Guerra, tasas, petróleo y recesión: ¿qué esperar para el cierre del 2023?

El gran problema de un escenario débil en la economía teniendo tasas elevadas y con una inflación que subió en los últimos mínimos, es que cualquier esfuerzo para poder apoyar a la economía repercutirá en nuevas presiones inflacionarias.

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La volatilidad fue la protagonista del mercado durante las últimas semanas: la renta variable con repuntes luego de la última corrección, un dólar que sigue apreciándose a nivel global, aunque no liberado de vaivenes, y las materias primas en el mundo con rendimientos mixtos, mostrando alzas en el oro como activo de refugio, caídas del cobre por ser una materia prima cíclica y corrección del petróleo después de haber subido cerca de 40% desde fines de junio.

Al temor que generan las tasas elevadas de los principales bancos centrales, se le agrega un nuevo factor de riesgo: el conflicto entre Israel y Hamás. Esto genera temores puntuales, aunque el impacto en los mercados se moderó con el pasar de los días.

Con este contexto, las principales oportunidades, amenazas y tendencias de mercado para el trimestre final del año dependerán en gran medida de la capacidad de responder algunas de estas preguntas: ¿Seguirán subiendo las tasas?, ¿qué sucederá con el precio del petróleo?, ¿hasta dónde impactará la guerra? y ¿existen posibilidades reales de una recesión en Estados Unidos?

¿Seguirán subiendo las tasas?

Inicialmente debemos responder que sí, por lo menos en Estados Unidos. En la última reunión de la Reserva Federal las proyecciones económicas de los miembros de la Fed apuntan a que habría un nuevo incremento en la tasa de interés de referencia antes de finde año, lo que la llevaría al 5,5%-5,75%, donde la mayoría de los miembros estarían apuntando a este escenario.

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Por otra parte, la probabilidad de cambios en la tasa de interés, en función a los futuros de los fondos federales, está ligeramente por debajo del 90% para mantener la tasa, y sobre el 10% para un incremento de 25 puntos base, por lo menos para la reunión de octubre/noviembre. Para la última reunión del año (diciembre), la probabilidad de mantenerse está cerca del 65% y de moverse al alza en 35%.

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Un nuevo incremento de tasas respondería al último avance en la inflación en Estados Unidos, que repuntó desde el 3% anual al que llegó en junio hasta el 3,7% anual en las últimas dos lecturas.

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Si se analiza el desglose de la medición mensual, se aprecia que el precio de la energía tuvo un repunte importante en agosto, mientras que en setiembre tuvo un incremento menor, en medio de un gran impulso en el precio del petróleo.

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En el gráfico se puede observar el impacto de un mayor incremento en los precios energéticos en Estados Unidos, que fue clave para impactar de manera generalizada en los precios de bienes y servicios.

Luego de este último incremento inflacionario, la evolución del precio del petróleo será clave considerando el impacto generalizado que tiene sobre los precios de la economía norteamericana.

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El precio del petróleo WTI registró un impulso importante desde fines de junio hasta fines de setiembre, llegando a subir poco más de 40%. Esta suba se explica por las acciones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y países aliados (OPEP+) que extendieron sus recortes de producción. Menos oferta, petróleo más caro.

De todas maneras, se vio una corrección en la cotización del crudo durante octubre, y aunque no está claro si esa corrección es tendencia, el futuro es incierto, ya que existen riesgos alcistas para su precio.

Conflicto bélico Israel-Hamás

Los ataques de Hamás a Israel en la primera parte de octubre y las consiguientes reacciones del conflicto bélico impulsaron el precio del petróleo, pero también es cierto que este avance se moderó a medida que el conflicto no se extendió a países que son muy importantes en el mercado petrolero para el mundo.

Si el conflicto se extiende y se suman más países (algo que esperamos que no suceda), habría que estar muy atentos a lo que puede pasar con el precio del crudo al alza, ya que sanciones e impacto en las exportaciones podrían limitar aún más los suministros, especialmente si Irán entra en el conflicto.

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Como se ve en el gráfico, el precio del petróleo (en color negro) tiene una directa con el impacto en la inflación anual de EE.UU. (en color rojo), por lo tanto, si el precio del crudo se dispara, volveríamos a tener temores inflacionarios al alza en la mayor economía del mundo.

La debilidad económica sigue siendo un riesgo

Los riesgos económicos en Estados Unidos disminuyeron en relación a las proyecciones de principio de año, pero siguen estando latentes, especialmente para el próximo año.

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Las proyecciones económicas de la Reserva Federal de Estados Unidos son muy débiles para 2024 y 2025, donde las tasas elevadas, una inflación sobre la meta y la menor liquidez en los mercados deberían generar este deterioro.

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Cuando el rendimiento de los bonos del tesoro a dos años es superior al de diez años, el diferencial pasa a negativo, como se observa en el gráfico. Cuando esto sucede, luego de uno a dos años suele venir una recesión en la mayor economía del mundo (área gris).

Este análisis podría estar indicando que Estados Unidos puede estar cerca de vivir una recesión o, en el mejor de los casos, un escenario de debilidad económica.

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Los préstamos al consumo en Estados Unidos, otorgados por las tarjetas de crédito y otras entidades financieras, llegaron a niveles récord, superando el millón de millones de dólares. Pero el gran problema de esto es que la morosidad también fue aumentando.

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La curva en la morosidad por tarjetas de crédito en EE.UU. muestra un cambio de tendencia y se nota un fuerte repunte en el último tiempo, situación que puede traer consecuencias negativas en la economía si se mantienen las conductas de no pago.

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Se nota también con claridad la disminución en la tasa de contratación en puestos laborales en Estados Unidos, escenario que suele ser bastante negativo considerando que a medida que menos familias poseen dinero, hay un impacto directo en el consumo y en la actividad económica.

El gran problema de un escenario débil en la economía teniendo tasas elevadas y con una inflación que subió en los últimos mínimos, es que cualquier esfuerzo para poder apoyar a la economía repercutirá en nuevas presiones inflacionarias, lo que podría generar que las tasas se mantengan elevadas durante mayor tiempo, e incluso que se puede ver una nueva alza de tipos de interés, generando un impacto en la renta variable y una moneda norteamericana que mantendría mostrando su fortaleza.

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