OPINIÓN
Ni en la salida de la convertibilidad que se llevó a cabo sin un plan económico consistente detrás para dar credibilidad, se alcanzaron tasas de inflación anuales parecidas a las de abril pasado.
El aumento del 6% del IPC en abril muestra que el gobierno argentino ya entró en un problema inflacionario, del cual difícilmente pueda salir en lo que le resta del mandato. Si bien la inflación fue 0,7 puntos porcentuales menor a la de marzo, normalmente todos los terceros meses de cada año son estacionalmente complicados, mientras que los meses de abril son más tranquilos, con bajas notables de la inflación respecto a marzo.
No ocurrió lo mismo este año, al punto que la inflación anual terminó con un aumento del 57,8%, siendo la más alta en los últimos 20 años desde que se abandonó la convertibilidad en enero de 2002, e incluso la más alta en los últimos 30 años. Hay que remontarse hasta enero de 1992 para encontrar una inflación anual superior a la anualizada de abril de este año.Como veremos luego, argumentar que la culpa es de los que “remarcan indiscriminadamente” o de la guerra o de multicausas, ya no tiene sentido. Empezando por el final, es bueno recordar que, luego de un par de meses de no emitir para financiar al tesoro, el gobierno volvió a emitir moneda en abril y en los primeros 9 días de mayo.
Comparando con otros países de la región, en particular nuestros vecinos, todos tienen problemas con la inflación, pero no tan graves como nosotros.
Observando la evolución mensual de la tasa de inflación anual desde enero de 2002 hasta abril 2022 se verifica, en primer lugar, que los picos máximos que va alcanzando la inflación anual desde enero de 2002 a abril de este año son cada vez más altos.
El último pico máximo que se había dado fue en mayo de 2019, con un 57% interanual. En otras palabras, ni en la brutal salida de la convertibilidad que se llevó a cabo sin un plan económico consistente detrás para dar credibilidad, se alcanzaron tasas de inflación anuales ni por casualidad parecidas a las de abril de este año. El punto máximo se alcanzó en diciembre de 2002: fue una tasa anual de inflación del 28,9%.
El segundo dato a considerar es que los períodos que hay entre pico y pico son cada vez más cortos y, por supuesto, los picos cada vez más altos. Esto está mostrando una aceleración de la inflación por fuga de la moneda; la gente no quiere tener pesos en el bolsillo.
Dos datos más a tener en cuenta: en primer lugar, hasta el 9 de mayo, es decir casi en los primeros 4 meses del año, se emitieron para financiar al tesoro $ 288.500 millones, que equivalen al 0,5% del PIB. El acuerdo con el FMI es que, en todo 2022, el BCRA podrá emitir para financiar al tesoro 1% del PIB. Faltando 8 meses para terminar el año y con la fiesta populista que ya anunciaron y el desborde fiscal de abril, se hace difícil que puedan cumplir con la meta acordada con el FMI en materia de emisión para financiar al tesoro.
El otro dato es la meta de inflación. Lo acordado con el FMI es que la inflación estará en el rango del 38/48% este año. La inflación acumulada hasta ahora es del 23,1% en el primer cuatrimestre, con lo cual en los 8 meses restantes —tomando el techo del 48%—, habría que tener una inflación del 24,9%; por lo tanto, la tasa promedio de inflación de aquí a fin de año debería ser del 2,8% mensual, aproximadamente la mitad de la que vienen teniendo. Insisto, sin interés por la disciplina fiscal y sus políticas populistas más la expansión monetaria para poder financiar ese populismo, agregando el ajuste de las tarifas de los servicios públicos y del tipo de cambio real, luce muy poco probable que se logre la meta máxima de inflación acordada con el FMI.
Tomando lo que va del período de gobierno de Alberto Fernández, la inflación acumulada es del 162,4%, el rubro que más aumentó en ese período fue Prendas de Vestir y Calzado, con un incremento del 247,9%, luego Restaurantes y Hoteles con el 190,5% y recién en tercer lugar Alimentos y Bebidas con el 182%. El atraso de las tarifas de los servicios públicos se observa en que los dos rubros que menos subieron fueron Comunicaciones y Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles.
Dos observaciones finales. La primera tiene que ver con la inflación de Argentina comparada con nuestros vecinos. En abril el IPC subió aquí 3,4 veces más que en Brasil que tuvo un aumento del IPC del 1,73%. La inflación en Brasil es menos de una tercera parte de la que tenemos nosotros. Ni hablar si nos comparamos con Uruguay.
Este dato permite advertir como se cae el relato de las remarcación indiscriminada de precios de las que habla el gobierno. Resulta muy difícil sostener que todos los remarcadores compulsivos de precios estén en Argentina y no haya ninguno en los países vecinos.
La otra observación es el de la evolución del rubro alimentos y bebidas en Argentina y en nuestros vecinos. En Argentina subieron casi 3 veces más que en Brasil y Chile y ni hablar si nos comparamos con nuestros hermanos uruguayos que tienen la misma alimentación que nosotros. En Uruguay, en abril, Alimentos y Bebidas bajó el 0,2% respecto a marzo. En Uruguay la baja del rubro Alimentos y Bebidas se explica por la baja en carne, en legumbres, hortalizas y en frutas.
En definitiva, si bien nuestros vecinos tienen, como en la mayoría de los países del mundo, una aceleración de la tasa de inflación, en nuestro caso la aceleración es mucho mayor y estamos en niveles de riesgo. Nuestros vecinos están viajando a 20 kms. por hora y pasaron a 30 kms. pero sin riesgo de vida, en cambio nosotros estamos con un conductor con exceso de alcohol en la sangre y pasando de 100 kms. por hora a 180 kms. por hora.
Esa sería una forma de graficar nuestro problema inflacionario en comparación con nuestros vecinos.