TEMA DE ANÁLISIS
Los procesos de inclusión financiera amplían la competitividad y con ello la calidad de la oferta en el mercado de crédito.
En 2021 se cumplen 10 años de la encuesta Tracking Financiero, encuesta cuatrimestral de monitoreo de comportamientos y motivaciones de uso de créditos al consumo, tarjetas de créditos y servicios bancarios en población mayor de 18 años residente en todo el país.
En el presente artículo relatamos algunos de los principales cambios y continuidades registrados en comportamientos de contratación de préstamos personales y analizamos posibles tendencias que se vislumbran a futuro.
Una década signada por políticas de inclusión financiera
Entre múltiples factores sociales que afectaron durante los últimos diez años al mercado de créditos de consumo, se destacan los cambios en el contexto normativo, a partir de la implementación de la ley de inclusión financiera en el año 2014, la cual promovió una mayor cobertura y profundidad en el uso de servicios financieros por parte de la población uruguaya. Las políticas de impulso a la inclusión financiera tienen entre sus múltiples cometidos mejorar la cobertura de los servicios financieros, incluyendo a la oferta de créditos de consumo, bajo el supuesto de que la democratización en el acceso dispone de impactos positivos en el desarrollo económico —microcrédito a empresas— y en el bienestar social —estabilización de los ingresos y gastos, evitando y reduciendo shocks económicos en los hogares—.
Si bien diversos enfoques cuestionan el impacto de los créditos de consumo en la mejora económica de los hogares de menores ingresos, por asociarlos a situaciones de necesidad, mayor riesgo crediticio y condiciones de acceso más desventajosas, o vincularlo a “consumos compensatorios” —en razón de estatus o como compensación al estancamiento de la movilidad social—, es razonable afirmar, que los procesos de inclusión financiera amplían la competitividad y con ello la calidad de la oferta en el mercado de crédito.
Evolución de penetración de servicios y composición de la categoría créditos de consumo
Los datos del Tracking Financiero dan cuenta de un fuerte incremento en los niveles de bancarización durante el período, creciendo desde 49% en el año 2012 a un 75% de la población durante el presente año, lo cual configura un cambio relevante en el “paisaje” de mercado de créditos de consumo, segmentado al inicio del período entre la “población no bancarizada”, predominantemente de niveles socioeconómicos medios bajos y bajos, atendida por instituciones financieras no bancarias, y la “población bancarizada” de niveles socioeconómicos medios y altos, que disponía de acceso a crédito en bancos de plaza.
Los cambios observados a partir de las políticas de inclusión financiera, así como la presencia de un mercado maduro en la categoría tarjetas de crédito, no alteraron los niveles de penetración de la categoría créditos personales durante el período, oscilando entre un 32% y un 41% de la población mayor de edad, que manifiesta disponer de créditos de consumo en bancos, empresas financieras, cooperativas de ahorro y crédito u órdenes de compra.
Dicha estabilidad esconde algunos cambios en la composición de la demanda. Destaca una mayor transversalidad de la categoría en los distintos niveles socioeconómicos. En la década pasada, los créditos de consumo eran asociados principalmente a la población de NSE bajo y a la población no bancarizada. En la actualidad se aprecia niveles equivalentes de penetración entre los niveles socioeconómicos medios y bajos, decreciendo los niveles de penetración entre la población no bancarizada, la cual, si bien cae en su peso relativo, queda rezagada en su nivel de acceso al crédito (20%).
Drivers de uso y en la elección de proveedores de crédito
Las necesidades que motivan la obtención de créditos son variadas e incluyen a un 55% de los consumidores que los destina a consumos de primera necesidad —pago de facturas, surtido para el hogar, gastos médicos, reparaciones del hogar, etc.—, un 36% que los asigna a necesidades no básicas —equipamiento para el hogar, turismo, fiestas y regalos, refacción de vehículo, etc.— y un 5% que los destina a financiamiento de emprendimientos. Se observa, en línea con un crecimiento de la penetración de la categoría en los segmentos de ingresos medios y altos, un incremento en el uso de créditos para consumos superfluos.
Asociado al peso de las necesidades básicas que motivan la obtención de créditos, el principal driver para la elección de marcas proveedoras de crédito se mantiene invariado durante los 10 años de medición: la accesibilidad (47%). La accesibilidad contempla la facilidad, rapidez, comodidad y cercanía que le ofrece el proveedor. Le sigue los atributos marcarios y de calidad de servicio (30%), mientras los atributos financieros del crédito ofrecido ocupan invariablemente el tercer nivel de prioridad para los consumidores (19%) al momento de elegir un proveedor de crédito.
Impacto de la digitalización en el mercado
Los cambios en los comportamientos de uso de TIC impulsan una mayor demanda de servicios online, los cuales se ajustan al principal driver en la categoría: la accesibilidad —facilidad, velocidad, practicidad, y comodidad—. Durante el presente año, un 57% de los créditos se solicitó de forma presencial y un 29% a través de canales digitales —página web, aplicaciones y WhatsApp—, pero debe destacarse una clara tendencia de crecimiento de este último. Es esperable que dicha tendencia se profundice a medida en que las nuevas generaciones se incorporen al mercado, reduciendo las barreras de entrada de jugadores con propuestas integralmente digitales.
Competitividad y perspectivas futuras
Al término del período analizado, se observa un mercado relativamente estable, con un crecimiento moderado del share de las instituciones bancarias en la categoría, medido en cantidad de créditos entregados. En el año 2012 los consumidores declaraban que un 58% de sus créditos de consumo eran adquiridos en instituciones financieras no bancarias y un 42% en instituciones bancarias. Para el año 2021, el share medido en cantidad de créditos se divide en partes iguales entre instituciones financieras bancarias y no bancarias.
El posicionamiento de las instituciones bancarias se ha visto beneficiado por el proceso de inclusión financiera, así como los cambios a nivel digitalización de los servicios les han permitido sortear debilidades de accesibilidad y calidad de servicio.
Por su parte, las instituciones financieras no bancarias han mantenido su posicionamiento en base a diferenciación en el atributo “accesibilidad” y una mayor especialización y asociación de sus marcas a la categoría créditos en efectivo. Es de esperar que las propuestas confluyan en un futuro en los canales digitales, con lo cual las instituciones de crédito no bancario podrían reducir su gap en materia del atributo accesibilidad y calidad de servicio respecto a las instituciones bancarias. En dicho contexto, la flexibilidad y especialización de las marcas se vislumbra como principal atributo de diferenciación.
(*) Soc. Agustín Bonino. Director de Opción Consultores