OPINIÓN
En todos los gobiernos hay lideres positivos y también, imprudentes, con menos capacidades de empatizar con los problemas ajenos, algunos de alta vulnerabilidad.
En todos los gobiernos hay lideres positivos y también, imprudentes, con menos capacidades de empatizar con los problemas ajenos, algunos de alta vulnerabilidad. Ciertamente variopinto, asesores, técnicos, gestores y actores menos calificados, entre ellos, algunos que entienden más de lealtades y comprometidos con la defensa de ciertas cuotas de poder (1). Esto obliga a cierta capacidad de los líderes de la coalición, y, del propio presidente, de ir estableciendo los contrapesos necesarios, sopesando prioridades en cada circunstancia.
Contrapesos y desenredos
Independientemente de lo sesudos que sean los consejos de los especialistas en distintas áreas, Educación, Economía, Salud, Infraestructura, se observa en el presidente un involucramiento en la mayoría de las decisiones de relevancia, coordinando con los principales referentes (2). Le toca al presidente mantener ese equilibrio, partiendo de la información de sus ministros y asesores y de una impronta particular, valorar contexto e impacto a cada paso, estableciendo prioridades, urgencia y oportunidad (3).
El caso del aumento de los combustibles: un éxito parcial, expresando la decisión de aumentar las tarifas mientras existiera margen, a pesar de presiones de Ancap, del MIEM y de distintos analistas. Finalmente se accede a un aumento parcial, para mitigar la brecha generada por el aumento global del petróleo.
El presidente marca agenda, negocia y elige los actores, acierta y también erra, pero ha mantenido ponderación tomando decisiones rápidas, cuando las decisiones o los jerarcas no estaban a la altura de las expectativas.
Esto no va a modificar lo que realmente debería encararse a medio plazo para mejorar la estructura de costos de acuerdo con la necesidad de los sectores productivos en mercados competitivos, ya que esto se asocia con la valoración de los negocios, la gestión y la estructura del mercado.
Aumentos cuidados.
Al contrario de los restantes contenidos de la LUC, el capítulo del ajuste de combustibles resultó un enredo, no logrando traducir la voluntad de cambio. He aquí un resumen:
1. La Ursea deberían poner foco en desafíos más importantes. Este mecanismo es un resguardo fiscal, que no beneficia a los usuarios ni al funcionamiento de un mercado más competitivo y no es nada diferente de lo que ha pasado en los últimos años.
2. Las unidades reguladoras como Ursea deben actuar promoviendo las normas que permitan una verdadera competencia. Un ejemplo es lo que hace hoy Ursec promoviendo la portabilidad numérica. Nos hemos acostumbrado a un papel más testimonial de estas unidades, desviando sus objetivos primigenios.
3. La intención del cambio de la gobernanza en las unidades reguladoras, explicitado por integrantes de la Coalición, no tenía por fin cumplir papeles subordinados.
4. La estructura de costos de los combustibles es conocida. El mecanismo incluido en la LUC tampoco va a significar un aporte sustantivo para la transparencia. Los componentes más relevantes de esa estructura son bastante conocidos y han permanecido en el tiempo. Para la opinión pública es bastante claro cuáles son los verdaderos factores distorsivos y que enervan la competitividad de los productos, más bien es hora de actuar.
5. El futuro del precio de los combustibles y las posibles mejoras no tiene que ver con un factor X que es totalmente marginal. Es una irreverencia a la inteligencia de los usuarios darle mayor trascendencia a este factor, frente a todos los problemas que se sabe son de una enorme envergadura y deben ser atendidos (sobredimensión del Ente, negocios subordinados y anexos mal definidos, mala gestión por un marco inadecuado en el medio una cultura corporativa dominante más una carga tributaria desmedida), todos los cuales son independientes del parámetro con que se mida.
6. Se insiste en utilizar las empresas públicas como parte de la política fiscal, un objetivo de política distorsivo e ineficiente, quizás eficaz. Es este un error en el que incurren, sin ruborizarse, muchos colegas (4).
El presidente logró una vez más levantar la mira, evitando enredarse poco con un tema en el que tiene casi nada para ganar y mucho que perder, aunque en los últimos días hicieron que diera un pequeño traspié, con declaraciones que no cumplió a cabalidad. Veremos hacia el futuro si gana el capricho y la monserga del perfeccionismo basado en fundamentos maniqueos o la valoración ponderada del presidente (5). Somos optimistas.
Lo que importa.
Está clara la necesidad de una transformación de segunda generación de la matriz energética para resolver los capítulos pendientes: transporte. Seguimos dependiendo de combustibles fósiles, lo que lleva recurrentemente a un descalce endémico de la programación financiera de Ancap y nos hizo durante 20 años adictos y dependientes de los dramáticos vaivenes del mercado (6).
A nuestro favor cuenta que la tecnología hoy va en auxilio de soluciones más eficientes para mitigar la variabilidad de las fuentes renovables, sin contar con la producción de hidrógeno. Se impone una segunda reforma de la Matriz Energética para casi el 30-40% todavía basado en combustible fósil.
Si los precios reflejaran solo costos de importación, sin agregados, la competitividad relativa para familias y empresas sería otra y obviamente habría mayor capacidad para tolerar variaciones en un mercado muy volátil, pero no se va a corregir a través del factor X.
Un asesoramiento parcial pone al presidente en bretes innecesarios. Del mismo modo sucedió con el Acuerdo con Katoen Natie, que se saldó con daños colaterales. El presidente no necesita ni estos enredos, ni estos bretes y el mecanismo de ajuste de combustibles referido no le va a aportar más que dolores de cabeza.
En estos días la realidad lo contradijo en pocas horas, anunció que había espalda para no aumentar los combustibles y poco después se confirmó un aumento. La imagen del presidente tiene un valor en sí mismo, por ello, ojalá no se repita.
1) Algunos de estos entornos y compromisos están vinculados con la financiación de las campañas y partidos. Un problema para la calidad de la democracia para el que no se ha encontrado solución y que ha sido planteado por varios politólogos (ie: Dr. Conrado Ramos y de otros autores).
2) Requiere ponderar todos los factores supervinientes, así como los impactos de cada una de las medidas y estrategias definidas, manteniendo los equilibrios y referidos contrapesos ineludibles.
3) Seguramente tomando en consideración la visión de los líderes de la coalición, la opinión pública y también la opinión de opositores, sindicatos, gremiales empresariales, actores sociales y medios de prensa.
4) Una conducta adictiva que fue ganando terreno hacia el final de los gobiernos del Frente Amplio e históricamente adoptadas por gobiernos anteriores, con el aditamento que, alguno de sus protagonistas entonces, parecen resistir a abandonarlas.
5) Ver Diario El Pais, 29/ene/22. Poder Ejecutivo “preocupado” por la aceleración del precio del petróleo y sus derivados a nivel internacional, con una suba superior al 15% en casi medio año. Insignificante si se observan las variaciones de los últimos 20 años.
6) Desde los 90´s y ya antes preocupaban las frondosas e interminables cuentas del funcionamiento de la térmicas que operaban como soporte del sistema.