TEMA DE ANÁLISIS
La contracción de las compras al exterior de bienes fue del 6,5% en dólares y 4,7% en volumen físico.
Las importaciones de bienes en nuestra economía son un fiel reflejo de lo que ocurre con el nivel de actividad; lo que se está viendo desde hace un año es una pérdida de ritmo gradual hasta las actuales tasas negativas que se condicen con una leve recesión.
El total importado en los doce meses a julio fue de US$ 8.405 millones, que es un 6,5% menos que lo adquirido en el exterior un año atrás. Si en lugar de mirar los dólares importados se consideran la estimación del volumen físico que realiza el BCU, la caída en el último año disponible fue del -4,7%, confirmando que en la primera mitad del 2019 hay menos nivel de actividad que en el año pasado.
Con esta variación negativa en el volumen físico de importaciones, se descarta entonces que la caída de las importaciones responda a una reducción en el precio en dólares de las compras que realiza el país al exterior. Esta última situación siempre es bienvenida, pues tiene como efecto un aumento en la riqueza de la sociedad medida en capacidad de comprar bienes en el exterior. Cuando hay una caída en el precio internacional de los bienes que importamos, tenemos un impacto favorable, al igual que cuando sube el precio de los bienes que exportamos. Muchas veces se utiliza el cociente de los precios de exportación e importación (términos de intercambio) como una variable relevante en la explicación del crecimiento de una economía.
En el gráfico superior del cuadro adjunto se observa la evolución de la tasa de variación de las importaciones, sin incluir las compras de petróleo crudo y energía eléctrica. Se observa cómo el impulso ganado en el 2017 provocó tasas positivas en el 2018, pero desde mediados del año pasado cambió la tendencia, hasta llegar a las variaciones negativas de los últimos meses.
Las importaciones se pueden agrupar de acuerdo al destino económico para el que fueron adquiridas. El BCU las agrupa en importaciones de bienes de consumo, bienes de capital y bienes o insumos intermedios. Las primeras se relacionan muy directamente con las compras de los hogares o con los inventarios de los importadores. Los bienes de capital tienen un vínculo directo con la inversión de la economía, sobre todo al considerar que hay muy poca producción local de maquinaria y equipos. Por último, los insumos intermedios que se importan son un reflejo de la producción final de bienes que está ocurriendo en el país; obviamente que si no se utilizan engrosan los inventarios que tienen las empresas.
Con estos conceptos se pueden analizar las cifras de importaciones por destino económico vinculándolas con la actividad que hay en nuestro país. Las compras de bienes de consumo en el exterior es aproximadamente la tercera parte del total. En el último año, la contracción fue un poco más intensa que la observada en el total de importaciones, con una variación de -10,6%. En el gráfico de la derecha en la zona media del cuadro, se puede observar cómo esta categoría tenía variaciones positivas en los dos años anteriores y pasó a un fuerte negativo en el 2019.
A su vez, esta caída es más intensa en los automotores y bienes de transporte (-21,0%) y en el resto de bienes duraderos (-18,2%). La suba del tipo de cambio y el aumento en el desempleo son elementos que explican esta evolución que, es ratificada por la cantidad de automóviles que se vendieron en el último año. En los doce meses a julio se vendieron poco más de 40.000 unidades, cuando un año atrás estaba en el orden de las 50.000.
Para los bienes intermedios, se puede separar el petróleo por un lado y dejar a los restantes insumos por otro. En el caso del petróleo, hay un precio internacional que es volátil y entre 2016 y 2018 había aumentado cerca del 50%. Pero considerando promedios de doce meses, en lo que va del 2019 registra una tendencia a la baja en el orden del 5%. En el último año el país pagó poco más de US$ 1.000 millones por petróleo crudo y derivados, aproximadamente un 12% del total importado.
Los otros bienes intermedios representan el 43% del total importado y tienen su importancia porque son el motor de la industria, en particular de la exportadora. El año móvil terminado en julio registra US$ 3.619 millones de compras con este destino con una caída de -2,7% respecto al mismo período el año pasado. Es una leve contracción que ilustra por las dificultades que está pasando la producción nacional.
En el caso de los bienes de capital las variaciones a veces son más abruptas, pues hay compras que en términos unitarios suelen ser muy grandes. En el total, representan aproximadamente el 13% de las importaciones y en el último año registraron una disminución del -9,2%. En estos casos se puede hacer una separación entre las compras realizadas por el sector público y el privado. En las compras estatales se observa para el último período de doce meses una caída del 19% pero había existido una suba de la misma magnitud el año anterior.
Por su parte, en el sector privado, la gráfica del medio a la izquierda muestra cómo lleva tres años de caídas de diferente magnitud pero marcando una tendencia descendente que ilustra el pesimismo en las empresas y la baja rentabilidad de los negocios en Uruguay. Luego de haber estado en el orden de los US$ 2.000 millones anuales a comienzos del 2014, se observó una baja hacia el nivel de los US$ 1.000 millones en períodos de doce meses. El dato a julio de 2019 se ubica en US$ 972 millones.
La evolución en los tres grandes capítulos del destino económico de las importaciones cuenta la misma historia: la economía está muy lenta, con ajuste a la baja en el consumo privado, dificultades para producir competitivamente y una baja en las inversiones.
Los montos importados igual siguen siendo importantes y eso lleva a poner el interés en entender a quiénes les compramos, en qué países están nuestros proveedores. En el gráfico de la derecha de la zona media del cuadro adjunto se pueden ver los cinco principales destinos, que acaparan el 80% del total importado.
Los de mayor tamaño son Brasil y China (19% cada uno), destacándose en este último caso la expansión continua que ha tenido en la última década. Por su parte, nuestro complicado vecino Argentina aporta el 12% del total importado, aunque pensando en el próximo año, si se abarata en dólares, puede ser que ocupe un lugar más importante en este ranking. La Unión Europea, Estados Unidos y el resto de los países de Aladi que no son los vecinos tienen buena participación (entre el 9% y 12%).
Finalmente, el gráfico inferior del cuadro ilustra la evolución en la última década del precio medio de nuestras importaciones de acuerdo a la estimación que hace el BCU. Las malas noticias para la economía desde el año 2014 fueron acompañadas por una realidad favorable en cuanto al precio medio de lo que compramos en el exterior. Esta caída ocupó casi tres años hasta fines del 2016. Luego de dos años de recuperación parcial, en lo que va del 2019 vemos cómo se retoma una baja en el precio de nuestras importaciones.