Hablemos de Impuestos: el IVA Personalizado, una propuesta inconveniente (II)

Los impuestos suelen ser los peores instrumentos para procurar el objetivo de equidad.

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Fachada del edificio sede de la Dirección General Impositiva (DGI), sobre la Av. Fernández Crespo, en el barrio Cordón.
Fachada del edificio sede de la Dirección General Impositiva (DGI), sobre la Av. Fernández Crespo, en el barrio Cordón.
Foto: Estefanía Leal

Retomando el análisis del llamadoIVA personalizado, me propongo ahondar en los efectos no deseados que la propuesta trae consigo. La columna anterior detalló tres ellos, el incentivo al informalismo y la sub declaración de ingresos, el desincentivo al crecimiento personal mediante el trabajo duro y ahorro, y como consecuencia, la afectación negativa del crecimiento económico de medio y largo plazo.

Impacto en precios e Indexación. Como previamente resumí la propuesta, termina siendo un aumento de la tasa del IVA sobre los bienes y servicios gravados a la tasa mínima y el pasaje a pago de aquellos exentos, dando lugar a una tasa única o menor distancia entre la tasa básica y la mínima del impuesto. En nuestro país esto implicaría que debería subir el impuesto, entre otros bienes y servicios, sobre la canasta básica, el transporte y la salud, así como instaurarse sobre alquileres, naftas, periódicos y libros[1]. Actualmente, de la canasta que compone el IPC, aproximadamente un 71% está gravado por IVA, de los cuáles unos 20 puntos son a la tasa mínima. Si excluimos aquellos servicios exonerados por la Constitución, aproximadamente un 4% de la canasta tenemos, grosso modo, un 25% de ésta que, de algún modo sufrirá algún aumento de precio. Lo mismo pasará con los 20 puntos que tributan la tasa mínima.

No todo el IVA es trasladable al consumidor, de hecho, sólo los bienes con oferta perfectamente elástica[2] pueden trasladar la totalidad del impuesto. La oferta de servicios no tiene tal característica, por lo que el productor (oferente) termina absorbiendo parte del impuesto. Si suponemos una tasa única del 20%, y que todos los bienes gravados a la tasa básica (22%) trasladan 100% del impuesto, en tanto, los exonerados y las gravados a la tasa mínima trasladan la mitad del aumento del impuesto (todo a favor de una menor incidencia de los cambios en el precio), el efecto neto en los precios, por una sola vez (reflejo en el IPC) será un aumento cercano al 2,5%. Ahora bien, dada la indexación salarial de nuestra economía, “mirando hacia atrás”, su retroalimentación en los precios, y la “tradicional” ratificación monetaria de los aumentos nominales que suelen hacer los gobiernos a efectos de evitar caídas pronunciadas en el nivel de actividad, seguramente los efectos sobre la dinámica de precios y la tasa de inflación hacia adelante nos lleven a un nuevo piso más alto en la tasa de variación de precios. Un retroceso en materia de estabilización de precios.

Sobre efectos se podría seguir abundando, pero existen al menos dos cosas que se han omitido en el análisis. No se consideran la totalidad de los impuestos al consumo en cuanto a la carga por sectores de ingresos y, “una menudencia”, se omite del análisis el efecto traslación a nivel microeconómico y el macro de equilibrio general donde, entre otras cosas, las tasas de retorno arbitran.

Impuestos al Consumo. En Uruguay la recaudación de IVA ronda 9% del PIB, contra un 6,2% de los países de América Latina y el Caribe y, un porcentaje parecido de los países de la OCDE. A su vez, los impuestos específicos (naftas, automóviles, cosméticos, tabaco), más los recargos de importación, agregan otros 3% del PIB. Se estima que el 30% de mayores ingresos paga cerca del 45% del IVA, y más del 55% de los impuestos específicos y aranceles. Es decir, la carga fiscal es muy importante, de hecho, enorme. Vale exponer el ingreso medio de estos hogares[3] a precios promedio de 2023 (último conocido), así un hogar del decil 8, tiene un ingreso medio de $ 88.809, el del noveno $ 112.500 y el de mayor ingreso $ 158.333, que en términos per cápita son $ 32.196, $ 41.505 y $ 83.614.

Los valores son elocuentes para concluir que, salvo en el último decil, la capacidad de cargar con mayores impuestos es nula y, como predice la teoría económica, y hemos podido comprobar en nuestro país[4], los de mayores ingresos tienen horizontes en el exterior donde sus ingresos son superiores. Entonces, no se puede analizar sólo un impuesto, sino que el siempre hay que mirar el sistema en su conjunto.

Desconocimiento. Pensar que los impuestos realmente tienen gran capacidad redistributiva del ingreso de medio y largo plazo, es ignorar la realidad. En efecto, los impuestos, al igual que la casi totalidad de las acciones, no pueden social y económicamente analizarse desde el equilibrio parcial, dejando de lado los efectos dinámicos (equilibrio general). Los impuestos son trasladables y, todo aquel que lo pueda hacer lo hará, sin contar la competencia fiscal entre jurisdicciones donde los que “los que ganan y tienen más”, pueden utilizarla. Ejemplos sobran en el mundo. Así, por ejemplo, el IRPF de los cargos más elevados de las organizaciones que mejor pagan termina, indirectamente, siendo abonados por el personal de menor calificación o experiencia. Eso mismo ocurrió en Uruguay cuando se implantó el IRPF en el 2007. A su vez, si de alguna manera la carga impositiva es excesiva, la oferta cae hasta que el precio de venta, del bien o servicio, restablezca una tasa de retorno que arbitre, en función del riesgo, con la de otros sectores.

Como bien resumía Javier de Haedo en su columna dos semanas atrás, “no todo instrumento es válido para procurar el objetivo de equidad”, a lo que agrego, tampoco no todos son efectivos para ello y los impuestos suelen ser los peores de la clase en la materia.

[1] Dejo fuera la educación y cultura porque la exoneración es de carácter Constitucional (artículo 69).
[2] Oferta infinita a un solo precio, típicamente bienes internacionalmente transables.
[3] El ingreso se mide sin las imputaciones, que no constituyen ingreso monetario, de valor locativo ni derecho de Fonasa.
[4] Fue notoria la emigración de jóvenes de los hogares de mayores ingresos a partir de 2014, sólo interrumpido por la pandemia.

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