La guerra de los aranceles abre la oportunidad de acelerar el acuerdo Mercosur-UE: para Europa, "es el momento de buscar socios fiables"

"Hay una toma de conciencia de que éste es el momento" en los países que componen el bloque; la meta es el segundo semestre del año, con presidencias de Brasil y Dinamarca en ambos bloques, afirma Vanessa Mock, Jefa de la sección económica y comercial de la UE para Uruguay y Paraguay.

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Vanessa Mock
Vanessa Mock, jefa de la sección economía y comercio de la UE para Uruguay.
Leonardo Mainé, El País

Para Vanessa Mock, Jefa de la sección económica y comercial de laUnión Europea para Uruguay, la crisis desatada a partir de los aranceles establecidos por Donald Trump, es un aliciente para que Europa acelere los procesos de acuerdo con “socios fiables”, entre los que puso en primera fila al Mercosur. “Hay una toma de conciencia (entre los países de la UE), es más importante que antes juntarnos con Mercosur”, afirmó la funcionaria europea. Mock detalló cómo se vienen cumpliendo las etapas del proceso de integración y expresó que “la meta es firmar el acuerdo en la presidencia pro témpore de Brasil en Mercosur y Dinamarca en la UE”, esto es, en el segundo semestre de este año. La especialista dependiente de la Dirección General de Comercio y Seguridad Económica de la UE, analizó además las negociaciones de su bloque con Estados Unidos y la estimación de daños en el viejo continente por los aranceles anunciados. A continuación, un resumen de la entrevista.

—¿Se puede hablar de integración, de multilateralismo, en medio de esta crisis?

—Decididamente, sí. En una tempestad, hay que buscar sitios seguros donde refugiarse. Y para Europa es, precisamente, el momento de buscar socios fiables. Socios conocidos, con valores compartidos, que creen en el multilateralismo, con reglas claras y preestablecidas. Esas cosas cuentan ahora más que en cualquier otro momento.
De hecho, la Unión Europea está observando ahora cómo hacer más amplia su red de acuerdos de comercio. Tenemos 44 en el mundo, es la red comercial más grande del mundo, y hoy se trabaja en cómo fortalecer nuevos lazos. Claramente, finalizar el trabajo para una cuerdo con el Mercosur es claramente una meta a corto plazo para Europa.

—O sea, en este contexto, ¿considera que se aceleran esas posibilidades?

— Hace unos días, la presidenta Ursula Von der Leyen hizo mención a cerrar este acuerdo, en medio de una conferencia sobre las consecuencias de las medidas aplicadas por Estados Unidos. Es un tema central en la agenda.
Creo que en Europa hay una toma de conciencia; los acontecimientos actuales nos advierten que es más importante que antes juntarnos. Europa necesita diversificar su economía, sus cadenas de suministros y asegurarse flujos de comercio estables con otras partes del mundo. La invasión rusa a Ucrania y los problemas energéticos que vivimos nos mostraron los problemas que se generan con una dependencia de socios no confiables. Los aranceles de Estados Unidos ahora también En Bruselas se entiende que es momento de avanzar. Es por eso que hay una suerte de “aceleración interna” en algunos procedimientos relacionados al acuerdo con el Mercosur.

—¿Ya se inició la revisión jurídica del acuerdo de diciembre pasado?

—Estamos en eso ahora, luego la traducción del acuerdo en los idiomas oficiales, la Comisión Europea después tiene que presentar el acuerdo de manera oficial al Consejo, es decir, a los países miembros, y luego está toda la preparación para firmar el acuerdo. Hay cuestiones que no se pueden acelerar demasiado, pero todo aquello que pueda hacerse más rápido, bienvenido. Tenemos ahora una ventana de oportunidad, no se puede desaprovechar.

—Aquellos países que notoriamente han estado más reacios a un acuerdo con el Mercosur, ¿pueden modificar su postura ante las actuales circunstancias?

—Un acuerdo político de este tamaño, que es lo más grande que jamás hemos tenido, siempre va a suscitar inquietudes, dudas, miedos. Sobre todo, en determinadas comunidades y países. A veces esto tiene que ver más con problemas derivados de la globalización, que con el propio acuerdo. Por eso lo que estamos haciendo intensamente ahora es tener diálogos con estos países, explicarles el acuerdo, las oportunidades que hay para ambas partes. Y sí, la coyuntura nos da más elementos para fundamentar a favor de socios como el Mercosur.

—¿Necesariamente el acuerdo deberá pasar por los parlamentos nacionales? Entiendo que esa es una definición que debe tomar la Comisión Europea…

—Precisamente, depende de la forma que vaya a dársele al acuerdo. Esta decisión todavía no ha sido tomada. La Comisión tiene que decidir la forma jurídica que va a tener. Si es el modelo que asumimos con Chile, donde la parte comercial se aplicó más rápidamente que el resto del acuerdo, o si se presenta el acuerdo en su conjunto, y eso implica procedimientos de ratificación distintos. Eso no está definido, se buscará el camino que nos permita tener más Estados miembro a bordo de ese barco.

—¿Qué tiempos concretos están manejando en las actuales etapas?

—La revisión jurídica ya casi está terminada. Y luego vienen las traducciones. No queremos perder tiempo, sería una meta, digamos en junio-julio presentar el acuerdo final a los estados miembros. Y la meta política de ambos lados, por parte del Mercosur y de la Unión Europea, sería firmar el acuerdo durante la presidencia pro témpore de Brasil en el Mercosur y durante la presidencia de Dinamarca de la Unión Europea, o sea, en el segundo semestre de este año.

—Desde la perspectiva de Europa, ¿qué diferencias hay de este acuerdo de 2024 al que se había alcanzado en 2019?

—Hay diferencia. Se ha renovado, incorporando elementos que no habían sido tenidos en cuenta. De hecho es un acuerdo muy moderno, por ejemplo, por el lado del desarrollo sostenible. Así que tenemos muchos argumentos más ahora que antes para decir que es un acuerdo equilibrado con muchas oportunidades para ambos lados.
Además, el acuerdo comercial es la base que abrirá otras puertas, como las de la cooperación e inversión. Pensemos en sectores críticos para el futuro, energías renovables, transición digital. El acuerdo genera enlaces políticos más estrechos para seguir construyendo.

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Vanessa Mock
Leonardo Mainé, El País

—¿Qué opciones le presenta a Europa la guerra comercial instaurada por Donald Trump?

—La Unión Europea ha tenido desafíos importantes últimamente: empezando por la pandemia, que nos afectó a todos, y luego con la invasión ilegal de Rusia a Ucrania, con un enorme shock sobre el sector energético, por ejemplo.
Y es verdad que en momentos críticos a veces afloran distintas posturas, pero también es cierto que en momentos de desafío la Unión Europea se junta. Y en todas las cosas que han sucedido en los últimos años hemos logrado actuar de manera unida. Lo vemos de nuevo ahora con los aranceles de Estados Unidos. Tenemos una postura muy unida de respaldo a la Comisión Europea y el diálogo que estamos intentando tener con los Estados Unidos.
La Unión Europea sigue siendo un poder comercial muy importante. Somos una región con 450 millones de personas, productora de bienes que se exportan hacia todo el mundo, con un ingreso medio de la población que en términos relativos es alto. El momento crea incertidumbre, los gobiernos están preocupados, las empresas dudan a la hora de hacer inversiones, todo es muy imprevisible.
La meta de la Unión Europea ahora es intentar poner orden dentro de este caos; es decir, tener una estrategia. Con varios caminos. Por un lado, se aprobó un primer paquete de aranceles, de aplicación gradual para importaciones de origen estadounidense, en tres fases, de 10%, 15% y 25%. Ante la decisión de Trump de hacer una tregua por 90 días en la aplicación de nuevos aranceles, la UE adoptó una medida similar. Por otra parte, apostamos al diálogo para buscar una salida negociada a esta coyuntura. Pero también, la oportunidad de pensar en un acuerdo de cero aranceles para ambos lados. Es un tema que se conversó con la administración anterior de EE.UU. y esperamos retomar. Esos 90 días de negociaciones que se abren ahora son ahora nuestra prioridad.

—Más allá de la pausa de la semana pasada, EE.UU. mantiene un arancel de 10% para Europa y también el 25% para el acero, aluminio y automóviles. ¿Han estimado los daños de esta política?

—Hay estimaciones de los efectos directos, aunque es muy incierto todo. Alrededor del 70% de las exportaciones de la Unión Europea hacia los Estados Unidos serían afectados por aumentos de aranceles. Esto se traduce en exportaciones que valen más o menos 380 mil millones de euros. Para las empresas, eso significa que las medidas del presidente Trump, podrían generar unos 80 mil millones de euros adicionales en aranceles sobre las exportaciones hacia aquel destino. Es un golpe fuerte para nosotros.
De manera indirecta hay otros efectos que es difícil cuantificar. Automóviles que se producen en Europa, tienen partes cuyos orígenes son muy diversos. Así como autos estadounidenses que tienen componentes europeos. No están sencillo encasillar unos y otros.
China es un mercado muy importante también para la Unión Europea y hay que ver los efectos allí. Todo es prematuro.

—Las intenciones de Trump de relocalizar empresas, ¿son una amenaza para las compañías instaladas en Europa?

—Podría serlo en algún caso puntual. Pero hay muchas empresas europeas que ya tienen operaciones en los Estados Unidos y en otras partes del mundo. Además, en Europa hay empresas de mucho arraigo, de mucha tradición, que reciben muchos beneficios, que son fuertes en investigación, desarrollo e innovación. No parece tan sencillo eso para el caso de Europa.

—En términos de nivel de actividad, posiblemente las economías europeas deban ajustar a la baja sus previsiones…

—Es claro que esta situación tendrá su impacto en la economía y podemos pensar en una desaceleración. Ahora estamos en pleno “ojo de la tormenta”; hay que ver cómo se sigue desarrollando la situación y qué otras medidas tomamos. Ante momentos de alto riesgo económico, en el pasado, Europa ha sabido tomar medidas rápidas para ayudar a la economía y apoyar a los sectores más implicados. Estoy segura de que esto se hará de nuevo esta vez.

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