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Por Fabiana Culshaw
Dónde invertir es “la pregunta del millón” de 2023, ante un entorno internacional incierto, presiones domésticas y un dólar que promete subir, pero todavía hay que ver cuánto.
El País consultó con especialistas de inversiones y el sector más mencionado, como conveniente para invertir, es el tecnológico. Ese es el sector más claro, por su proyección favorable. Pero hay otros sectores a considerar, dependiendo del tipo de negocio.
En 2021 y gran parte de 2022, hubo bajas tasas de interés a nivel mundial, que actuaron como impulsoras de los procesos de fusiones y adquisiciones (era accesible invertir en otras empresas al financiarse, precisamente, a tasas bajas). Pero en el segundo semestre de 2022 se dio un quiebre en la tendencia, con un alza abrupta en las tasas, que aún se mantiene. Esto redujo la cantidad de transacciones corporativas. Sin embargo, en Uruguay la historia ha sido un poco diferente.
“En Uruguay no hemos visto ese proceso de freno. Hay unas señales en amarillo, pero no en rojo. Algunos sectores de la actividad acá siguen siendo muy atractivos para invertir, incluso en este contexto de tasas altas de interés. Y en la práctica de compra-venta de empresas, no estamos viendo una caída en los niveles de actividad por esa situación. Las fusiones y adquisiciones siguen activas, sobre todo en los sectores tecnología y también en infraestructura”, dijo a El País, Magdalena Perutti, socia de Consultoría de KPMG Uruguay.
Con “infraestructura”, la especialista se refiere no a la obra pública, sino a la privada o mixta, como ser ciertos edificaciones, carreteras, colegios, vías férreas. “En el negocio de la construcción y sobre todo en el de concesiones y de proyectos. Esto abarca proyectos de energías renovables, del hidrógeno, proyectos de participación público-privada (PPP), contratos de rehabilitación y mantenimiento (Crema) y otros modelos. “Los negocios de infraestructura en los que la generación de ingresos es a largo plazo, siguen siendo atractivos, porque Uruguay es interesante desde el punto de vista de la estabilidad institucional, para que las empresas inviertan”, fundamentó.
Consultada sobre por qué no hubo freno en las transacciones en Uruguay, a contrapelo del escenario mundial, respondió que “las transacciones se han concentrado acá en sectores que no se han visto tan menguados por las tasas de interés y que tienen mayor perspectiva de crecimiento”.
OTROS SECTORES
Según la experiencia de KPMG, este año resulta atractivo invertir también en otros sectores, como farmacéutico, agroindustria o logística, entre otros, pero dependiendo siempre del negocio, es decir, como oportunidades específicas, no tendencias.
“Todo estará en función, por ejemplo, de la estrategia del inversor, si ese es el caso; de que Uruguay calce en su estrategia global”, afirmó.
Perutti agregó que los negocios que dependen puramente de la demanda interna, como el retail, hoy no resultan atractivos, en la medida en que Uruguay tiene un crecimiento marginal acotado allí.
“Frente a sus vecinos, Uruguay es atractivo para el inversor corporativo siempre que el producto o servicio que se genere no sea para colocar exclusivamente en este país, sino más allá de fronteras. Esto pasa en tecnología cuando el producto se exporta, en producción agroindustrial que genera ingresos más que todo en el mercado internacional, o en el sector de laboratorios, logística, u otros”, redondeó. Sobre el turismo, los especialistas consultados compartieron que no han identificado grandes inversiones en ese sector, pero que está repuntando el consumo de servicios turísticos, por lo que es esperable que empiecen transacciones más significativas en ese frente.
BANCOS
Nicolás Juan, senior partner de Guyer & Regules, coincidió en que el sector tecnológico es que más promete este año, y que habrá oportunidades para quienes puedan invertir en startups en fases tempranas (generalmente se hace en estadios más avanzados), que hayan desarrollado productos de valor agregado.
Sin embargo, fue drástico en relación a otras inversiones. “Con las tasas de interés actuales, hay pocos negocios rentables en Uruguay. Hoy se coloca en un banco al 5% anual; hay que conseguir una inversión que dé más que eso y que sea tan segura como un depósito fijo en el banco. Por ejemplo, la inversión en el agro -a no ser que se logre una capitalización de la tierra- no da ese rendimiento; inmuebles tampoco. El 20% de los proyectos inmobiliarios no inician en Uruguay porque no hay un dólar alto”, afirmó.
Juan aconseja, entonces, a las empresas o quienes tengan una “billetera grande”, que desembolsen al menos US$1 millón o US$1,5 millones en varias empresas nuevas de tecnología con propuestas interesantes (siempre está el riesgo de que algunas no prosperen), y que se coloque una parte de ese monto como capital en la empresa y otra parte para salir al mercado con una emisión.
Para inversiones menores o de personas físicas, las oportunidades las ve en colocar en un banco. “Si el dinero se pone a plazo fijo, por ejemplo una parte en unidades indexadas (UI) y otra parte en dólares, se gana más que invirtiendo en sectores productivos”, concluyó.
“La prolijidad macro de Uruguay es condición necesaria, pero no suficiente para atraer inversiones, dijo a El País Ramón Pampin, gerente de PwC. Aclaró, además, que en este país no se eligen “los ganadores”, como ocurría en otras épocas con vocación más industrialista o intervencionista, o como hoy en día sucede en otros países.
“Si bien hay políticas sectoriales, el diseño de estímulos es más general, con la ley de inversiones o la ley de zonas francas”, afirmó.
“Es el sector privado el que desarrolla sus incentivos con sus tasas de rentabilidad, más allá de que el Estado tiene su rol con políticas públicas. Lo atractivo de los sectores y de las inversiones, lo da el mercado que excede las políticas direccionistas”, agregó.
Hecha la aclaración, Pampin reconoció que las tecnologías de información, sobre todo las aplicadas al sistema financiero, son “un sector estrella”. “2022 fue récord en M&A (fusiones y adquisiciones, por su sigla en inglés) en Uruguay, y gran parte de ese récord se lo llevaron las tecnológicas”, señaló.
Destacó al agro como un sector transable históricamente bueno. “La carne y la leche han traído muchas inversiones extranjeras. También hay servicios de exportación no tradicionales atractivos. Cada uno con su dinámica y salvedades”, señaló. En ese sentido, Pampin reconoció que actualmente muchas inversiones no resultan interesantes (piénsese en la sequía que afecta a la producción agropecuaria, o en las altas tasas que están dando los bancos), pero que los inversionistas estratégicos piensan a largo plazo y valoran la estabilidad de Uruguay.
Sobre el real estate, “tiene un tramo más para crecer, pero es un sector muy cíclico, con subas y bajas, no marca tendencia”, dijo.
En cuanto al sector farmacéutico, que vive un auge mundial y en Uruguay, consideró que “son capitales más difíciles de captar, y los resultados muy a largo plazo”.