Expectativa por el próximo gobierno: el desafío de “no detener la máquina” de obras de infraestructura en todo el país

Las fusiones y adquisiciones de empresas están en un gran ritmo desde el año pasado y no hay “ruidos” por el cambio de gobierno.

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Magdalena Perutti, socia de Consultoría en KPMG Uruguay, especializada en asesoramiento financiero para proyectos de Infraestructura.
Foto: El País

El cambio de gobierno no acarrea una modificación en el talante de los inversores en Uruguay, advierte Magdalena Perutti, socia de KPMG. Los negocios de M&A “marchan a gran ritmo” y con empresas locales participando de la fusión y/o adquisición de otras empresas, sostuvo la consultora. Donde sí advierte de una expectativa “particular” es con respecto a los próximos desarrollos de infraestructura, un área donde la profesional ya había planteado su preocupación tiempo atrás. Es que se están cumpliendo las últimas etapas del programa de PPP lanzado en el último gobierno del Frente Amplio, además de otros proyectos de la actual administración, “y no tenemos un programa que dé continuidad”, subrayó. Perutti, especialista en estructurar este tipo de proyectos, asegura que desde el sector privado se demanda “una agenda” que permita “no detener el ritmo de obra pública. “Si no hay proyectos en cartera prontos para licitar, podemos estar en problemas”, aseguró. A continuación, un resumen de la entrevista.

—¿Cómo se observa el cambio de gobierno desde la perspectiva de las inversiones esperadas?

—En Uruguay hay un sello país de seriedad, del respeto a las reglas de juego y la estabilidad. Esto despeja los temores del sector privado respecto a seguir invirtiendo en el país en medio de un cambio de signo político. Se ve con expectativa el cambio, pero no con preocupación.
En cuanto al nivel de inversiones, en lo que respecta a M&A (mergers & acquisitions, o fusiones y adquisiciones), el mercado está sumamente activo, con muchas transacciones cerradas sobre la segunda mitad del año pasado en sectores de la más variada naturaleza: energía, alimentos, software, retail, servicios. Y en empresas de distinto porte. Esa dinámica de operaciones de fusiones y adquisiciones con que cerramos el 2024 parece mantenerse, porque arrancamos el nuevo año con reuniones con interesados, nuevas propuestas, celebrando acuerdos, como si el año no hubiera terminado, realmente. O sea, la realidad es que la inversión vía M&A la vemos sumamente activa y con fuerza. El año pasado fue muy bueno, luego de un 2023 que estuvo bastante complicado para estos negocios. Y esa lógica parece continuar, aunque hayan cambiado algunas condiciones globales, en especial las expectativas a una baja de tasas de interés que no se va a dar como se pensaba tiempo atrás.

—O sea que, un eventual deterioro de las condiciones financieras internacionales, no se observa en las intenciones de negocios…

—Por el momento no se está viendo, aunque siempre puede haber un rezago en la forma en que esas cuestiones impactan. Pero no lo observamos por ahora.
Una particularidad de este período, además, es la participación de empresas locales en procesos de M&A. Hasta hace unos años era casi que exclusivamente una actividad impulsada por compañías extranjeras, pero las empresas uruguayas están advirtiendo que hay oportunidades de crecer inorgánicamente, a través de una fusión o adquisición. Además, se han incorporado a esas transacciones de manera profesional

—¿Qué hay detrás de ese cambio en las empresas locales?

—Percibo que detrás de este posicionamiento de muchas empresas locales hay una evaluación estratégica de que termina siendo mucho más conveniente, en la rapidez del mundo de negocios actual, crecer inorgánicamente que crecer de a poco desde adentro de la empresa.
Esa postura que sostenían las empresas locales, de crecer poco a poco en función de la capacidad propia de la empresa de irse expandiendo, ante la velocidad mundo de los negocios, es una amenaza, porque si no lo hacen ellos lo harán otros y le dejarán fuera del mercado.

—Uruguay necesita una mayor dinamización del sector privado en cuanto a inversiones. Local, pero también desde el exterior…

— Sí, es fundamental. Hablábamos antes de las características positivas de la plaza local. Uruguay es un país demasiado pequeño como para darse el lujo de perder los sellos que lo distinguen. ¿Por qué una empresa del exterior vendría a invertir en Uruguay? Tiene que haber algo que explique por qué Uruguay, y el tamaño de nuestro mercado sin dudas no es el factor de peso. Entonces, ¿qué están encontrando en Uruguay que permite que la inversión se capture acá? No podemos ser tan ingenuos de pensar que ello ocurre automáticamente porque damos un beneficio fiscal. Es eso, pero sumado a otras muchas cosas: en algunas áreas serán recursos humanos calificados, en otras, los recursos naturales, en otras será clave las reglas de juego, sobre todo en áreas de servicio.
Tenemos que tener en claro nuestras ventajas competitivas, potenciarlas y defenderlas a muerte para que esa inversión extranjera se concrete. De lo contrario, como país, nos va a ser difícil crecer.

—¿La actual transición de gobierno ha generado alguna preocupación en especial entre potenciales inversores?

—Hay cierta expectativa de qué va a pasar con los regímenes promocionales de la Comap (comisión de aplicaciones de la ley de inversiones). De todos modos, la encuesta de expectativas empresariales que presenta KPMG cada año, en esta oportunidad la sacamos a fin de año tratando de capturar la opinión luego de las elecciones. No hemos encontrado puntos negativos adicionales en cuanto a cómo esperan que les vaya en los próximos años o sus ganas de inversión. Son empresas locales, que ya están instaladas. No está viendo con preocupación el cambio de gobierno.

—¿Y respecto de empresas interesadas en aterrizar en el mercado local?

—En realidad nos preguntan respecto a cómo vemos nosotros el cambio de gobierno, pero no se refleja preocupación en relación con las decisiones que esperan tomar.

—¿Qué esperan en materia de proyectos de infraestructura?

—Hay mucho para hacer en esa materia. Para trabajar en movilidad, en vivienda, en infraestructura educativa, además de obras viales, ferrocarril o puertos. El país necesita crecer mucho en ese rubro, porque la infraestructura es la base de desarrollos e inversiones futuras. Las dudas que tenemos son cuáles van a ser los próximos proyectos, porque es un área de gran complejidad, y necesita de continuidad para seguir avanzando.
Las tareas de ingeniería, estudios de factibilidad, la estructuración de esos proyectos, todo lleva mucho tiempo. Solamente lograr sacar un pliego para la licitación implica mucho tiempo. Allí está la principal preocupación, hay muchas obras importantes que culminaron, otras en plena ejecución en etapas finales, ¿cómo seguimos?

—O sea, podemos tener un enlentecimiento del ritmo de proyectos…

—¿Cómo le damos continuidad a la obra pública y al empleo en la construcción si no mantenemos el ritmo? Si no hay proyectos en cartera prontos para licitar, podemos estar en problemas. Hay un gran desafío ahí para el gobierno que viene.
Ese es un tema clave. ¿Cómo hacemos para avanzar, en todas aquellas áreas en las que no hay diferencias en la visión política, donde todos están de acuerdo en hacer inversiones? Hay que tener proyectos en cartera ya preparados para licitarse.

—En medio de ello, están las prioridades de los gobiernos…

—Lógicamente. Cada administración tiene la potestad de decidir si pone un énfasis mayor en vivienda, en agua o en la red vial. Pero hay que tener una cartera de dónde sacar. Si hay 20 proyectos preparados para licitar, de esos en los que todos están de acuerdo. Al gobierno nuevo, ¿cuál le interesa? El 1, el 3 y el 10. Perfecto, los sacamos y los licitamos.
El problema es que cuando no se tiene esa base de proyectos ya preparados para ser analizados y licitados rápidamente, se genera una brecha entre que se decide qué priorizar y el proceso para llevarlo a la práctica.

—…Y a veces esa brecha la terminan ocupando proyectos de iniciativa privada, ante la falta de una agenda estratégica del Estado…

—Es verdad, pero, sinceramente, debemos agradecer que existe la iniciativa privada, porque de alguna manera lo que está haciendo es darle ese empuje que le falta al Estado para que haya continuidad en la incorporación de infraestructuras.
Tampoco hay que pensar que las iniciativas privadas son “sacadas de la galera” sin mucho sustento de necesidad u oportunidad, porque en definitiva las iniciativas privadas están desarrolladas por empresas locales, que conocen razonablemente cuáles son las necesidades. Ojalá llegue mucha iniciativa privada, el Estado sume su listado y después, el gobierno de turno, defina las prioridades. Pero con una carpeta de proyectos a mano.
Las obras de infraestructura no solo generan oportunidades futuras, sino que además son un impulso a la actividad económica y el empleo, en forma descentralizada, por todo el país. Por eso es importante darle continuidad. Tenemos expectativa de conocer los planes del futuro gobierno en esa materia.

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Magdalena Perutti
Foto: El País

—¿Cuál es la situación en este momento?

—Lo que tenemos son todos aquellos proyectos que ya se aprobaron en la administración anterior (2015-2019) que se firmaron, están en proceso de firma, en obra o van a empezar la obra. Pero tenemos la necesidad de generar proyectos nuevos y licitarlos para que la rueda no se corte. Creo que eso es lo importante de pensar.
Hay un gran desafío ahí para el gobierno que viene.

—¿Hay potencial para proseguir con el formato PPP para obras de infraestructura?

—Sin dudas. En cualquiera de las áreas en que se desarrollaron proyectos PPP encontramos experiencias muy exitosas. La participación público-privada se adapta a cualquier tipo de infraestructura. Deberíamos pensar en proyectos de movilidad, sería importante proseguir en el área educativa, en vivienda… por ejemplo, en Irlanda, hay una experiencia muy interesante de PPP de vivienda para sectores de muy bajos ingresos, donde ya están licitando la cuarta rueda de PPP de un programa iniciado en 2020 para solucionar el problema habitacional de los sectores más vulnerables de Irlanda. Las primeras dos fases que se licitaron ya están operando, las casas construidas y habitadas. Se podría pensar en un proceso aquí en Uruguay.

—¿Hay que hacer ajustes en el proceso de participación público privada?

— Creo que hay una curva de madurez recorrida, hay un equipo en la unidad de PPP del ministerio de Economía muy capacitado, hay una contraparte muy sólida también en Corporación Nacional para el Desarrollo. No hay que matar al instrumento porque en su momento fue más lento de lo que se esperaba, porque estaba recorriendo su curva de aprendizaje. Todo lo contrario, hay que aprovechar ese recorrido, capitalizar los aprendizajes y hacer las cosas dentro de los plazos que llevan, porque no podemos tener expectativa de que se hagan en tres meses porque no es verdad,

—¿También hay espacio para continuar con los Cremaf?

—Claro, no hay ninguna contraposición entre PPP y Cremaf (Construcción, Rehabilitación, Mantenimiento y Financiamiento). Son realmente instrumentos complementarios.
Pensemos que los Cremaf están basados en un certificado de participación que emite la Corporación Vial del Uuruguay, con lo cual de alguna tiene una connotación muy limitada a la infraestructura vial. Mientras que una PPP puede abarcar otros sectores de la infraestructura. Además, los Cremaf están pensados como instrumentos de más corto plazo, con un periodo de repago de 12 años, y con inversiones menores, que recaen generalmente en las espaldas de las líneas de crédito de las empresas constructoras, mientras que las PPP liberan las líneas de crédito de las empresas constructoras porque lo que se apalanca es el proyecto.
Entonces, esa diferencia también genera una consecuencia en el tamaño de proyecto que es relevante.
Son instrumentos complementarios y lo que hay que darle es a cada proyecto el instrumento financiero que mejor le calza.

— ¿Dadas las restricciones fiscales, hay margen hoy para iniciar nuevos proyectos bajo la modalidad PPP?

— Hay un tope establecido por las normas que se ha ido ocupando, pero también se ha ido liberando en la medida en que se empiezan a pagar cuotas de proyectos anteriores. Además, siempre los topes son revisables.
De todos modos, diría que no hay espacio en las cuentas públicas para hacer otra tanda de 13 proyectos PPP como ya hicimos, pero sí hay para generar nuevos proyectos.

—¿Un nivel similar de inversión al período anterior sería una meta deseable?

—Mantener el nivel de inversión en obra vial en los últimos años será un gran objetivo. Ojalá crezcamos, pero va a depender mucho de la capacidad privada de invertir en Uruguay. Sin duda que de concretarse los proyectos de hidrógeno verde que tanta expectativa generan, van a permitir superar esa referencia de inversión.

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