Exportadores: las expectativas por la agenda de Trump, los últimos planteos al gobierno y la lista de deseos ante los candidatos

En el corto plazo estamos capturando esta coyuntura del tipo de cambio que resulta positiva, pero en el mediano plazo, no tenemos claro el sostenimiento de este valor del dólar, advierte Carmen Porteiro, presidenta de la Unión de Exportadores

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Carmen Porteiro
Carmen Porteiro, Economista, MBA. Presidenta de la Unión de Exportadores; gerenta de Planeamiento en Nuevo Manantial.
Leonardo Maine/ El Pais

La Unión de Exportadores planteó al gobierno “una docena de oportunidades” producto-destino, donde hacer foco para abrir nuevos canales de comercio, explicó Carmen Porteiro, presidenta de la gremial exportadora. Después de un “año bueno en comparación a uno muy flojo” como fue 2023, los exportadores tienen cierta cautela sobre qué ocurrirá para 2025, “expectantes ante la agenda del nuevo presidente de EE.UU”, puntualizó. Por otra parte, los exportadores encontraron receptividad de parte de los candidatos presidenciales. Para la UEU, los dos equipos económicos “conocen al exportador, escuchan, toman en cuenta las sugerencias y nos ofrecen tranquilidad en cuanto a la salud de la economía local”, subrayó Porteiro. A continuación, un resumen de la entrevista.

—Las exportaciones de bienes están registrando un incremento de dos dígitos, mes tras mes; ¿Cómo evalúan la coyuntura?

—La situación no es homogénea. De todos modos, las perspectivas son buenas, sectores de gran peso que están repuntando, rubros que habían estado muy golpeados, como el caso de la soja. Estamos incorporando además el impulso de la segunda planta de UPM, lo que ha puesto a la celulosa en los primeros lugares entre los productos exportados. Por otro lado, hay sectores como los lácteos, donde cambió totalmente su esquema con relación a lo que habían sido ejercicios anteriores, en los que se había dado un cóctel bastante explosivo entre costos de alimentación y precios de venta del producto final. Esos son sectores que traccionan positivamente, junto con el frigorífico. Es cierto, también, que el crecimiento de este año está basado en una base de comparación muy baja, como fue el 2023. La expectativa para este año es un crecimiento de 14% en las divisas generadas por exportaciones en relación con el año anterior.

—¿Dan por superado el problema de las exportaciones a Argentina?

—Aún hay pagos pendientes, pero se va regularizando la situación. Desde hace un par de semanas se consolidó el pago a 30 días en bienes. Esa reducción de los tiempos para el cobro es muy positiva. Y la deuda del año pasado se ha ido achicando sustancialmente.

—Las exportaciones de servicios han bajado este año, producto de una menor demanda de Estados Unidos…

—Es verdad, ese es un aspecto coyuntural, luego de varios años consecutivos de crecimiento. Tenemos que apuntar a que lo que vendamos tenga el valor agregado suficiente como para acceder con mejores precios. Hay una estrategia de CUTI al respecto que nosotros acompañamos, sumarle más productos a los servicios. Estamos convocando a una nueva ronda de la mesa de servicios de la Unión de Exportadores justamente para relevar todas las agendas específicas de los sectores de servicios e incorporarlas a la estrategia de la UEU.

—¿Qué expectativas tienen para el año próximo?

—Es muy difícil hablar del año próximo. Tenemos información fragmentada de lo que puede ser el comportamiento de distintas industrias, pero fundamentalmente, la incertidumbre está dada por factores externos.
La rentabilidad se ve afectada por una serie de factores bastante relevantes. Una de ellos es el tipo de cambio, transversal a todos los sectores, y después debemos tener en cuenta estructuras de costos específicos de cada sector. En eso está trabajando la Unión de Exportadores, tratando de identificar cuáles son los aspectos más importantes para armar una agenda de prioridades; en eso trabajamos durante 2023, se le presentó a los precandidatos en la primera mitad del año y luego a los candidatos y sus equipos económicos. Pero también al gobierno, al que aún le quedan unos meses de actividad.

—¿Algo de lo expuesto por ustedes se refleja en los programas de gobierno?

—Lo primero que recibimos fue mucha atención; y la intención de tomar nota. Apertura para escuchar. Y una muy buena predisposición al trabajo en conjunto. Así como el compromiso de incorporar algunas de nuestras inquietudes para el análisis posterior, en caso de ser gobierno. Nos pasó con las dos fórmulas presidenciales.
Además, ratificamos la opinión que teníamos en cuanto al respeto de las condiciones macroeconómicas necesarias para la buena salud de la economía, por parte de todos los candidatos. Temas como el compromiso de mantener una tasa de inflación baja para nosotros es importante. Lo es, tanto como un tipo de cambio que no nos reste competitividad…

—¿Mantienen su preocupación sobre el tipo de cambio, a pesar de la recuperación del dólar en los últimos meses?

—En el corto plazo estamos capturando esta coyuntura del tipo de cambio que para nosotros es positiva. Ahora, en el mediano plazo, no tenemos claro el sostenimiento de este valor del dólar. Es cierto que se está fortaleciendo en términos generales a nivel global, pero nosotros también tenemos que ver el tipo de cambio bilateral con nuestros mercados de destino. Entonces, por un lado que el dólar haya subido en Uruguay es positiva para nuestra estructura de costos, pero en materia de competitividad internacional seguimos estando rezagados. Basta ver el tipo de cambio bilateral con Brasil, un mercado clave.

—El sostenimiento de un dólar fuerte dependerá también de lo que ocurra con la economía de Estados Unidos. ¿Qué esperan?

—Estamos expectantes acerca de la agenda del futuro presidente de Estados Unidos en materia comercial. Hay cuestiones que en su gobierno anterior se anunciaron y no llevó a la práctica; la cuestión es que en este período tendrá otro respaldo en el Congreso, que quizás le permita llevar adelante medidas más radicales. Veremos qué ocurre en materia de aranceles, algo que es preocupante, pero también con la política monetaria. Lo que ocurra con la tasa de interés es muy importante, nos puede impactar en la estructura de costos, pero también en el endeudamiento a nivel país y como consecuencia, en las finanzas públicas. Un fortalecimiento del dólar también influye en el precio de las materias primas, allí puede haber un factor de preocupación también.

Carmen Porteiro
Carmen Porteiro, presidenta de la Unión de Exportadores.
Foto: Leonardo Mainé

—Uno de los temas más importante que han planteado es el de acceso a mercados. ¿Por dónde pasan los cambios en la acción que ustedes proponen?  

—Un aspecto que consideramos clave es permanencia de los equipos negociadores. La rotación de aquellos que en cada gobierno se encargan de llevar adelante estos temas, creemos que no ayuda. Consideramos importante que no se pierda conocimiento a medida que se va adquiriendo experiencia por parte de los profesionales que participan en las negociaciones, lo mismo con la asignación de embajadores a destinos que son fundamentales desde el punto de vista comercial.
Otro elemento que creemos valioso promover es la presencia de Uruguay en los mercados a los que queremos llegar. Pensamos en Uruguay XXI con otra presencia, donde podamos participar en la estrategia, organizar viajes conjuntos, estar en los lugares donde es importante estar.

—¿Y en cuanto a mercados?

—Por supuesto, insistimos en la necesidad de seguir trabajando en la apertura de nuevos mercados y oportunidades para el comercio. Pero más allá de los grandes temas que están siempre sobre la mesa, como la Unión Europea o China, nosotros planteamos, en la práctica, combinaciones más específicas de producto con destinos que a los sectores, lo que en algunos rubros realmente mueve la aguja. Para el sector privado, el sentido de urgencia prima.
No se trata de no seguir buscando acuerdos a nivel general, pero mientras todo eso depende del Mercosur o de determinadas coyunturas y otros ritmos, hay cosas que se pueden hacer, mucho más puntuales.

—¿Por ejemplo?

—A veces no ingresar a un mercado no depende de un tema arancelario, sino de limitaciones que se pueden mejorar por parte nuestra, mano a mano con la contraparte, a veces a nivel sector.
Hace pocos días estuvimos con el Canciller Omar Paganini insistiendo con estos temas. Expusimos nuestra visión sobre la estrategia a seguir en casos específicos; el ministro dijo que era de recibo. En la última reunión de directiva de la Unión revisamos el material que preparamos y que lo vamos a presentar en los próximos días.

—¿Qué es lo que presentarán?

—Un conjunto de oportunidades, de producto y destino, en los que se puede avanzar. No son más de diez. Varios rubros manufactureros vinculados con mercados en los que identificamos oportunidades concretas si corregimos algunos aspectos normativos o de negociación, o logísticos. Específicamente, apuntamos a países de Centroamérica, pero también algunos asiáticos, como Indonesia.
En el caso de los mercados de Centroamérica, una de las limitantes es la conectividad, y ese es otro punto importante en los focos que destacamos ante los candidatos.

—¿Cuál es el punto, concretamente?

—Es que para llegar a Centroamérica en forma competitiva necesitamos espacio en bodegas, necesitamos frecuencias en el transporte, condiciones logísticas, portuarias y aeroportuarias. Los costos van de la mano de esa conectividad, es una gran barrera.

—En materia de competitividad, han hecho planteos de corte tributario…

—Planteamos, por ejemplo, la carga de los impuestos ciegos. El peso de impuestos como el Patrimonio, en contextos en los que la actividad no es buena, como ocurrió con varios sectores el año pasado, y en industrias donde la inversión en capital es grande porque así lo requiere, el peso del impuesto al patrimonio termina siendo muy fuerte. Entonces ese es uno de los puntos que llevamos a los candidatos y en particular, ese punto fue recogido como un aspecto a revisar. Hay una opinión bastante coincidente en que la carga tributaria tenga una relación más vinculada a la renta y no tanto por la estructura de capital de las compañías.
También planteamos la necesidad de eliminar la tasa consular. Encontramos receptividad también en torno a ese tema.
Los dos equipos (de los candidatos) conocen profundamente al sector exportador. Llevan, desde distinto lugar, muchos años trabajando con las empresas exportadoras. Eso es una gran ventaja.

—La UEU ha incorporado el tema sostenibilidad en su agenda; ¿qué énfasis le piensa dar en su gestión?

—Es un área de trabajo muy importante. Desde la UEU, junto con el LATU, armamos un manual de gestión sostenible. Las empresas a través de este manual pueden hacer todo el trabajo para obtener su sello de sostenibilidad, mediante auditoría del LATU: Impulsamos a los exportadores a embarcarse en ese camino y nuestro objetivo es establecer beneficios concretos, como acceso a una determinada línea de crédito, o una determinada cantidad de puntos en la matriz de Comap. Todo eso no lo pudimos conseguir en el primer año, ahora estamos en el segundo y con empresas inscriptas para el tercero. Cuando en 2025 tengamos una tercera generación de empresas certificadas, ojalá logremos ese respaldo.

—Entre los ejes a promover, destacan también la innovación…

—Creemos que el ecosistema de innovación está teniendo una ebullición muy importante en estos últimos tiempos. Lo que queremos es articular, desde el sector privado, con las herramientas públicas existentes y con startups y con laboratorios de innovación abierta que se están instalando en Uruguay. Acercar partes. Empezamos a trabajar con Uruguay Innovation Hub; buscamos trabajar en común y ayudar a nuestras empresas a innovar. Porque la realidad es que es imprescindible avanzar. Podemos tener toda la conectividad, los aranceles más bajos, pero si nuestros competidores absorben la tecnología y utilizan inteligencia artificial o robótica y eficientizan sus procesos de una forma que nosotros no logramos hacer y quedamos rezagados, vamos a ser caros y vamos a seguir teniendo problemas de competitividad. No tenemos la opción de subirnos o no a la ola, hay que hacerlo. Y esa es la señal que queremos trasmitir a los empresarios.

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