La década actual en Estados Unidos: ¿déjà vu de los 20, los 90 o los nuevos 10?

Estados Unidos parece demostrar una vez más su liderazgo en el marco de la cuarta Revolución Industrial, apuntalada por la inteligencia artificial y sus consecuencias positivas sobre la productividad y el empleo.

Compartir esta noticia
.
.
Getty Images

A fines de 2022 predominaban las visiones pesimistas sobre la economía estadounidense. Hace exactamente un año, escribía aquí una columna conjeturando sobre lo que nos podría dejar el 2023 con algunos elementos que intentaban poner en tela de juicio esos análisis. Finalmente, no hubo recesión, estanflación ni aterrizaje forzoso. Más bien lo contrario: aterrizaje suave con crecimiento moderado, desinflación más allá de la prevista, mercado laboral robusto, peak de tasas sobre mitad de año y dólar estable.

A pesar de haber iniciado tarde el ajuste monetario, la FED fue exitosa en lograr un bajo ratio de sacrificio en términos de actividad y desempleo tal como sugerían muchos de sus antecedentes. Así lo demuestran los precios de mercado con una importante caída de las tasas largas sobre fin de año (a valores de fines de 2022) y un fuerte crecimiento de las cotizaciones bursátiles. Ello, a pesar de un contexto de elevada volatilidad, producto de la continuidad de la invasión de Rusia a Ucrania, los episodios puntuales de stress en el sistema bancario de marzo y abril, los ataques terroristas a Israel desde octubre y la mayor data dependencia de las decisiones y el forward guidence de la FED que acompañaron su discurso a lo largo del año.

Así, la economía habría crecido en torno a 2,5% anual y estaría operando por encima de los niveles que se proyectaban por parte de la CBO previo a la pandemia para este momento. ¿Resiliencia? Es indudable que, a mi juicio, la principal economía del mundo (y creo por mucho tiempo más) salió otra vez fortalecida de una crisis (la pandemia) en relación a otras economías desarrolladas como las de la Unión Europea, Reino Unido o Japón, o emergentes como China convergiendo a tasas de crecimiento más bajas e India aún en las gateras por comenzar su ciclo de “tasas indias” parafraseando el desempeño del gigante asiático de hace algunas décadas. Más allá del ciclo, Estados Unidos parece demostrar una vez más su liderazgo en el marco de la cuarta Revolución Industrial apuntalada por la inteligencia artificial y sus consecuencias positivas sobre la productividad y el empleo.

¿Qué podemos esperar para la segunda mitad de la década? Como sugiere Mark Twain, la historia nunca se repite, pero muchas veces rima. Veamos algunos puntos de contacto con otros períodos que permitan trazar conjeturas sobre lo que podría venir.

Década de 1990. Aquella década representó un período de gran prosperidad que se expandió desde 1991 hasta el estallido de la burbuja de las puntocom en 2001. Y en el medio de la década, tuvo lugar el aterrizaje suave más exitoso por parte de la FED en su historia, procedido de un quinquenio de altísimo crecimiento (4,3% promedio anual). En aquellos años, la tasa de interés aumentó desde el 3% en 1994 al 6% en 1995 y la economía se desaceleró, pero se mantuvo lejos de la recesión, mientras la inflación se mantuvo en el eje del 2%-3% y el desempleo convergió al 4%. Desde entonces, la FED recortó tasas gradualmente hasta alcanzar el 4,5% en 1999.

¿Habrá sido 2022-23 el 1994-95? ¿Será 2024 el año bisagra como fue 1995 donde la economía alcanzó su más baja tasa de crecimiento mientras la FED comenzó el proceso de recortes moderados? ¿Será 2025-29 un quinquenio de alto dinamismo similar al de 1996-2000? Hay algunos elementos coincidentes. Primero, la inflación parece encaminarse al nivel objetivo de la FED, y por tanto el ciclo de alza en las tasas estaría terminado como en aquel 1995. A su vez, las expectativas siguen ancladas lo cual refuerza esa dirección.

Segundo, la FED prevé recortes moderados para 2024-26 tal como sucedió entre 1995-97, aunque manteniendo niveles por encima de la tasa neutral. Es justamente ese timming de flexibilización monetaria el que podría evitar la contracción de la actividad en 2024 tal como sucedió en 1995 y propiciar un ciclo virtuoso hacia la segunda mitad de la década. Aquí quizá la diferencia más importante esté del lado fiscal: el elevado nivel de déficit y deuda del gobierno (también corporativa) contrastan con los equilibrios alcanzados en aquel entonces y constituyen un riesgo creciente.

Tercero, 1996-2000 fue un período de fortalecimiento del dólar a nivel global precedido por un quinquenio 1991-95 de estabilidad, pero gran volatilidad tal como estaría sucediendo entre 2020-24.

Cuarto, el boom de la inteligencia artificial podría parecerse al boom de Internet en los ´90, con impulsos en la productividad de la economía (mayor crecimiento) sin generar presiones inflacionarias relevantes.

Quinto, las acciones de las empresas se vieron alentadas primero por las grandes compañías tecnológicas y luego por las de menor capitalización, gestando la burbuja que estalló en 2001. En este sentido, 2022 podría haber sido un año que interrumpiera una década alcista en los mercados bursátiles como lo fue 1994, mientras que 2023 el de fuerte rebote como en aquel 1995, FED pivot mediante.

Sexto, en la primera mitad de la década gobernaba el Partido Demócrata (de hecho, se le denomina “Clinton boom”): ¿retendrá el gobierno pese al favoritismo de Trump en las encuestas y tendremos un “Biden boom”?

Década de 2010. Esta década procedió a la crisis financiera más importante de la historia. Al igual que la crisis de la pandemia fue de enorme magnitud, relativa corta duración y excepcional respuesta fiscal y monetaria. Aunque dado la divergencia de sus causas, los rezagos de sus impactos fueron disímiles.

Vale mencionar algunas similitudes y diferencias. Primero, entre 2010-19 la economía promedió 2,2% de crecimiento anual, quizá no muy distinto al consenso esperado para el próximo quinquenio. ¿Será más bien este el escenario base? Por su parte, el mercado de trabajo convergió al pleno empleo con números no muy diferentes a los actuales.

Segundo, no fue un período de grandes presiones inflacionarias como las registradas entre 2021-22, aunque previsiblemente las mismas parecen, al momento, estar bajo el control de la FED.

Tercero, tras la Gran Crisis la economía estadounidense operó por debajo de su potencial durante casi toda la década mientras que las holguras productivas post-pandemia se cerraron en unos pocos trimestres.

Cuarto, la respuesta de la política monetaria fue consistente con ello: la FED mantuvo la tasa en mínimos históricos por nueve años vs dos en el post-COVID, aunque el tapering (reversión del proceso de compra de bonos) fue anunciado en 2013 y ejecutado desde 2015.

Quinto, desde ese entonces el viento extrarregional se volvió adverso para emergentes por la salida de capitales, el fortalecimiento global del dólar y la caída de los precios de las materias primas. ¿Será una segunda mitad de la década con viento en contra para emergentes?

Sexto, a nivel político podría darse la llegada de Trump a la Casa Blanca en 2025 tal como ocurrió en 2017. Y detrás de ello, la vuelta de políticas fiscales expansivas, las presiones sobre la FED para relajar la política monetaria y las mayores señales de confrontación comercial con China. Si la política monetaria se releja más rápido de lo previsto en 2024-25 ¿tendremos una segunda mitad de la década más parecido a 2015-19 o a 1996-2000?, ¿estará la década interrumpida por otro cisne negro sanitario o geopolítico?

Década de 1920 (los “locos años veinte”). Fue un período de prosperidad tras la 1ra Guerra Mundial y la gripe española. También aquí varias coincidencias. Primero, la década actual procede tras una guerra (comercial) y un evento sanitario (pandemia).

Segundo, al igual que en la presente década, Estados Unidos salió fortalecido de la crisis, en aquel entonces superando el liderazgo británico.

Tercero, el boom de los cambios tecnológicos: ¿será el impacto de la IA similar al que tuvo la invención del teléfono, la radio, el auto o los electrodomésticos en aquella época o el internet en los 90?

Cuarto, la fortaleza del crédito y del consumo. ¿Habrá un boom de consumo de servicios similar al boom del consumo de bienes de aquel entonces vía menor ahorro y creciente endeudamiento de hogares?

Quinto, la formación de burbujas especulativas. ¿Tendremos un auge en la bolsa como en aquella década o en 1995-99 y posterior crack financiero como en 1929 o 2001?

Sexto, si Trump vuelve al poder ¿volverán los impulsos proteccionistas y nacionalistas como hace un lustro y también un siglo caracterizados por cierta desglobalización?

En definitiva, los tres períodos tienen puntos de coincidencia con el actual y entre sí. Y hablando de Estados Unidos, las visiones optimistas generalmente terminan triunfando sobre las pesimistas. Así lo ha demostrado a lo largo de su historia moderna.

- Ignacio Umpiérrez es economista, integrante del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED)

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premium

Te puede interesar