La economía de Uruguay, entre la ralentización de Brasil y la recuperación de Argentina

Los desafíos globales y regionales son claramente manejables para Uruguay, teniendo en cuenta la solidez institucional y la fuerte convicción en mantener la calidad de los fundamentos macroeconómicos adquirida por la sociedad.

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Uruguay enfrenta un contexto regional mixto en 2025, donde las economías de dos de sus principales socios comerciales, Brasil y Argentina, presentan dinámicas divergentes. Mientras que en Brasil la actividad avanza hacia una desaceleración con políticas económicas restrictivas, Argentina muestra claros signos de recuperación, aunque con riesgos latentes. Este panorama genera oportunidades y desafíos para la economía uruguaya, que deberá navegar con cautela en un entorno de cambios estructurales, volatilidad financiera y tensiones comerciales globales.

Brasil: menor crecimiento y endurecimiento monetario[1]

Brasil, la mayor economía de Sudamérica y socio comercial clave de Uruguay, enfrenta un 2025 de menor crecimiento tras varios años de expansión sostenida. El Producto Interno Bruto, que creció en torno al 3% en los dos años anteriores, se desacelerará al 1,6% este año y al 1,8% en 2026, condicionado por un contexto global menos favorable y el endurecimiento de las condiciones monetarias.

El Banco Central de Brasil ha adoptado una postura restrictiva para contener la inflación, elevando la tasa Selic hasta 15% en el primer semestre de 2025. Si bien estos niveles de la tasa doméstica favorecerán la apreciación de la moneda local, al final del día prevalecerán la fortaleza global del dólar y las preocupaciones fiscales que debilitaran al Real dejando la paridad Real (BRL)/US$ en 5,8 al cierre de este año y manteniéndose en el próximo. A pesar de los altos niveles de la Selic, la inflación sigue siendo una preocupación, que alcanzará este año 5% y luego moderará el crecimiento hasta ubicarse en 4% a fin de 2026.

El gobierno brasileño ha demostrado cierto pragmatismo en su política fiscal, cumpliendo las reglas fiscales. Sin embargo, los ajustes implementados no serán suficientes para contener el crecimiento de la deuda pública, que sigue en aumento y representa un factor de riesgo de cara a las elecciones generales de 2026.

Para Uruguay, la desaceleración de Brasil podría afectar el comercio bilateral, especialmente si la depreciación del Real reduce abruptamente la competitividad de los productos uruguayos en el mercado vecino, que en 2024 importó US$ 2.042 millones desde Uruguay (20% del total de exportaciones uruguayas) siendo la industria manufacturera y el sector agropecuario de los más perjudicados. Sin embargo, la estabilidad macroeconómica de Brasil y la resiliencia de su mercado laboral ofrecen una base de previsibilidad en el corto plazo, minimizando riesgos de crisis abruptas.

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Argentina: recuperación con desafíos estructurales[2]

Argentina atraviesa un proceso de recuperación económica tras el ajuste macroeconómico de 2024. El crecimiento proyectado para 2025 es de 5,5%, impulsado por la recuperación del consumo y la inversión privada, y 4,0% para 2026. El gobierno de Javier Milei ha logrado alcanzar el equilibrio fiscal en 2024 y esperamos que lo repita este año con el desafío de menores impuestos, compensados por mayor actividad económica, y menor espacio de maniobra para recortes del gasto.

La inflación sigue siendo elevada, aunque en descenso. Luego de alcanzar 117,8% en 2024, esperamos que cierre el año en torno al 30%, gracias a una estricta política monetaria y a un tipo de cambio administrado mediante un crawling peg del 1% mensual, que se mantendrá, al menos, hasta octubre, cuando se llevarán a cabo las elecciones legislativas. Luego, el gobierno avanzará en la unificación cambiaria, que dejará el par ARS/US$ en 1.400 en diciembre de 2025.

En el sector externo, la Cuenta Corriente argentina registrará un déficit del 1,4% del PIB, impulsado por el crecimiento de las importaciones debido a la reactivación económica, la eliminación del impuesto PAIS y la fortaleza del peso argentino (ARS) apreciado respecto del dólar. Sin embargo, estas mayores importaciones serán parcialmente compensadas por el superávit energético, que aportará cerca de US$ 10.000 millones a la balanza comercial y evitará que el desequilibrio en las cuentas externas sea mayor.

Desde el punto de vista político, Milei sigue contando con un alto nivel de aprobación, lo que le ha permitido sostener sus reformas económicas sin sobresaltos sociales ni en los mercados. Sin embargo, el riesgo de un debilitamiento del apoyo social podría poner en jaque la continuidad del ajuste fiscal y monetario, especialmente en un año electoral clave.

Para Uruguay, la recuperación argentina es una señal positiva para el comercio y el turismo. Con el consumo interno en alza y la eliminación progresiva de restricciones cambiarias, se espera un mayor flujo de turistas argentinos y una mayor demanda de bienes uruguayos. En 2024, las exportaciones de bienes a Argentina alcanzaron US$ 554 millones (5,4% del total exportado por Uruguay), mientras que el ingreso de turistas argentinos llegó a poco más de 1,7 millones, determinando el ingreso de divisas por US$ 923,2 millones, poco más de la mitad del total de ingresos por turismo en el pasado año.

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Cuáles son las oportunidades y los riesgos para Uruguay en este contexto regional

La economía uruguaya muestra mejores fundamentos que la de sus vecinos. Si bien la inflación ha repuntado y esperamos que este año alcance a 5,8% (casi el techo del rango meta pero sin excederlo), la dinámica parece controlada por parte del BCU mediante una comprometida política monetaria. Por su parte, la actividad económica se expandirá 2,6%, dando cuenta de la terminación de las obras de UPM2 y el Ferrocarril Central. En el sector externo, el peso uruguayo (UYU) no escapará de la fortaleza global del US$ y terminará alrededor de UYU/US$ 46, pero el comercio se verá poco afectado por una posible suba de tarifas unilateral de USA, que representa aproximadamente 9,4% del total de las exportaciones uruguayas.

Sin embargo el contexto regional es de contrastes. Mientras Brasil aporta estabilidad, aunque con un crecimiento más débil, Argentina ofrece un repunte económico más fuerte pero desde niveles muy bajos de actividad y desequilibrios macroeconómicos aún en corrección. Para la economía uruguaya, esto implica desafíos en términos de competitividad y comercio exterior. Las dinámicas de competitividad por tipos de cambio en términos reales, también son divergentes: mientras que con Brasil la situación marcaría un pérdida, al comparar con Argentina, la relación es diametralmente opuesta debido a la fortaleza del ARS por la particular configuración cambiaria de devaluación administrada al 1% mensual adoptada por el gobierno argentino como herramienta para reforzar el proceso de desinflación en curso.

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Al observar por comercio de bienes y destino, las ventas a Brasil podrían verse moderadas por la debilidad del real mientras que las compras desde Argentina tienen mucho espacio para crecer en vista de su recuperación, la fortaleza del ARS y el nivel mínimo de intercambio comercial luego del deterioro de varios años. En el Turismo la situación es diferente, porque si bien el ingreso de argentinos se mantuvo en buenos niveles, la recuperación del consumo en Argentina favorecerá la llegada de turistas, porque siguen ponderando de manera excelente a Uruguay como destino de vacaciones, impulsando sectores como la hotelería, la gastronomía y el comercio. En este sentido, hay espacio para el crecimiento a través de la atracción del turismo brasileño que ha dado señales de expansión.

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En conclusión, los desafíos globales y regionales son claramente manejables para Uruguay, teniendo en cuenta la solidez institucional y la fuerte convicción en mantener la calidad de los fundamentos macroeconómicos adquirida por la sociedad. Compromiso que, sin dudas, será continuado por las nuevas autoridades. Somos optimistas en que este nuevo ciclo político genere los consensos necesarios para avanzar en las reformas requeridas para abordar un tema repetido en varias ocasiones en este artículo: mejorar la competitividad uruguaya evitando afectar el tipo de cambio, porque es una receta que ha demostrado ser un placebo para el desarrollo del sector externo a largo plazo.

[1] https://www.bbvaresearch.com/publicaciones/situacion-brasil-1t25/
[2] https://www.bbvaresearch.com/publicaciones/situacion-argentina-marzo-2025/

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