JORGE REBELLA
El Plan Cardales es positivo en cuanto procura impulsar la penetración de la tecnología en nuestro país y busca el acceso universal a las comunicaciones digitales, según el ingeniero Omar Paganini, decano de la Facultad de Ingeniería y Tecnologías de la Universidad Católica del Uruguay e integrante del Conicyt. Sin embargo, el entrevistado considera que se debería repensar esa iniciativa para lograr sus cometidos de una manera más abierta y competitiva, en base a un fondo de acceso universal administrado por la Ursec, que separe a los proveedores de contenidos de los operadores de las redes y deje espacio para todos los operadores, asegurando el menor costo y la mejor calidad para el Estado y los ciudadanos. A continuación un resumen de la entrevista.
-¿En qué consiste específicamente el Plan Cardales?
-Es una iniciativa del Poder Ejecutivo para llevar a todos los hogares uruguayos diversos servicios de comunicaciones digitales, incluyendo Internet, TV y telefonía, en un solo cable, en un servicio llamado "triple play", porque esos tres contenidos pueden transmitirse como "bits" a través de las mismas redes, lo cual suele denominarse "convergencia". Por ahora han trascendido sólo algunos aspectos del Plan Cardales. Por ejemplo, se pretende ofrecer un paquete básico que incluya Internet, algunas señales de TV cable y tal vez telefonía a un costo de 200-250 pesos mensuales. Además se determinó que Antel y las compañías de TV por abonados "nacionales" son quienes van a implementar el proyecto.
-¿Qué otros datos oficiales se conocen de dicho Plan?
-En conferencia de prensa, la ministra de Educación y el ministro de Industria informaron que la idea era cobrar una tasa o canon para que los ciudadanos más pudientes costearan el acceso a los de menores recursos, habiendo estimado que este proyecto prestaría servicios a unas 400.000-500.000 hogares que hoy no tienen acceso a Internet ni a la TV cable.
Por su parte, jerarcas de Antel y del LATU han mencionado que se utilizarán las redes existentes de telefonía fija de Antel y de la TV cable para la primera fase del Plan. Se van a utilizar servicios ADSL de Antel para desarrollar la TV, aplicándose tecnología IPTV, es decir que se pasarán contenidos de TV por Internet, similar a como la voz sobre IP (VoIP) transmite telefonía por la red. Con ese propósito, Antel ya estaría comprando los equipos de IPTV.
En síntesis, todos los servicios de comunicaciones pagarán un canon, que habilitará a Antel y los canales de cable a implementar el Plan Cardales con costos subsidiados. Significativamente, para proteger esta iniciativa, el gobierno revocó una licencia ya otorgada a la empresa mexicana Telmex para transmitir TV satelital.
-¿Por qué tiene que involucrarse el gobierno con el "triple play"?
-Los gobiernos tratan de impulsar estos desarrollos para lograr que las telecomunicaciones contribuyan al crecimiento económico, así como al desarrollo social y cultural del país. Hoy estar conectado globalmente es imprescindible para cualquier empresa que pretenda desarrollarse y los mayores costos o dificultades para lograr esa conexión con el mundo redundan en menor competitividad. Por eso, uno de los factores que se tienen en cuenta en las mediciones de competitividad de los países es la calidad y costo de las comunicaciones.
También es importante que la población acceda a estos servicios porque, para ser ciudadano, cada vez más hay que estar conectado. En efecto, los medios de comunicación al irse tornando bidireccionales se convierten en un soporte para la interacción de las personas con el Estado y entre sí, y son un ámbito de ejercicio de la ciudadanía y de socialización.
-¿Cómo se puede asegurar el acceso de la gente a esos servicios?
-Existe el instituto del "servicio universal", que es un mecanismo para que todos puedan acceder a un cierto servicio de comunicaciones a costos convenientes, aún cuando por razones geográficas u otras estarían excluidos. Inicialmente, el servicio universal se concibió para el correo postal: todos tenían el derecho de recibir cartas, cualquiera fuera el lugar de residencia y a un costo accesible. Luego ese principio se extendió para la telefonía. Ahora con el Plan Cardales, el gobierno uruguayo se propone extender el servicio universal a la TV cable y al acceso de banda ancha a Internet, lo cual es muy positivo. Sin embargo, lo va a hacer apostando las fichas a un holding integrado por Antel y las empresas nacionales de TV cable. Ese enfoque me hace dudar de sus beneficios.
Impulso y freno
-¿Qué inquietudes está despertando el Plan Cardales en el ambiente profesional relacionado con las tecnologías de la información y las comunicaciones?
-Preocupa el mecanismo que se eligió para hacerlo, sobre todo si implica un subsidio a un grupo de empresas en contra de otras, el cierre de ciertos "cotos de caza" para algunas compañías, un fortalecimiento de los monopolios y un deterioro del ambiente de competencia en un mercado clave, que ahuyentará inversiones y consolidará los lobbies. Más aún cuando se comienza prohibiendo y demorando otros proyectos.
-¿Pero no es bueno impulsar desde el Estado estas tecnologías para que lleguen a todos? ¿O la "mano invisible" del mercado es suficiente?
-Si se quiere más tecnología y a menor costo, hay que impulsar la competencia y no frenarla. Eso es lo que el actual gobierno pensaba cuando promulgó la Ley N° 18.159 de Defensa de la Competencia en 2007. Aceptemos que el mercado por sí solo tal vez no lo pueda hacer, entonces es razonable que el Estado diseñe instrumentos adecuados para promover la universalización de nuevas tecnologías. Sin embargo, es importante que al realizarlo no se generen más costos que beneficios. Tal como está presentado el Plan Cardales -aunque todavía se está a tiempo para cambiarlo- sus inconvenientes serán seguramente más que sus beneficios. Tanto que parece más un intento para fortalecer el monopolio de Antel que una auténtica iniciativa de desarrollo nacional.
-Entonces, ¿cómo debería implementarse el Plan Cardales?
-En primer término, es bueno impulsar el acceso universal a los tres servicios -TV digital, Internet y telefonía- desde el Estado para que llegue a todos. Eso requiere inversiones y, posiblemente, fondos públicos así como algún mecanismo de subsidio para lograr precios accesibles. Por ejemplo, los entes reguladores de las comunicaciones de varios países han creado fondos para subsidiar el acceso universal, de manera similar a como el Fonasa subsidia los servicios de la salud. La diferencia con lo planteado para el Plan Cardales es que su ejecución se realiza en forma abierta y competitiva. Así como hoy el beneficiario del Fonasa elige la mutualista, el beneficiario del Plan Cardales debería elegir el proveedor del servicio y el fondo a crearse le pagaría la subvención. De esa manera, no se eliminaría la competencia, sino que se la fortalecería.
En segundo lugar, no es una buena idea pensar que el "triple play" representa el único camino para acceder a los tres servicios. No hay que descartar los accesos por aire, no restringirse al acceso por cable solamente. Hay varias formas de hacerlo, que van desde una mezcla de TV cable con Internet hasta una combinación de la TV satelital con Internet móvil, que fue la que hizo temer al gobierno por la competencia de Telmex/Claro.
-¿Cuál es la mejor forma para dar ese acceso universal?
-Lo mejor sería que el usuario elija qué es lo que necesita: Internet, TV cable, telefonía, ya sea en forma individual o con dos o tres servicios juntos. Eso, además, asegura que el mercado sea más competitivo. De todas maneras, en la mayoría de los casos Antel ya tiene cables tendidos hasta cada domicilio y, en consecuencia, va a operar con algunas ventajas. Por eso, justamente, no se le deben otorgar más beneficios. Un esquema abierto es mejor para el país que bloquear los caminos inalámbricos, como el de Telmex, con el propósito de defender un cierto "plan público-privado", que podría ser más incluyente.
En otras palabras, si lo que se quiere es impulsar la universalización, es recomendable formar un fondo de acceso universal que subsidie un acceso básico a la TV cable y el acceso a Internet. Al mismo tiempo, habría que habilitar a todos los operadores que estén en condiciones a prestar el servicio y cobrar el subsidio correspondiente para los clientes que los elijan. Por ejemplo, las empresas de TV cable también pueden dar acceso a Internet y, a su vez, los operadores de Internet pueden suministrar la TV cable. Si algunas firmas quisieran aliarse para prestar un servicio conjunto, lo podrían hacer, pero sin prohibir a las otras. De esa forma, el mercado sería parejo y competitivo, en vez de desparejo y monopólico como se presenta en el Plan Cardales.
-Usted propone crear un fondo para financiar el acceso universal pero, además, quiere que el usuario elija si se conecta solamente a Internet, si contrata TV cable o si prefiere adicionar telefonía. ¿No es algo complicado ese esquema?
-Se deberían fijar reglas de acuerdo con los objetivos del Plan Cardales. Por ejemplo, se podría establecer que siempre haya que contratar el servicio de Internet, que no se pueda subsidiar más de un determinado monto del costo del servicio de TV cable o que no se permita contratar solamente telefonía. Creo que siempre se debería impulsar la contratación de Internet, que es lo más interesante para la integración de la población a la sociedad del conocimiento.
Viabilidad de Antel
-¿De esa forma no se estaría "matando a Antel" como afirmó el Ministro de Industria?
-Desde los tiempos de Batlle y Ordóñez, las empresas públicas han sido un instrumento para el desarrollo, así como una palanca para emprendimientos de gran escala dado que era imposible que estos funcionaran en nuestro país sin el apoyo del Estado. Ese fue el caso de Antel, que llevó la telefonía digital a todo el territorio terminando con la "demanda insatisfecha", que logró grandes penetraciones del uso de Internet con servicios de última tecnología, que desarrolló Ancel, Adinet y muchos otros servicios. Lo que no comparto es que ahora, por temor a un fracaso que está lejos de constatarse, Antel se transforme en un freno para el desarrollo de las telecomunicaciones.
Hasta ahora la empresa estatal no lo ha sido, más allá de algunas debilidades que se pueden señalar. Pero en caso que se convierta en un obstáculo, se debería repensar el instrumento, no simplemente protegerlo y diferir su crisis.
-¿Está capacitada Antel para competir de igual a igual con empresas extranjeras poderosas?
-Si no tiene capacidad de competencia, todo lo que haga el gobierno para frenar "en la liga" al Grupo Slim, Telefónica u otros es postergar una crisis y hacer que el país pague mayores costos y se atrase. Estoy convencido que Antel puede competir porque ya lo ha demostrado, incluso con las limitaciones que tiene como empresa pública. Si bien últimamente está disputado su liderazgo en un mercado tan dinámico como el de la telefonía celular, nadie puede decir que el servicio de Ancel es de calidad inferior, ni que se ha quedado atrás en las inversiones o en la introducción de nuevas tecnologías. En todo caso, se la debería poner en pie de igualdad con las empresas privadas y no protegerla con medidas monopólicas. Para que la empresa estatal pueda competir en este nuevo mundo de la convergencia, tiene que ser audaz y pensar en el futuro. Como los tiempos son más cortos en el área de las telecomunicaciones, el futuro será en pocos años y no se pueden demorar las decisiones.