OPINIÓN
Las legislaciones latinoamericanas deben converger para crear un mercado común.
Después de unos cuantos años usando la frase hecha de los datos como “el petróleo del siglo XXI” pero sin concretar mucho, parece que ya podemos hablar realmente de una economía de los datos, tanto en actividades dirigidas a consumidores como otras de corte más empresarial o industrial. Y todo ello con uso masivo de datos personales y no personales, que tanto valen unos como otros.
Con este negocio floreciendo, aparecen como siempre oportunidades, pero también amenazas
Llama la atención el concepto de “esclavitud digital”, al que ha aludido recientemente el presidente de Telefónica, Jose Maria Alvarez-Pallete, para advertir sobre situaciones de utilización incontrolada por las empresas de un activo de gran valor como son los datos personales. Alvarez-Pallete apunta a un modelo de negocio que no renuncia al beneficio pero que respeta la normativa de protección de datos. Ese camino es posible y espero que ese modelo de negocio se desarrolle. No se puede olvidar que la privacidad, tal como se concibe en Europa, es algo más que un conjunto de fastidiosas obligaciones, es norma de clara relación con derechos constitucionales.
La influencia global del Reglamento Europeo de protección de datos (GDRP) es evidente, debido a que Europa promulgó una norma de tal naturaleza. El principio es que si las empresas quieren hacer negocios con datos de ciudadanos europeos, deben hacerlo de acuerdo con la normativa europea. La norma ha funcionado y su influencia se ha extendido por todo el mundo
China ha promulgado la PILP (Personal Information Protection law), norma inspirada por el GDPR pero que enfrenta, de momento, multitud de incertidumbres en cuanto a su aplicación. Ello se debe, entre otras cosas, a que la ley no solo intenta velar por los consumidores, sino que también incluye cuestiones de seguridad nacional. Pero estas incertidumbres no deben extrañar, los primeros pasos del GDPR originaron no pocas dudas y debates y aun hoy se siguen produciendo, periódica y puntualmente.
En Estados Unidos, California y otros estados tienen normas inspiradas o similares al GDPR y se está planteando la necesidad de una ley federal en la misma línea. Aunque varios congresistas han reconocido la necesidad de una ley federal, existen aún cuestiones de competencia estatal que resolver.
Latinoamérica no es ajena a esta influencia europea y de hecho algunos países promulgaron leyes de protección de datos inspiradas por la antigua directiva y actualmente están adaptando sus normas con una cierta inspiración europea
Todo apunta a que en unos años se hable un idioma de privacidad, si no igual, bastante parecido.
Pero hay algo más de lo que hablar y son los datos no personales.
Cuando en 2015 la Unión Europea lanzó su iniciativa de Mercado Único Digital, incluyó en uno de los tres pilares, el de economía y sociedad, la creación de una economía de los datos adecuada al modelo europeo.
Desde entonces, la UE ha publicado comunicaciones, recomendaciones y reglamentos:
• COM (218) 232 Abril 25, 2018 “Towards a common European data space”
• Cambio de la Public Sector Information Directive (PSI) a la Open Data Directive (ODD)
• Recomendacion 2018/790 sobre “Access and preservation of scientific information”
• Creación del European Open Science Cloud (EOSC)
• Documento de trabajo (2018) final, “Guidance on sharing private sector data in the European Data Economy”
• Reglamento (EU) 2018/1807 Nov. 14, 2018 “Framework for the free Flow of non personal data in the EU”
• Libro Blanco de la Inteligencia Artificial de 19 de Febrero de 2020
• Comunicación de 19 Febrero 19, 2020 sobre una Estrategia Europea de los Datos.
Un edificio legal en construcción, al que recientemente se ha incorporado la propuesta de Reglamento de gobernanza europea de datos, de 25 de noviembre de 2020, donde ya se apuntan modelos de negocio posibles dentro del marco europeo.
El modelo de negocio que propone la UE está basado en la cooperación publico privada, pero también en la cooperación entre grandes empresas y pymes. En el ecosistema empresarial europeo hay grandes empresas industriales que están haciendo un esfuerzo para desarrollar una industria 4.0. La cooperación con pymes, empresas agiles y tecnológicamente avanzadas, supone una ventaja. Pero también para estas pymes lo es, porque facilita la escalabilidad de sus soluciones, avanzadas. Por eso, el modelo europeo fomenta la creación de espacios comunes y la compartición de los datos dentro de un sector y entre sectores, para aprovechar al máximo sus utilidades.
Y este modelo económico está basado en un marco jurídico presidido por el respeto a las normas de protección de datos, protección de los consumidores y competencia. Es un marco regulatorio que busca un equilibrio entre los intereses de las empresas y los de los ciudadanos, una armonía económica que no perjudique a nadie y evite los abusos de todo tipo.
No cabe duda de que la economía de los datos es ya una realidad y el marco legal es y será muy importante para crear un entorno adecuado para su desarrollo. America Latina tiene que jugar su papel y cuenta con los elementos necesarios: (i) una población suficientemente grande y joven para ser un mercado atractivo (ii) un idioma común que permite la utilización en casi todo el territorio (iii) una buena combinación de empresas grandes y pequeñas y (iv) un ecosistema de Universidades e investigación sobre datos de alto nivel y preparado para nuevos desafíos
Las características indicadas no son muy diferentes de las de Europa. Por eso Latinoamérica puede encontrar allí una inspiración para sus normas nacionales, que deben ser muy parecidas en todos los países, fomentando ese espacio económico común. Y prevenir que el valor económico de sus datos sea absorbido y aprovechado por empresas de entornos y normas menos respetuosos de los principios que deben regir esta nueva economía, tener y mantener la soberanía sobre sus datos.
(*) Javier Fernández-Lasquetty Quintana, Profesor de IE LSchool, IE University