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En Uruguay nacen anualmente 28.000 empresas y cierran unas 23.000

Entrevista con Gastón Carracelas, economista y gerente de evaluación y monitoreo de la Agencia Nacional del Desarrollo (ANDE). Un estudio de la agencia advierte sobre alta turbulencia empresarial y escaso crecimiento dinámico de las empresas.

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Gastón Carracelo, Gerente de Evaluación y Monitoreo de ANDE.
Francisco Flores. El País

Luis Custodio

Las empresas en Uruguay “nacen y mueren” en mayor número cada año, lo que representa una “fuerte turbulencia” en la dinámica empresarial local. Por otra parte, destaca un bajo porcentaje de supervivencia y menor aún, de crecimiento de dichas unidades productivas. Una investigación realizada por los economistas de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE), Gastón Carracelas y Paola Regueira analizó la dinámica empresarial en Uruguay para el período 2008-2021, a partir de registros administrativos de empresas en actividad. De acuerdo con las conclusiones de este trabajo, “una de cada dos empresas, a los tres años está afuera”, explica Carracelas, advirtiendo que una muy pequeña proporción de empresas muestran un comportamiento de crecimiento dinámico a lo largo de sus vidas. También se advierte que las barreras a la entrada y salida de empresas no parecen ser tan relevantes como la existencia de barreras al crecimiento o el importante ingreso al mercado de empresas con grandes carencias para poder sobrevivir. A continuación, un resumen de la entrevista.

—¿Es escasa la información sobre el ciclo de vida de las empresas en Uruguay?

—Realmente hay muy poca investigación académica con respecto a cuestiones de dinámica empresarial. Y esto está atado obviamente a la disponibilidad de datos, porque para este tipo de análisis no podemos basarnos en encuestas, donde en Uruguay sí hay una larga tradición.

Para mirar el universo empresarial, nacimientos, evolución, muerte de empresas, se necesitan registros. De todos modos, la información que usamos para este trabajo está disponible desde el 2007-2008, a partir de la reforma tributaria y el proceso de digitalización del BPS. En base a los registros administrativos esa información la posee el INE y es pública, eso nos permitió desarrollar este trabajo. Pero además, han ido apareciendo otras fuentes de datos, como la planilla de trabajo, que se digitalizó en 2017-2018, con lo que también estamos trabajando ahora, información que va a ser clave para profundizar en este tipo de análisis.

—En el período analizado, se registra un importante incremento del número de empresas…

—Lo primero que nos llamó la atención es, precisamente, cómo aumentó notablemente la empresarialidad del país durante el período considerado. Entre 2008 y 2021, se observa que la cantidad de empresas que nacen anualmente supera a la cantidad de empresas que mueren cada año. En promedio, nacen anualmente unas 28.000 empresas, en tanto que mueren anualmente un promedio de aproximadamente 23.000 empresas. Como resultado de esta evolución, la cantidad de empresas totales se ha incrementado a lo largo de todo el período, presentando variaciones interanuales positivas todos los años. Y ese aumento de nacimiento de empresas fue acompañado de procesos de mucha turbulencia empresarial, con tasas altas de natalidad pero también de muerte de empresas, mucha creación y destrucción de negocios. Obviamente, es un fenómeno que hay que estudiar en detalle, porque detrás hay historias de vida, cuestiones sociales, es importante entender mejor por qué está pasando.

Por otra parte, esa dinámica es particularmente muy fuerte en las micro empresas, un fenómeno que no difiere de lo que pasa en otros lugares del mundo, algo que está muy vinculado con dinámicas del mercado laboral; más que la búsqueda de oportunidades de negocio, en realidad aparece como una opción de autoempleo ante las dificultades para acceder a un trabajo.

—Parecería lógico pensar en ciclos de vida más cortos en empresas más pequeñas…

—Primero, nos sorprendió un considerable aumento en el número total de empresas activas, favorecido por un período donde la economía no tuvo grandes sobresaltos. Sin dudas, la tasa neta de creación de empresas por lo general es bastante procíclica. En ese contexto, claramente las empresas más pequeñas son más vulnerables a los ciclos económicos y hay bastante evidencia sobre eso. Tienen menos espalda financiera, menos capacidad de sobreponerse a situaciones de la coyuntura, etcétera.

Ahora, hay una cuestión más allá del tamaño, que tiene que ver mucho con la edad de la empresa, incluso sobre ello se abre una discusión acerca de cómo focalizar la política pública. De alguna forma, todo pasa en los cinco primeros cinco años de vida de la empresa. En ese período, la empresa ya salió del mercado, o logró afianzarse y sobrevivir. Y otro dato es que, en muy poquitos casos crece lo suficiente como para saltar de escalón, digamos, dejar de ser micro. Para la mayoría de esas empresas, que no crecieron, cuando uno mira las matrices de transición, se observa que esos ratios, a cinco años, no cambian sustancialmente al año diez. Eso es algo que contribuye a esa mayor turbulencia que observamos.

La otra cuestión, y vinculado a la pregunta sobre la baja sobrevivencia de las empresas más pequeñas es que, en general, también hay bastante evidencia de que las empresas ingresan con un tamaño subóptimo, o sea, muy pequeñas, y eso es justamente lo que las hace más vulnerables en los primeros años de vida.

—¿Hay un déficit en cuanto al conocimiento o las estrategias previstas para desarrollarse?

—Por un lado, es importante destacar que muchas empresas nacen con un tamaño subóptimo y eso responde a una actitud que puede considerarse racional, no quemar las naves de primera, no hundir mucho capital hasta ver cómo puede funcionar. Dicho eso, obviamente, cuando se observan los tramos de empresas muy pequeñas, hay un tema de falta de capacidades empresariales que juega en contra. Gente que busca independencia, no tener jefes, pero adolecen de los conocimientos, de un buen análisis de mercado, no están preparados para las situaciones a las que se va a enfrentar y eso dificulta la curva de aprendizaje que tienen que recorrer; muchas veces no lo logra y sale del mercado a corto lapso. Es muy claro: una de cada dos empresas, a los tres años está afuera. A los siete años de iniciar actividades, solamente una de cada tres empresas sigue en actividad y solamente el 28% de la cohorte llega con vida a los 10 años. Eso implica un riesgo empresarial muy fuerte. Cabe acotar, de todos modos, que hay una fuerte incidencia de las micro empresas en este dato, ya que más del 95% de las que nacen en cada cohorte son micro. Las pequeñas o medianas sobreviven más y la mortandad es más fuerte en las microempresas que pesan mucho sobre el dato agregado.

—Un mayor nacimiento de empresas preferentemente en el sector micro, ¿es una característica más marcada en los países en desarrollo?

—Básicamente uno se puede imaginar dos escenarios. Una situación en donde se podría esperar que nazcan más empresas en economías más desarrolladas, porque tienen mejores reglas de juego, mercados más competitivos, etcétera.

Esa sería una hipótesis. La otra, que es la de Robert Lucas (1978, “Sobre la distribución del tamaño de las empresas comerciales) y es la que parece evidenciarse, es que las economías en desarrollo tienen mayores tasas de natalidad de empresas, pero que eso está vinculado a que el costo de oportunidad de iniciar un negocio es menor. Quiere decir que mis oportunidades salariales en un trabajo dependiente son más bajas, o mi posibilidad de conseguir un buen empleo son menores. Entonces, de alguna forma, es menos lo que estoy perdiendo y entonces “me tiro al agua” e inicio un nuevo negocio.

Esa es como la gran explicación de que al final del día, en los países en desarrollo, las tasas de natalidad de empresas son mayores que en los países de la OCDE, por ejemplo. ¿Cuál es el problema de eso? Que iniciar un pequeño negocio tiene un alto riesgo. Lo dicen los datos, un alto número de esas historias terminan en fracaso.

—Además de la alta mortandad, el otro problema detectado en este trabajo es que son excepcionales los casos de crecimiento importante…

—Así es. Además de tener muchas turbulencias, dado el alto número de nacimiento y muertes y de la baja sobrevivencia, son muy poquitas las que crecen. Lo que vemos es que a los 10 años de vida, cuatro en diez mil lograron ser grandes y dos en mil lograron ser medianas. Y pasan de micro a pequeñas, un 4% o 5%. Eso es realmente muy malo.

—¿También persisten las dificultades para acceder a la apertura de una empresa?

—Hubo un momento en que la política estuvo muy orientada a bajar los costos de abrir una empresa. El Doing Business del Banco Mundial, la ventanilla única, etc. Pero lo que nos muestran los datos es que las empresas nacen, o sea, no hay una barrera al nacimiento. No parece ser un problema el crear una empresa formal. Bajamos un montón esas barreras. ¿Qué es lo que pasa ahora? Que nacen pero no logran sobrevivir. Entonces, deberíamos tratar de dar más herramientas, mayores capacidades, que cuando se larguen a formar una empresa estén en mejores condiciones. También podemos tratar de identificar las empresas que creemos que tienen un potencial particular de crecimiento, que presentan algún diferencial o están en un nicho muy interesante, para apuntalarlas.

—La cuestión central sigue siendo que las que nazcan, tengan mayores posibilidades de sobrevivir…

—Es fundamental. Porque si no les damos suficientes herramientas, si no se trabaja bien el proyecto, nacen y mueren. Y que surjan empresas destinadas a morir en poco tiempo, termina siendo un esfuerzo desperdiciado, del emprendedor y de la política pública.

Puede ser importante “subir el piso”. Hoy hay un saldo neto porque nacen más que las que mueren; necesitamos un neto mayor, pero con mayores posibilidades de que algunas de esas empresas, la mayor cantidad posible, crezcan. Que son las que realmente pueden generar un cambio.

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Economista Gastón Carracelas
Francisco Flores. El País

—¿Encuentran alguna particularidad local en esas dinámicas o de la información que ustedes consultaron en otros mercados son dinámicas parecidas, similares?

—Lo que encontramos va bastante en línea con la literatura internacional. Las tres grandes tendencias que vemos en Uruguay se observan en los demás países, pero acá son más agudas. Mayor turbulencia, menos sobrevivencia y también menor crecimiento.

Un dato a tener en cuenta: en cuanto a la dinámica empresarial, nuestros números se asemejan a la región y no tanto a los desarrollados. Si creíamos que podíamos estar más cerca de los promedios de la OCDE y por encima al resto del barrio, la evidencia no indica eso.

—¿El sector tecnológico tiene una mayor incidencia en los nacimientos de empresas?

—La desagregación que hicimos nos permite observar el comportamiento del sector “información y comunicaciones” del que forman parte las empresas de software. Es más alta la natalidad de empresas, sí. Parece confirmarse un dinamismo en ese sector pero también con mucha turbulencia, nacimiento y muerte de empresas. Pero claramente es un sector que se está expandiendo, el número de empresas se está expandiendo.

Por otra parte, la mayor turbulencia se observa en el comercio y servicios. Esto ocurre en el mundo, dado que es un sector con muchas microempresas, de menor escala, con menores costos hundidos. Y la industria manufacturera, tiene una tasa de turbulencia algo menor, pero mayor que en otras partes del mundo, dado que hablamos de industria preferentemente liviana y de menor porte.

—¿Y existe alguna diferencia entre Montevideo e Interior?

—Aumenta mucho más el número de empresas en el interior que en Montevideo. De hecho, al principio del periodo de referencia, alrededor del 46% de las empresas estaban en el interior y al final del periodo, se elevó al 52%. También es mayor la turbulencia empresarial o sea, mayor la cantidad de empresas que nacen y mueren cada año. Quizás ahí pese la situación que planteábamos antes: hay muchas microempresas y los costos de oportunidad pueden ser aún menores en el interior, dado que generalmente escasean los empleos y los salarios son más bajos.

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