impulsaba una declaración en contra del actuar de Ortega, le pasa la factura al gobierno argentino y le dice: “si no me presentas un plan consistente, no te ayudo en el FMI”.
Massa fue a EE.UU. y dijo desde allá que dado que la deuda con el FMI era por cuestiones políticas, tenía que tener una resolución política. Y el gobierno de EE.UU. le contestó políticamente: “no me apoyas con el tema Nicaragua, no te apoyo en el FMI”, con lo cual se complica seriamente el tema con el Club de París. Claramente no es gratis el posicionamiento de Argentina en su política exterior. Tiene costos altos y lo pagan el gobierno y la población argentina.