Empleo y salario: 2023 fue un año singular

Las tasas de empleo y actividad se encuentran en niveles similares a los que mostraban en el año 2016.

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Planta de UPM2
Plante de UPM 2.
Leonardo Maine/Archivo El Pais

El 2023 estuvo marcado por un mercado laboral dinámico, tanto en creación de empleo como en aumento del salario real. El pasado 24 de enero el Instituto Nacional de Estadística (INE) dio a conocer los datos de empleo a año cerrado, permitiendo profundizar en el mismo.

El mercado laboral puede ser analizado de manera análoga a otros mercados, con oferta y demanda que conducen a un equilibrio determinado. Por un lado, la tasa de empleo (la cual se ubicó en 58,9% a fin de año) cumple la función de ser un indicador de la demanda de trabajo, y ha estado en aumento durante el año. Por otro lado, se encuentra el indicador de la oferta, representada por la tasa de actividad (cerrando el año en 63,8%). El mismo se comportó con cierto rezago en la recuperación de valores prepandemia, pero en 2023 se mostró dinámico. Ambas tasas se encuentran en valores similares a los de 2016.

La expansión tanto de la oferta como de la demanda -siendo esta última ligeramente más pronunciada en el punta a punta- condujo a una nueva cantidad de equilibrio en el mercado laboral. Esta, se refleja en una cifra récord de empleo, con la creación neta de 40 mil nuevos puestos de trabajo. Cabe aclarar que este máximo en valores absolutos no necesariamente se traduce en récord en términos relativos. Es decir, a pesar del aumento en el número de ocupados, dado el incremento de la población, las tasas de actividad y empleo no han alcanzado sus máximos históricos de 2014.

¿Cuáles fueron los sectores que lideraron la creación de empleo? La construcción encabezó la lista, creando el 27% de los puestos de trabajo. Hace sentido dadas las grandes obras que marcaron el año, como UPM2, el Ferrocarril Central, el crecimiento de los proyectos inmobiliarios y las obras de vialidad. Le siguieron la industria, las actividades inmobiliarias y administrativas, y el comercio; cada una de estas tres con un nivel similar de creación. Inicialmente la recuperación del mercado laboral tras la pandemia estuvo marcada por la expansión de los sectores enfocados en servicios de alta calificación, mientras que el 2023 fue el año del crecimiento de rubros intensivos en mano de obra, los cuales experimentaron ajustes de productividad previos (a fines de 2022 producían igual o más, con menor cantidad de empleados).

Cambios en las cantidades suelen venir acompañados de cambios en el precio de equilibrio, en este caso: el salario real. Este experimentó un aumentó del 4% en comparación al cierre del 2022, y se sitúa por encima de los niveles prepandemia. Este incremento se debe a una combinación de aumentos nominales de salarios y a la sorpresa desinflacionaria que experimentó el país el año pasado. Salarios nominales en aumento, combinados con una inflación disminuyendo rápidamente -alcanzando los menores niveles en 20 años- llevan a un indudable aumento del salario real.

Esta variable experimentó una caída empinada con la llegada del Covid-19, mas ya estaba atravesando una reducción en sus valores desde mediados del 2019. La recuperación del salario real mostró un rezago mayor que otras variables económicas en la pospandemia, facilitando el rápido aumento del empleo, incluso más veloz de lo anticipado por varios analistas. Dada la reducción en el precio, una mayor cantidad de empresas pudo contratar trabajadores, por lo que el empleo retomó sus valores anteriores sin mayores inconvenientes.

De esta forma se cierra un 2023 marcado por un aumento en el empleo (cantidades) simultáneamente de un aumento en el salario real (precio). Este fenómeno de contribución positiva de ambas variables no se daba desde 2014, llevando a la masa salarial a tener el mayor aumento de la última década.

Cabe preguntarse por qué no se ha dado un aumento de ambas variables en simultáneo en diez años. ¿Los aumentos salariales conllevan necesariamente a caídas en el nivel de empleo? ¿Y viceversa? La respuesta, como muchas veces sucede en economía, es: depende. Dependerá de los cambios en productividad que se experimenten. Si una empresa mantiene su producción constante, podrá pagar mayores sueldos a sus empleados sólo si contrata menos, o siguiendo la lógica inversa, podrá contratar más empleados si paga salarios más bajos. La forma de lograr lo mejor de ambos mundos es aumentando la producción, permitiendo pagar mayores sueldos a más personas. A nivel macro, esto se traduce como crecimiento de la economía. La masa salarial regularmente crece a la par del PIB, es así que hoy ambas variables se encuentran 4% por encima de los niveles prepandemia.

¿Qué esperar para el 2024 en materia laboral? Se prevé que la masa salarial se vea impulsada principalmente por aumento del salario real, reflejo del crecimiento nominal del salario y una inflación que se mantendría dentro del rango meta establecido por el Banco Central. En este escenario, se espera que el empleo mantenga cierta estabilidad.

¿Y para el resto de la década? Son varios los analistas que auguran un quinquenio con condiciones globales desfavorables. Aunque estas complicaciones no necesariamente implicarán un quinquenio negativo para la economía uruguaya, se destaca la importancia de adoptar un criterio de prudencia. En este sentido, la consideración de mantener la prudencia en los aumentos salariales se presenta como una estrategia para preservar el empleo. La única forma de mantener un crecimiento sostenido de salarios y empleo es mediante una economía pujante que aspire a una mayor productividad, y por ende a crecer a mayores tasas.

(*) Investigadora del Centro de Estudios para el Desarrollo

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