La usura y el Banco Central

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Foto: El País
Fachada Banco Central del Uruguay, nd 20080929, foto Carreño, Archivo El Pais
Archivo El País

OPINIÓN

Es momento de avisarle a las autoridades bancocentralistas de que se terminó la siesta.

El inefable Saul Feldman, según testimonios presentados en la Justicia ante el fiscal Jorge Díaz, tenía “hijos y entenados” (1). Con un arsenal de 900 armas, intimidaba al más osado. La discrecionalidad y el abuso de poder es una combinación explosiva.

Cabildo Abierto se ha animado a plantear una nueva controversia en el mercado de crédito y las regulaciones banco-centralistas. Por convicción, por estrategia, o ambas, se plantea terminar, lo que se entiende, es la expoliación por parte del sistema financiero de la población más necesitada de crédito (2).

El BCU, mientras tanto y todavía bajo el impacto de la pandemia y la invasión a Ucrania, se jactaba de intensificar su línea de alta restricción monetaria, siguiendo con su escalada de aumentos de tasa de referencia hasta el 10%, para acentuar “la fase contractiva del ciclo”.

Más allá de todo ello y muy a pesar de las críticas recibidas en las últimas semanas, se aprestaban a seguir anunciando más de lo mismo. Veremos como termina, ya que la paciencia colectiva tiene sus límites.

Datos que escandalizan

Grosso modo, un millón de uruguayos se encuentran en el “clearing” y se acentúa una tendencia preocupante, ya que se concentra en los sectores con más carencias. Menores ingresos, mayor concentración de deudas (3). Esto se traduce en aumento de spreads y tasas impagables, así como en menores opciones de salida, riego de cese de pagos y quiebras.

Las acciones del BCU requerirían una revisión externa, liderada por el sistema político, para cerrarlo (solución absurda sugerida por ciertos dogmáticos libertarios), para darle mayor independencia (inconveniente, dado los antecedentes en las crisis previas) o la que sería, entendemos, la solución más lógica, para mejorar sus prácticas, regulaciones y renovar equipos, así como generar contrapesos legales y controles externos efectivos por parte del sistema político para que cumplan con los objetivos que nuestros representantes le asignan, pero con un control efectivo profesional y a posteriori, que hoy no existe (4).

Mientras que unos cuidan legítimamente “su trasero”, otros advierten la urgencia por revisar las condiciones de competencia, las regulaciones a las tasas de interés, los spreads bancarios y las condiciones de contratos de adhesión, en un sistema financiero que genera desequilibrios en el poder de fuego y capacidad de negociación de las partes.

El sistema defiende desde el 2002 su fortaleza a cualquier precio, otros, se someten a lo que les queda y a las exigencias de reglas de juego que no están diseñadas para considerar su estado de limitación, pobreza o exclusión, evitando que vivan una existencia más miserable a las que los lleva, sin duda, la situación de quiebra y cesación de pagos (5) (6) (7).

¿Cambios para quién?

Una vez superada la crisis 2002, los cambios en el sistema financiero uruguayo han sido marginales. A comienzos del 2021 (8), los privados representaban (por depósitos) poco más del 50%, y, la banca pública, el resto. Según el volumen de negocios, el sector privado alcanzaba el 60% mientras el BROU superaba el 40%.

Los depósitos a la vista superaban el 80% y menos del 80% eran en moneda extranjera. Más del 60% de los créditos eran de empresas y el 40% de las familias, de los que la mitad eran consumo y el resto vivienda. Más del 95% del crédito a familias era en pesos, mientras que el de las empresas eran en un 80% en moneda extranjera.

Un reporte de Uruguay XXI sobre el sistema financiero señalaba el magro descalce de monedas, como arista positiva, entre los tomadores de crédito, mostrándolos menos vulnerables al movimiento de capitales. Sin embargo, este tiene un impacto lejano en los usuarios y su control está en la órbita del BCU, que, sí puede morigerar los efectos negativos para la población. Sin embargo, lo que sí impacta es el crédito y las tasas en moneda nacional, los altos spreads y las tasas negativas de interés que reciben por sus ahorros.

A partir de la Ley de Usura no cambió la realidad para los usuarios, por regulación ineficaz, mercados disfrazados como competitivos, inequidades inocultables, asimetrías y una transparencia que solo vale entre las instituciones financieras (9).

Tomando las tres principales tarjetas de créditos vinculadas a cuentas a la vista, pesos/dólares, por ejemplo, con saldos para cubrir de 10 a 100 veces toda la deuda, la tasa de interés igual llega al 80%, más mora y recargos, y los saldos disponibles en caja de ahorro pagan “0” de interés, lo que en términos reales pagan por tus fondos una tasa negativa del -9% aproximadamente.

El mundo de las tasas

La Ley de usura permitió cobrar interés hasta 50% de la media (era 40%). La situación empeoró en los gobiernos del FA y pasó a calcularse con las tasas de las financieras, subiendo al 85 %, que con más multas y recargos llegó al 150 % (10). Esteban Valenti sostuvo que la situación es peor de lo que se observa, ya que, al no poder acceder a créditos por medios usuales, las personas terminan en el mercado negro, cuyos códigos implican derivaciones penales.

Algunos colegas visualizan que el spread bancario es una de las variables claves en el negocio de las finanzas y condiciona el desarrollo de las economías, afectando la asignación de recursos entre distintos sectores. De acuerdo a esos estudios, en Latinoamérica el spread llega a duplicar al de los países de altos ingresos (11).

A pesar que las economías en la región tuvieron un desempeño superior al de esos países, los spreads no cayeron, y en Uruguay y Brasil aumentaron. Eso se explica por no asociados a mercados más o menos competitivos, sino por la existencia de distorsiones y asimetrías como concentración bancaria, colusión, etc.

Para arrojar luz sobre los factores que operan en estos mercados, en las últimas semanas han aparecido algunos actores que van en la línea de analizar alternativas de proyectos para mejorar las regulaciones existentes, revisando los factores y fundamentos que determinan las variables claves en el mercado de crédito y de dinero. Es momento de avisar al Banco Central que se terminó la siesta.

1) Por ahora sin resultados concretos.
2) Hace algunas semanas el senador Manini hizo un reclamo al Presidente del BCU y el Senado pidió al jerarca qué, de no tratarse el proyecto de ley, se buscarán medidas sustitutivas.
3) Ver presentación en el Parlamento de datos de morosidad en base a datos de Clearing de Informes (may/22). Los datos presentados en la Comisión de Hacienda de Diputados detallan que el 35% (980.000) presentan un récord negativo de créditos.
4) En los hechos y en nuestra tradición es la única institución del Estado que no está sujeta a auditoría o control y no tiene de facto un contrapeso legal y de gestión.
5) Ver V.Vigil Situación de los deudores e incobrables, 19/may722.
6) Están registrados en los diversos sistemas de Morosidad, la tercera parte de los casi 3: millones que han solicitado créditos o tienen deuda pendiente (2,8 mill.).
7) Ver entrevista a F.Carballo (FA) en Diario El País que coincidió con los proyectos para regular la usura (Cabildo, etc.).
8) Ver informe de UyXXI, El Sistema Financiero en Uruguay, nov/2020.
9) Sin contar con las operaciones que con información privilegiada algunos actores y jerarcas en la Crisis de 2002 beneficiaron a sus entornos, familias y empresas. Obviamente la confidencialidad en estos casos resguarda a los malhechores, además que los propios códigos comerciales de rigor en nuestra sociedad, hacen su parte.
10) El senador Manini ha sostenido que son las financieras las que fijan el promedio, porque de hecho así parece ser sin ningún control de nadie. Eso hizo que hoy en día los uruguayos pidan prestado 5000 millones de dólares todos los años, solo para consumo de las familias y que increíblemente paguen esa misma cantidad en impuestos. Dice es hora de solucionar esta situación y llevar justicia a una relación tan asimétrica.
11) Ver análisis de P.Wahren y L.Converti en base a datos del Bco. Mundial, FMI, CEPAL

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