La crianza positiva y lenguaje de los niños

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Foto: Pixabay

OPINIÓN

Aprovechar la tecnología de mensajes y la economía comportamental para impulsar el desarrollo del lenguaje en la primera infancia.

Ya a la edad de 8 meses hay grandes diferencias en el desarrollo del lenguaje. Y no es por casualidad. Lo que sucede en la casa en la primera infancia va a marcar ese desarrollo. Las inversiones en mejorar el lenguaje en temprana edad terminan impactando positivamente en los resultados académicos y laborales futuros de la persona. Pero en muchos casos estos programas son caros y difíciles de expandir.

Con Ana Balsa (Universidad de Montevideo), y un grupo de investigadores uruguayos y del exterior, acabamos de publicar un documento de trabajo sobre entorno familiar y lenguaje. Allí evaluamos los efectos de “Crianza Positiva”. Un programa que tiene un atractivo peculiar: es barato y por tanto escalable, capaz de llegar a toda la población. Conseguimos el apoyo económico de la Fundación ReachingU, la ANII y el BID para poder diseñar, implementar y evaluar científicamente el programa.

Talleres y mensajes por WhatsApp

Diseñamos “Crianza Positiva” como un proyecto integral. Apunta a fortalecer la sensibilidad parental y el apego entre padres e hijos, favorecer la creación de ambientes seguros y estimulantes para los niños. Promueve la capacidad reflexiva de los padres, para en última instancia favorecer el pleno de desarrollo de los niños en sus primeros años. El programa incluye: a) un encuentro semanal durante 8 semanas (modalidad taller) con padres o cuidadores y sus niños, b) el envío de mensajes de texto y audio a las familias durante 6 meses luego de finalizado el taller, y c) una modalidad de 5 visitas domiciliarias para los hogares más vulnerables.

El taller de “Crianza Positiva” fue implementado en 2017 y 2018 en 45 Centros de Atención a la Infancia y la Familia (CAIF) y el programa de mensajes de texto y audio que complementaba el taller fue implementado en 2018-2019.

El componente de mensajería se propone: a) focalizar la atención de los padres en los beneficios de las buenas prácticas de crianza; b) traducir tareas parentales complejas en tareas más simples y sugerirlas en forma sencilla a los padres; c) transformar las identidades negativas (“Yo no soy capaz de criar bien a mis hijos, es muy difícil”) en positivas mediante el fomento del autocuidado y el rescate de los recursos familiares y comunitarios de los padres; d) forjar nuevos hábitos (por ejemplo, leer cuentos a los hijos pequeños) y fortalecer rutinas positivas; e) modificar las creencias estereotipadas de género sobre el cuidado (“de los niños se encargan las mujeres”) y aumentar la participación masculina en la crianza de los hijos.

Centros CAIF

La intervención se enmarca dentro del Plan CAIF, que trabaja desde 1988 como una alianza entre el Estado, Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) e Intendencias Municipales con el objetivo de garantizar la protección y promover los Derechos de todos los niños y las niñas de 0 a 3 años. El plan prioriza el acceso de aquellos que provienen de familias en situación de pobreza o vulnerabilidad social. El espacio de “Experiencias Oportunas” de CAIF —donde se inserta el taller de “Crianza Positiva” que diseñamos junto con los equipos técnicos de esos centros—, constituye el primer acercamiento de las familias al centro CAIF y busca promover el desarrollo integral del niño y fortalecer el vínculo con los adultos referentes. El programa de “Crianza Positiva” añade un componente altamente protocolizado al espacio de “Experiencias Oportunas” (elaboramos un manual con detalles paso a paso para cada sesión del taller, materiales para usar con las familias, etc., de tal modo que sea un programa amigable y sencillo de aplicar).

Efecto en la inversión parental

Un año atrás ya habíamos encontrado que los mensajes de “Crianza Positiva” que habíamos diseñado, aumentaban la frecuencia y la calidad de la inversión parental. Lo medimos científicamente. Formamos un grupo de tratamiento (familias que recibían los mensajes) y un grupo de control (familias que no recibían los mensajes). Las familias fueron asignadas a uno u otro grupo al azar, para evitar cualquier tipo de sesgo. Y comparamos las prácticas de crianza de los padres de ambos grupos al cabo de seis meses.

Así fue que detectamos que “Crianza Positiva” ayudaba a las familias a involucrarse más —en cantidad y en calidad— en la crianza de sus hijos en actividades sociales, físicas y estimulantes.

Ahora queríamos dar un paso más y averiguar si el programa también podía tener un efecto positivo en la calidad del lenguaje del hogar. El desarrollo del lenguaje es una parte importante del contenido de “Crianza Positiva”: cerca del 20% de los mensajes se enfocan explícitamente en promover el involucramiento de los padres en actividades de lectura y diálogo con el niño. El restante 80% de los mensajes busca mejorar la sensibilidad y capacidad de respuesta de los padres, el ambiente del hogar y la calidad de las interacciones padres-hijos: todo esto también contribuye indirectamente a desarrollar patrones que facilitan el desarrollo del lenguaje del niño.

Filmaciones

Hicimos entonces algo que tiene pocos antecedentes en el mundo (porque es muy costoso en términos de tiempo y recursos): filmamos sesiones de 10 minutos de juego libre del niño (0 a 2 años) con sus padres o cuidadores.

Luego de semanas de trabajo, logramos filmar a 500 que asistían a centros de primera infancia. En el 85% de los casos se trataba de las madres de los niños. La mitad de esas familias habían recibido mensajes de “Crianza Positiva” durante 6 meses y la otra mitad no. Investigadores del equipo que residen en Francia aplicaron softwares innovadores para decodificar la calidad de las interacciones lingüísticas entre padres e hijos durante los juegos filmados. Los resultados que obtuvimos muestran que “Crianza Positiva” es efectiva para influenciar los patrones de lenguaje de los padres.

En términos técnicos, aumentó la duración de las vocalizaciones de los padres y mejoró la calidad de esas vocalizaciones al relacionarse con su hijo.

Nuestro trabajo contribuye a una literatura científica naciente que aprovecha la tecnología de mensajes y la economía comportamental para impulsar el desarrollo del lenguaje en la primera infancia. Enfocarse en la familia es efectivo.

(*) Decano de Ciencias Empresariales de la Universidad de Montevideo.

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