Los fundamentos del consumo continúan firmes, con expectativas evolucionando favorablemente. Buena parte del crecimiento de la actividad económica de este año estará explicado por la incidencia del consumo privado, a partir tanto de su peso en la demanda agregada como de su dinamismo. En esta nota pretendemos realizar un repaso de los principales indicadores asociados a la evolución del gasto de los hogares y sus fundamentos.
El consumo privado mostró una muy buena performance en 2023, aunque se desaceleró en el tramo final del año pasado. En efecto, los datos de cuentas nacionales muestran que el consumo privado creció en forma sustantiva en 2023, con un aumento de 3,6%, al tiempo que en el cuarto trimestre el crecimiento interanual fue de 2,8%, bastante menor al avance del tercer trimestre, de 3,9%. Esta desaceleración motivó un estancamiento del consumo privado en el cuarto trimestre en la medición desestacionalizada (0%), lo que contrastó con los avances en torno de 1% en trimestres anteriores.
Pero dicho impasse parece haber sido transitorio, si se toma en cuenta que algunos indicadores adelantados mostraron buena evolución en los primeros meses de este año (la recaudación del IVA aumentó 4,2% real en el primer bimestre; luego cayó en marzo, aunque por el efecto semana santa).
Los buenos resultados anteriores se fundamentaron en el crecimiento de la masa salarial que se sustentó, primero, en el aumento en la fuerza laboral. En lo que respecta a la cantidad de ocupados, éstos aumentaron en unos 40 mil el año pasado, tanto por incrementos de la tasa de actividad como de la tasa de empleo, con estabilidad de la cantidad de horas promedio trabajadas. En el primer caso, reflejando inclinación de las personas a volcarse al mercado laboral, a partir de menores restricciones para conseguir trabajo y alentados por la posibilidad de recibir mayores remuneraciones reales (la tasa de actividad se ha mantenido por encima de 64% en los últimos meses, algo que no se observaba desde 2017). Además, esta mayor oferta de empleo fue convalidada por el lado de la demanda de las empresas, con una tasa de empleo que llegó a 58,9% en febrero (máximo desde 2016). Esto permitió que quienes se sumaron a buscar trabajo consiguiesen empleo, sin generar incrementos del desempleo en 2023. Sin embargo, los datos de los últimos meses muestran ciertas señales de enfriamiento, a confirmar en las próximas mediciones. Así, en términos desestacionalizados, la tasa de actividad dejó de crecer, al tiempo que la tasa de empleo ha caído unas décimas en los últimos meses.
Finalmente, la tasa de desempleo efectiva subió a 9% en marzo y se mantuvo en ese registro en abril (aunque desestacionalizada, cayó algunas décimas en este mes).
Segundo, durante 2023 y lo que va de este año, las retribuciones salariales se han acelerado. En efecto, los salarios se incrementaron en forma significativa durante 2023, con un 9,3% (IMS), lo que implicó que en términos reales aumentasen 3,7%. En los primeros meses de este año los salarios continuaron creciendo a buen ritmo, e incluso se aceleraron levemente, llegando a crecer 4,1% real anual a abril.
Estos crecimientos son incluso mayores al medirse en dólares: los ingresos salariales crecían algo por encima de 9% anual en dicha moneda en abril, alentando el consumo de durables. La combinación de incrementos de importancia de los salarios reales sumada al crecimiento de la cantidad de ocupados, ha motivado un aumento notorio de la masa salarial, algo mayor al 5% en 2023.
Mientras tanto, el cambio de precios relativos en Argentina, de mantenerse, reducirá sustancialmente la fuga de consumo hacia nuestro vecino. Este cambio en el contexto ya repercutió en menores registros de turismo emisivo a Argentina; mientras que en el primer trimestre de 2023 se habían registrado 903 mil visitas al referido país, en el mismo período de este año dicho indicador bajó a 679 mil, cayendo 24,7%.
En lo que refiere al gasto de uruguayos en Argentina, se observó una caída algo menor pero significativa, de 15,1% en dólares. De mantenerse los precios en dólares de Argentina en los niveles actuales, este fenómeno de desinfle de turismo de compras se profundizará, dejando espacio para que una mayor proporción del consumo de las familias se vuelque a compras dentro de fronteras.
De hecho, esta disminución de la fuga de consumo está en línea con los datos de actividad del primer trimestre que relevamos en conjunto con la Cámara de Comercio y Servicios. En efecto, las ventas aumentaron 4,1% real interanual en el primer trimestre, un registro que no se observaba desde el rebote post pandemia de finales de 2021. Se destacaron los avances en ventas de indumentaria (13,5%), informática (6,7%) y supermercados (4,2%). Además, algunos rubros especialmente afectados en 2023, como cuidado personal, mostraron leves aumentos (0,8%). Los buenos registros de ventas fueron consistentes con el incremento del índice de difusión, que llegó al 64% de los rubros, luego de permanecer por debajo de 40% durante casi todo 2022 y 2023.
Finalmente, las expectativas del sector han mejorado, con un aumento de la proporción de empresas que esperan tanto que sus ventas aumenten en el segundo trimestre como que sus resultados sean mejores este año.
En este contexto favorable de ingresos y retorno de consumo, las expectativas de los consumidores han mostrado avances, señalizando dinamismo de la demanda de las familias. En efecto, la confianza el consumidor, que había permanecido por un largo período en la zona de moderado pesimismo, mostró mejoras sobre finales del año pasado, al superar el nivel de neutralidad y consolidarse a principios de este año en la zona de moderado optimismo, con registros en torno de 56 puntos. Esto llevó a que nuestro país pasase a ser el de mayor confianza de la región. Además, los indicadores que evalúan las expectativas en horizontes más cortos, como el índice de condiciones económicas de corto plazo, las propensiones a consumir en los próximos 3 meses o la atención a precios de bienes, entre otros, se mantienen en los niveles más favorables de los últimos años.
En suma, los fundamentos del consumo continúan robustos, a pesar de cierto enfriamiento incipiente en el mercado laboral, que sería compensado con un avance de las expectativas. En efecto, incluso de confirmarse un estancamiento en la fuerza laboral, la combinación de cantidades y precios de dicho mercado será la más favorable de los últimos años. Adicionalmente, a medida que pasen los meses, el humor de los consumidores probablemente mejorará, a partir de la entrada en el tramo principal del ciclo electoral. Así, salvo innovaciones de magnitud, este año volverá a ser positivo para el consumo pero, a diferencia del año pasado, su dinamismo se sentirá en forma más clara en la actividad comercial de nuestro país.
- Alejandro Cavallo es Director de Consultoría Económica en Equipos Consultores.